Europa impulsa la evaluación ambiental y económica de sus sistemas de diversificación agrícola
El equipo investigador del proyecto Diverfarming, financiado por la Comisión Europea, acuerda una metodología común para evaluar el impacto medioambiental y socioeconómico de la combinación de cultivos frente a las prácticas de monocultivos y de altos insumos.
Europa sigue impulsando los primeros trabajos de evaluación científica sobre las prácticas agrícolas basadas en la biodiversidad de cultivos. Lo ha hecho gracias al proyecto Diverfarming, cuyo equipo científico, liderado por Raúl Zornoza de la Universidad Politécnica de Cartagena, consensuó la pasada semana en Ameland (Netherlands) las metodologías y criterios que servirán para responder a la gran pregunta: ¿es realmente rentable combinar cultivos en un mismo terreno, sea mediante rotaciones o mediante cultivos simultáneos en el tiempo?
El primer acercamiento socioeconómico realizado por el equipo de Diverfarming bajo la coordinación de Heike Lehtonen de Luke (Finlandia) confirma que el monocultivo sigue siendo considerablemente más popular en toda Europa, a pesar de que resulta menos eficiente económica y ambientalmente que la combinación de cultivos, si se analiza en el largo plazo.
De hecho, según explicó Lehtonen en la presentación de sus primeros resultados, los monocultivos son menos resistentes a variaciones bruscas del clima como los periodos de sequía o las inundaciones. Además no permiten aprovechar las sinergias y quienes los practican asumen un mayor riesgo de mercado. Y para demostrarlo, el equipo de Diverfarming realizará un estudio pormenorizado del impacto social y económico de la diversificación agrícola, atendiendo a la cadena de valor, es decir, desde el campo hasta la mesa.
Para ello, el equipo cuenta con un nutrido grupo de personas expertas en economía agraria lideradas por el investigador de la Universidad de Exeter Stefano Pascucci, que aprovechó el encuentro anual de Diverfarming celebrado en Ameland para presentar cuáles serán los parámetros concretos que se medirán dentro de los 14 casos de estudio de Diverfarming.
Estos ensayos han sido seleccionados a lo largo del último año de andadura gracias a un proceso participativo que ha contado con la experiencia y conocimientos previos de los propios agricultores, técnicos agrícolas, administraciones e investigadores de los 6 países en los que se evaluará la diversificación: España, Italia, Países Bajos, Finlandia, Hungría y Alemania. Un procedimiento habitual en los proyectos de ciencia ciudadana que en esta ocasión ha sido coordinado por Javier Calatrava y María Dolores Gómez-López de la Universidad Politécnica de Cartagena. De esta forma se han evaluado las prácticas y manejos que los agentes implicados consideran que serían más efectivos para mejorar la rentabilidad agrícola, para ponerlas a prueba y evaluarlas desde diferentes perspectivas durante los cuatro años que restan de proyecto.
Así, además de la evaluación económica y social, este año se iniciarán por fin los estudios de biodiversidad e impacto ambiental, una vez consensuados los parámetros a tener en cuenta. Bajo la coordinación de Sören Thiele-Bruhm de la Universidad de Trier (Alemania) y Dénes Loczy de la Universidad de Pécs (Hungría) se analizará cómo aumenta la biodiversidad de los suelos y se reduce a incidencia de plagas y enfermedades, midiendo la estructura microbiana y de invertebrados y la presencia de enfermedades o plagas transmitidas por el suelo, entre otros aspectos.
Para ello, Diverfarming ha diseñado una metodología propia que unifica los sistemas de muestreo y análisis de los suelos de las diferentes regiones de forma que se evalúen siempre los mismos indicadores y las conclusiones puedan ser extrapolables. El impacto ambiental se medirá atendiendo a variables que tengan en cuenta las condiciones climatológicas de las diferentes áreas y los parámetros que realmente ofrezcan medidas evaluables desde el punto de vista ambiental. De esta forma se evaluará el manejo con bajos insumos (reducción del uso de maquinaria, fitosanitarios, fertilizantes, abonos o agua) y su influencia en la mejora de los recursos hídricos, el secuestro de carbono o la fertilidad de los suelos.
Todos los datos generados a partir de las medidas ya unificadas servirán para el diseño de modelos matemáticos que permitan realizar predicciones de rentabilidad y eficacia, según explicó la investigadora Roberta Farina del Consejo de Investigación Agrícola y Análisis de Economía Agrícola de Italia.
Diverfarming es un proyecto financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, dentro del reto de “Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía” en el que participan las Universidades Politécnica de Cartagena y Córdoba (España), Tuscia (Italia), Exeter y Portsmouth (Reino Unido), Wageningen (Países Bajos), Trier (Alemania), Pecs (Hungría) y la Escuela Politécnica de Zurich (Suiza), los centros de investigación Consiglio per la ricerca in agricoltura e l’analisi dell’economia agraria (Italia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) y el Instituto de Recursos Naturales LUKE (Finlandia), la organización agraria ASAJA y las empresas Casalasco y Barilla (Italia), Arento, Disfrimur logística e Industria David (España), Nieuw Bromo Van Tilburg y Ekoboerdeij de Lingehof (Países Bajos), Weingeut Dr. Frei (Alemania), Nedel-Market KFT y Gere (Hungría) y Paavolan Kotijuustola y Polven Juustola (Finlandia).
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