Huelva /
30 de octubre de 2019

El ruido en la costa: algo más que olas

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Remedios Valseca / Fundación Descubre

Investigadores de la Universidad de Huelva han demostrado que los patrones de sonidos de las urbes se corresponden con el comportamiento y los hábitos de la población. Los resultados del estudio pueden aplicarse como claves para la acústica forense, ya que con los datos registrados podrá determinarse si un cierto ruido corresponde a un día hábil o a fin de semana en distintas estaciones.

Desde la antigüedad, el ruido del tráfico rodado está reconocido como el principal componente del ruido ambiental y, por tanto, la principal fuente de contaminación acústica de las ciudades. Así, ya en la antigua Roma, fue necesario establecer normas para controlar el ruido emitido por las ruedas de hierro de los carros y en algunas ciudades de la Europa medieval no se permitía usar carruajes ni cabalgar durante la noche para asegurar el reposo de la población.

El tráfico rodado es la causa principal de contaminación acústica de las ciudades.

Hoy día sigue siendo un problema en las ciudades, especialmente, en aquellas asociadas a periodos de ocio y vacaciones, como las situadas en la costa. Conocer los parámetros más significativos del ruido en una zona costera es fundamental para determinar los momentos de mayor y menor impacto sobre el entorno. Así, investigadores del grupo Física de Radiaciones y Medio Ambiente de la Universidad de Huelva han desarrollado un estudio publicado en la revista Applied Acoustics en el que desarrollan la evolución del ruido en función de las horas del día y la temporada del año de una ciudad costera de la provincia de Huelva, la localidad de El Portil.

Los investigadores plantearon que podía ser un buen ejemplo para poder establecer medidas que mejoren el clima acústico de este tipo de ciudades, en las que el turismo incide en su masa poblacional y afluencia en diferentes épocas del año y según los días de la semana. Además, los resultados aportan información en acústica forense, una parte de la criminalística que se apoya en el reconocimiento de sonidos para resolver delitos, con la que se podrá conocer a qué momento pertenece un nivel de ruido concreto.  “Si existen grabaciones de sonido entre las pruebas de algún caso, podría llegarse a conocer la hora, día o estación del año, incluso, con una adecuada y completa base de datos, en qué ciudad concreta. Esto sin olvidar que la contaminación acústica es un delito en sí tipificado en el código penal”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Huelva Rafael Sánchez, autor del artículo.

Investigadores responsables del estudio.

De esta manera, se ha creado un mapa de ruido completo de la ciudad atendiendo a las horas del día, diferenciando entre días laborales o fines de semana y entre las estaciones de invierno y verano. Para ello, los expertos recopilaron los datos en dos puntos concretos de la localidad por medio de un sonómetro programado para realizar monitorizaciones continuas semanales en las diferentes estaciones. Posteriormente, analizarían estadísticamente las más de 2400000 mediciones individuales, obteniéndose los diferentes parámetros y gráficos que muestran el comportamiento del ruido la ciudad en los distintos momentos.

Una de las conclusiones del estudio es que el patrón de ruido es el mismo en días hábiles, tanto en invierno como en verano. Lo que varía es la intensidad del ruido que es mucho mayor en verano, teniendo por ellos huellas sonoras paralelas. Los fines de semana tanto en invierno como en verano, tiene un patrón completamente diferente al de los días hábiles, y solo difieren entre sí en la magnitud del nivel de ruido, manteniendo por ello huellas paralelas entre sí. Por otro lado, han destacado que el nivel de sonido más alto en días laborales se produce a las 8:00, mientras que en fin de semana el máximo es a las 14:00 horas. Además, los mínimos nocturnos siempre son más altos en fines de semana que entre semana.

Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación acústica es la segunda amenaza de salud pública, después de la polución. Conocer los hábitos poblacionales que la generan contribuye a establecer medidas, tanto para la modificación de conductas de los ciudadanos como a nivel legal, para disminuir el ruido y lograr unas ciudades más habitables para todos.

Más información en #CienciaDirecta: Analizan el efecto del fin de semana en el ruido ambiental de ciudades turísticas costeras.


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