Ingeniería en femenino: cinco científicas andaluzas cuentan qué hace falta para que las chicas quieran ser ingenieras
La Mujer en la Ingeniería cuenta con un día internacional propio en el calendario y se conmemora hoy. Una fecha para reivindicar el papel de las mujeres en un sector tradicionalmente copado por hombres, que en los últimos años está experimentando un ligero cambio con el incremento de chicas que apuestan por su formación en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
La ingeniería es un sector industrial en el que la brecha de género es todavía significativa. De los 750.000 ingenieros e ingenieras que hay en España, según datos recogidos en el último Observatorio de la Ingeniería, el 20% son mujeres.
Es el caso de Ana, Reyes, María José, Juana, Isabel… Cuentan con un perfil muy parecido: jóvenes, ingenieras y hacen ciencia en Andalucía. Comparten otra característica más, imposible de intuir con sólo leer sus nombres, pero sí tras conocer su trayectoria: su decisión de estudiar Ingeniería y ejercerla está contribuyendo a cambiar los estereotipos que se asocian a un sector tradicionalmente masculino.
Ellas son el vivo ejemplo de que no hay trabajos de hombres o mujeres. Con su experiencia, demuestran día a día que las ciencias también son cosa de chicas y que la Ingeniería se escribe, también, en femenino.
Como estas investigadoras, en Andalucía desde hace diez años las chicas se decantan por formarse en carreras relacionadas con la Ingeniería en las universidades andaluzas. Un proceso que aunque lento, se hace cada vez más notable y es ya una realidad en Andalucía.
¿Qué carreras de esta rama de la ciencia son las más demandadas por las chicas? Según datos de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de 2023, los diez estudios de grado con mayor porcentaje de mujeres matriculadas en Andalucía son:
- Ingeniería de la Salud (55,1%).
- Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto (53,7).
- Ingeniería de Recursos Energéticos y Mineros (52,6%).
- Edificación con Administración y Dirección de Empresas (48,8%).
- Ingeniería Química Industrial (47,5%).
- Ingeniería Química (47,4%).
- Ingeniería Agrícola del Producto (46,3%).
- Ingeniería Mecánica con Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto (40,5%).
- Ingeniería Civil con Ingeniería en Tecnologías Mineras (40%).
Y tras formarse como ingenieras, la presencia de mujeres predomina en estos sectores:
- Ingeniería agrícola/agronómica, con un 34%.
- Ingeniería de caminos, con un 24%.
- Ingeniería Industrial, con un 19%.
- Ingeniería Informática, con un 16%.
- Telecomunicación, con un 12%.
- Otras ingenierías, con el 24%.
Hoy, Día de la Mujer en la Ingeniería, queremos dar voz y ponerles cara a algunas de las mujeres ingenieras que investigan y trabajan en Andalucía para mejorar nuestra calidad de vida.
M.ª Reyes Sánchez Herrera: “Una mujer puede ser una buena profesional y una buena tecnóloga sin sacrificar su esencia femenina”
Doctora en Ingeniera Industrial y Diplomada en Empresariales, M.ª Reyes decidió estudiar ingeniería porque se considera una persona muy práctica. “Me interesaba la tecnología y la ingeniería que ofrecía un abanico más amplio de posibilidades profesionales era la ingeniería industrial”, asegura.
Antes de finalizar sus estudios entró como becaria en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial y de ahí pasó a trabajar en la empresa privada. Tras varios años como metalurgista de control de procesos, hace ya 23 años dio un giro voluntariamente a su trayectoria y entró a dar clases en la Universidad de Huelva, como personal docente e investigador en el Área de Ingeniería Eléctrica, donde es profesora desde 2010.
Además de preparar a futuros profesionales, desarrolla proyectos de I+D+i, creando nuevas tecnologías o nuevos procesos con el objetivo de mejorar nuestra vida de una forma sostenible.
Su científica favorita es Hedy Lamarr. “La considero un buen ejemplo de que una mujer puede ser una buena profesional y una buena tecnóloga sin sacrificar su esencia femenina”, apostilla esta investigadora.
