El estudio es una revisión sistemática que ha analizado el contenido de 163 artículos, publicados entre 1999 y abril de 2019 sobre los efectos del entrenamiento de fuerza en la rigidez de las arterias. La investigación concluye que, el entrenamiento de fuerza se presenta como una modalidad de ejercicio segura para mejorar la salud y la rigidez arterial en los programas de actividad física en la población sana.
Un estudio llevado a cabo dentro de una línea de investigación dirigida por los profesores de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Almería Dr. Manuel A. Rodríguez Pérez Dr. Antonio García, y Manuel Alcaraz, que forma parte de la futura Tesis Doctoral de Pablo García Mateo, en la que se analizarán los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la salud cardiovascular.
Para ello, han llevado a cabo un exhausto análisis de 163 artículos sobre este tema publicados entre 1999 y abril de 2019 en las bases de datos PubMed y SportDiscus.
La rigidez arterial es una medida cuya importancia en la predicción de salud cardiovascular es cada vez mayor. Aunque ya se haya demostrado la eficacia del entrenamiento aeróbico en la prevención y tratamiento de desórdenes cardiovasculares, el efecto del entrenamiento de fuerza sobre la salud cardiovascular es menos conocido. Las investigaciones recientes muestran amplia variedad de resultados, con discrepancias entre ellos
Una vez realizado los análisis y estudios pertinentes la investigación concluye que la evidencia científica disponible sugiere que el entrenamiento de fuerza, de al menos cuatro semanas de duración y dos días por semana de frecuencia, no afecta la salud cardiovascular en términos de rigidez de las arterias. Variables como el tipo de entrenamiento, los grupos musculares implicados, la intensidad, la duración, la frecuencia y otros parámetros analizados no parecen determinar la variación de la rigidez de las arterias. Sin embargo, el entrenamiento de fuerza enfocado en la parte superior del cuerpo y realizado a una intensidad vigorosa puede provocar como adaptación crónica del entrenamiento un aumento en la rigidez arterial. En general, los investigadores concluyen que el entrenamiento de fuerza se puede incluir de manera segura en términos de rigidez arterial a los programas de actividad física orientados a la salud en la población sana.
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