Málaga /
01 de abril de 2020

Estudian los efectos de la cocaína en la memoria y en el aprendizaje

Fotografía ilustrativa de la noticia

Los resultados de este estudio realizado por expertos de la Universidad de Málaga reflejan que el consumo prolongado de esta droga dificulta la adquisición de nuevos conocimientos. La investigación se ha realizado con ratones a los que se evaluó las funciones de exploración, conducta tipo ansiosa, memoria de reconocimiento y espacial, conductas de desesperanza y motivación.

Investigadores de la Universidad de Málaga (UMA), junto con otros expertos, se han unido para estudiar los efectos que produce el consumo prolongado de cocaína. Gracias a este trabajo se ha podido determinar que, tras un periodo largo  de administración de esta droga en roedores y otro periodo de abstinencia, las facultades cognitivas de los animales se veían afectadas.

María del Carmen Mañas, autora de la tesis sobre la que se ha realizado esta investigación.

Esta investigación forma parte de la tesis doctoral de María del Carmen Mañas y está dirigida por los doctores Estela Castilla y Luis Santín, del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y del Departamento de Psicobiología y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Málaga. “Antes se habían estudiado las consecuencias de esta droga en la memoria y en el aprendizaje, pero nunca se estudió la relación entre estos déficits y las memorias contextuales asociadas al consumo”, explica Mañas. Y efectivamente una de las características más novedosas de esta investigación es que estudia el contexto donde se consume la droga. “Hemos advertido que la sensación positiva que provoca esta sustancia es tan fuerte, que después de un largo periodo de abstinencia, los ratones se acuerdan del lugar donde consumieron la misma. Sin embargo, tienen dificultades para aprender otra información o pautas de conducta, como encontrar el lugar de salida en un laberinto o reconocer un objeto”, comenta la estudiante.

Esta recuerdo contextual tan arraigado del consumo de esta sustancia –tanto las sensaciones físicas como el recuerdo del entorno donde se ha producido el consumo y esa sensación placentera–  tiene mucho que ver con  la dificultad de abandonar este hábito y las recaídas. “Debido a esta característica  y dado que el abuso de cocaína supone un problema mundial de salud pública para el que aún no existen soluciones plenamente satisfactorias, esperamos que este estudiosuponga un avance en los tratamientos destinados a mejorar la calidad de vida de aquellos pacientes adictos” asegura Mañas.

La investigación, que ha sido publicado por la prestigiosa revista científica Addiction Biology, se ha realizado con ratones a los que se evaluó las funciones de exploración, conducta tipo ansiosa, memoria de reconocimiento y espacial, conductas de desesperanza y motivación. “Observamos que los animales a los que se le había administrado cocaína tardaban más en realizar las pruebas de memoria y aprendizaje a las que se sometían, o no conseguían realizarlas nunca a pesar de su esfuerzo”, asegura.

Los resultados reflejan que el consumo de esta droga dificulta la adquisición de nuevos conocimientos.

Otro de las alteraciones que se estudiaron es la motivación. “Para los ratones una actividad muy placentera consiste en construir un nido. En el experimento ha quedado reflejado que los animales que recibieron cocaína habían perdido el gusto por hacer este tipo de actividades, no se sentían motivados”, asevera Mañas. En esta falta de motivación podría estar relacionada con la pérdida de placer que los adictos experimentan hacia los reforzadores naturales como la comida, la bebida o el sexo.

La última fase de este trabajo se basa en analizar el efecto de la cocaína sobre el cerebro. “Se ha observado que el número de neuronas que se generan en una zona del cerebro llamada hipocampo, que es muy importante para la memoria, está alterado en los ratones que consumieron cocaína. Además de afectar el comportamiento, la droga también produce un daño a nivel físico o biológico ”, explica la investigadora.

Tras este proyecto, que se ha financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y la Red de Trastornos Adictivos, María del Carmen Mañas se trasladará a la Universidad de Toronto para ampliar sus conocimientos y poder aplicarlos a continuar la investigación.


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