En este sentido, Sánchez defiende la igualdad de oportunidades y la igualdad real. “En mi opinión, no puede haber igualdad real si los cargos profesionales a los que dan acceso las titulaciones tecnológicas, que son en general unos de los mejor pagados, siguen en manos de los hombres de forma mayoritaria. Una ingeniera industrial puede desempeñar cualquier puesto en cualquier tipo de industria o de empresa en general, ya sea relacionado con el proceso, con recursos humanos, con el medioambiente o con cualquier otro departamento”.
María José Escalona Cuaresma: “La sociedad necesita la visión femenina en las STEM pues si no, será una visión sesgada”
Esta catedrática de la Universidad de Sevilla siempre tuvo claro que quería dedicarse a algo relacionado con la tecnología y la ciencia. “Desde pequeña mis asignaturas preferidas eran matemáticas, química, física… pero no tenía claro en qué rama. Cuando estaba acabando el último año de instituto, me entrevisté con un profesor de la Universidad que fue el que me dio la orientación a la Ingeniería Informática y me encantó. Tenía todo lo que me gustaba: matemáticas, gestión de proyectos, diseño… así que me lancé aunque aún se trataba de una titulación muy nueva”, confiesa.
Actualmente, enseña a los futuros ingenieros en informática en áreas relacionadas con la ingeniería del software. Al mismo tiempo, como investigadora trabaja en diferentes líneas de investigación: interfaces más accesibles, soluciones que faciliten la vida de las personas, procesos para asegurar la calidad del software, juegos serios, robotización de procesos, etc. Además, también trabaja con empresas en sectores como la aeronáutica, la agricultura o la medicina aportando soluciones de gran valor para la sociedad que usan las tecnologías más novedosas, como soluciones basadas en inteligencia artificial o blockchain (tecnología que permite eliminar intermediarios y almacenar las transacciones de manera segura).
Aunque como ella misma reconoce sea un clásico, su referente científica es Ada Byron, una mujer que rompió barreras en un mundo de hombres. En este sentido, esta científica anima a las chicas que quieran estudiar ingeniería con este mensaje: “Creo que es importante que sigan sus sueños. No hay carreras de niños o de niñas, todas las personas valemos para todo, pero creo que es importante que las chicas no se basen en estereotipos para elegir. Por ejemplo, en el caso de la ingeniería informática el estereotipo es el de un chico asocial y friki. La ingeniería informática tiene muchas opciones, muchas salidas, creo que buscar referentes es lo más importante. Que sueñen a lo grande, la mujer y el hombre están preparados para las carreras de la misma manera. La sociedad necesita la visión femenina en las STEM pues sino, será una visión sesgada”.
Juana María Martínez Heredia “Las mujeres en ingeniería y STEM pueden aportar mucho, ayudando a las personas, mejorando tecnologías, reduciendo problemas ambientales…”
A Juana, desde bien pequeña, le interesaba desentrañar los misterios de las máquinas e inventos ideados por el ser humano, así como tener la posibilidad de participar en otros. Y sus ansias por aprender y ver la ingeniería como un reto la condujeron a ser quien es hoy: doctora en Ingeniería de Telecomunicación.
En su día a día, como docente en la misma escuela donde estudió, e investigadora Juana no tiene tiempo de aburrirse. “La docencia en ingeniería es una fuente personal de satisfacción. Los alumnos llegan muy preparados y motivados y es muy reconfortante que se interesen por lo que explicas. Por otro lado, la investigación en ingeniería es un auténtico desafío. Me permite afrontar nuevos retos, estudiar tecnologías nuevas y tratar de aplicarlas solas o en combinación con otras más maduras, para que sean de utilidad a la sociedad, para resolver problemas, para hacer más fácil la vida de las personas».
Para esta ingeniera, Marie Curie es su referente. “Es una científica fabulosa. También me fascinan otro tipo de mujeres, por ejemplo, una tan polifacética como Hedy Lamarr. Y no yéndome tan atrás en el tiempo, puedo mencionar ingenieras sobresalientes, aunque no sean muy conocidas. Por ejemplo, la ingeniera de Telecomunicación María Jesús Prieto-Laffargue. Fue a una jornada en la que me dejó absolutamente impresionada conocer su larga y exitosa carrera profesional, el desparpajo con que contaba su experiencia vital, en un entorno profesional con mayoría de hombres, y cómo había sido capaz de contribuir al avance de las telecomunicaciones sin dejar de lado ser madre y sin perder el buen humor.
Si tuviera que animar a las chicas a estudiar ingeniería, Juana les diría que si les gusta hacer preguntas, explorar cómo funcionan las cosas y resolver problemas, una carrera en STEM es perfecta para ellas. “La curiosidad y el deseo de aprender son las bases de la ciencia y la tecnología. Además, este tipo de estudios son emocionantes y, también, pueden ser muy divertidos. Una mujer puede trabajar en cualquier cosa en la que esté interesada y, además, ser buena en ello, así que no tengan miedo, no están solas, que ya unas pocas abrieron camino para las que trabajamos actualmente en estos campos y, ahora, ya estamos bastantes en ello y seguimos abriendo camino para las futuras generaciones. Las mujeres en ingeniería y STEM pueden aportar mucho, ayudando a las personas a nuestro alrededor, mejorando tecnologías, reduciendo problemas ambientales, etc. Con nuestro trabajo en este ámbito, podemos tener un impacto real y significativo en la sociedad”.
Isabel Barbancho: “La ingeniería es ordenada, estructurada, te enseña a pensar para buscar soluciones. Es divertida”
Dudando entre Matemáticas e Ingeniería de Telecomunicación, esta catedrática en el área de Teoría de la Señal y Comunicaciones en la Universidad de Málaga se decantó por la segunda opción atraída por aprender muchas cosas y encontrar muchas salidas profesionales. “Además, me pareció que sonaba muy bien eso de ser ‘ingeniera’”.
Compagina la docencia con la investigación en ‘Técnicas de Inteligencia Artificial aplicadas a la Música’. Esto le permite aunar sus dos pasiones: la tecnología, como Ingeniera de Telecomunicación que es, y la música, ya que posee también el título de Profesora de Piano por el Conservatorio Superior de Música de Málaga.
Lo que más le gusta de su día a día como investigadora es trabajar en temas cercanos a las personas. “Con trabajo y esfuerzo puedes llegar a hacer herramientas digitales útiles para la sociedad. Hacer trabajo útil es muy gratificante”, afirma.
Isabel asegura que en investigación de ingeniería y música hay muchas mujeres que marcan camino y le resulta difícil escoger a una concreta.
Lo tiene más claro si tuviera que animar a futuras chicas que quieran ser ingenieras. “Esta ciencia es ordenada, estructurada, te enseña a pensar para buscar soluciones. Es divertida. Encaja muy bien con una mujer que sabe cómo organizarse para lograr sus metas”.
Ana Andreu Menéndez: “No hay cerebros azules o rosas. Si estamos vivos son rositas por el riego sanguíneo”
Esta investigadora del grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología de la Universidad de Córdoba confiesa que llegó a la ingeniería cómo a la ciencia, un poco de chiripa. Una vez que entró en contacto con la materia, se quedó porque le resultó divertida. “Quería estudiar algo relacionado con el medioambiente o con medicina. La física en el instituto no había ido mal, pero las matemáticas me daban un poco de miedo… así que una “INGENIERÍA” me imponía. Fue hablando con mi tío Vicente, que era ingeniero agrónomo y un hombre estupendo, cuando decidí poner esta carrera cómo segunda opción. Me quedé fuera de Medicina por décimas y no le di muchas vueltas antes de empezar agrónomos. Me enamoré enseguida de cómo funcionan las plantas, de cómo se mueve el agua, o de cómo aguantan las estructuras”.
Ana es una ecohidróloga de sistemas semiáridos. “¿Y eso que es? Estudio los ecosistemas semiáridos mediterráneos, cómo las dehesas, los viñedos, o los pastos de montaña. Intento entender cómo funcionan y obtener información que nos ayude a mantener su salud. Lo hago analizando datos de clima, del estado de la vegetación, del suelo, y apoyándome en modelos. Lo que quiero es desarrollar herramientas que puedan ayudar a agricultores, ganaderos y técnicos a adaptarse al cambio climático y a conservar estos ecosistemas tan preciosos».
Con su trabajo, esta ingeniería asegura que también ‘romper’ otro estereotipo: el que dice que la ciencia se hace en bata blanca en un laboratorio. “Nuestros laboratorios están en las montañas mediterráneas, en las sabanas africanas, en invierno cuando hay nieve, en primavera cuando crece el pasto, o en verano cuando pasan los satélites y no hay nubes. Nos pasamos mucho tiempo en el campo montando equipamiento, midiendo espesor de nieve, características de la vegetación, limpiando instrumentos o, en mi caso, subiéndome a torres que pueden medir más de 20 metros para nivelar sensores. También nos pasamos muchas horas en la oficina delante del ordenador. Damos clase, montamos talleres, reuniones, participamos en congresos…o en actividades de divulgación. Pienso que la ciencia necesita ser accesible para las personas, porque es esencial para integrar los límites físicos del planeta en nuestras vidas”.
Tiene muchas científicas favoritas. “Me encanta Hedy Lamarr, una mujer increíble. Se llamaba Hedwig, cómo la lechuza de Harry Potter. Fue actriz y la Blancanieves de Disney está inspirada en ella, pero además fue una de las pocas mujeres de la época productora de películas. Sus inventos fueron clave para el Wi-Fi o el GPS. Y, cómo es típico no se le reconoció su papel hasta un montón de años después. A ella por lo menos le agradecieron mientras aún estaba viva; otra científica, Rosalind Franklin, se murió antes. Ada Lovelace también me encanta, matemática que teorizó, sin que existieran los ordenadores, sobre programación. Para que luego digan que a las mujeres no se nos dan bien las matemáticas y los ordenadores… Pero mis favoritas son las científicas con las que he tenido la suerte de cruzarme: MPat González Dugo, M.ª Jose Polo y M.ª. José Muñoz, Alex Valach, Miriam Johnston, Alma García, Tamara Avellán, Elke Eichelmann, Eva Contreras, y mil más. Desde mis supervisoras, a mis compañeras y alumnas… por ellas soy la científica que soy, y les estoy, en pasado y en presente, muy agradecida”.
Orgullosa de su trabajo, anima a otras chicas a hacerlo. “Para enfrentarnos a la realidad actual, al contexto de cambio climático, de desigualdad, de pobreza…hacen falta todos los cerebros, no sólo los cerebros de un 50% de la población. Hacen falta diferentes maneras de pensar y de sentir, otro tipo de vulnerabilidades, experiencias e inteligencias. Nos cuesta encontrar roles a los que parecernos; sin embargo, sin nosotras todo es peor. Necesitamos mujeres ingenieras”.
En este sentido, Andreu hace referencia a la necesidad de romper otro de los estereotipos en torno a la ingeniería. “Nos dicen desde pequeñas que no somos buenas en matemáticas, que no sabemos leer mapas, que somos poco manitas, o que los científicos son señores con bata blanca. Y no. No hay cerebros azules o rosas (lo cierto es que si estamos vivos son rositas por el riego sanguíneo). Por eso os animo a hacer lo que os gusta, lo que os hace felices… y así, a romper estereotipos”.
23J: Día Internacional de la Mujer Ingeniera
Hoy es el día de estas cinco mujeres, de M.ª Reyes, María José, Juana, Isabel, Ana… y de tantas otras mujeres ingenieras que además de su trabajo y dedicación a la ciencia aportan a la investigación y la tecnología andaluzas ejemplos de referentes cercanas y actuales.
Un espejo en el que poder verse reflejadas todas aquellas chicas que, en un futuro, decidan como ellas seguir escribiendo ingeniería en femenino.
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