Sevilla /
11 de diciembre de 2019

El residuo de la aceituna que sirve como biofertilizante

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Jorge Molina / Fundación Descubre

Investigadores andaluces han demostrado que usar aguas procedentes del tratamiento de las olivas como abono mejora los resultados de los cultivos, tanto en tamaño como en rendimiento, en maceta.

El 82% de la producción de la aceituna de mesa española se cultivó en Andalucía, en concreto 480.000 toneladas la pasada campaña, según la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible. La mayoría corresponde a las variedades Manzanilla y Hojiblanca, cuyo proceso industrial se ha hecho más sostenible gracias a un estudio.

Científicos del Departamento de Biotecnología de Alimentos del Instituto de la Grasa (CSIC), y del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA, Centro Las Torres, Sevilla), han  aplicado líquidos procedentes del proceso de obtención de la aceituna de mesa como biofertilizante. La nueva enmienda logra mejores resultados que tanto en el tamaño de los cultivos como en producción. Esas soluciones proceden de diferentes fases de los procesos de elaboración de dos variedades de ese fruto muy representativas, Hojiblanca y Manzanilla.

De izquierda a derecha: Manuel Brenes, Concepción Romero, Pedro García y Eduardo Medina.

Hasta ahora los agricultores han utilizado, y sólo para riego, otras aguas procedentes de la elaboración de aceitunas de mesa, pero no las dos investigadas en este trabajo. “Estos resultados tienen la transcendencia de sustituir un fertilizante químico por esta solución natural que genera la industria de la aceituna de mesa”, señala a la Fundación Descubre la investigadora del Instituto de la Grasa Concepción Romero.

El trabajo comprende dos campañas agrícolas en las que los expertos han usado agua de lavado de aceitunas verdes estilo español, y líquido de conservación de aceitunas negras oxidadas. En ambos casos, los científicos las evaporaron para eliminar ácidos y restos, en un proceso de concentración que aporta también estabilidad química al producto. Finalmente, ese concentrado se regenera con agua corriente, lo cual facilita al agricultor aplicar la dosis adecuada.

Los investigadores aplicaron el biofertilizante a cuatro cultivos: pimiento, tomate, fresa y pepino. En todos hallaron un aumento del crecimiento de la planta y el tamaño del fruto en, al menos, un 20%. Los resultados del trabajo, desarrollado en macetas en invernadero, concluyen que pueden sustituir a los fertilizantes tradicionales, previo ajuste a la normativa del sector y cuando demuestren su efectividad en ensayos de campo. “En tomates hemos realizado trabajos ya en varias campañas, con resultados bastante prometedores”, adelanta Concepción Romero.

Ensayos de cultivos de pimiento para este trabajo.

Además de que ninguno de los líquidos tuvo efectos no deseados sobre los cultivos, en el caso de la fresa los expertos han detectado un descenso de la infección del oidio, causada por el hongo Podosphaera aphanis. Los cultivos de esta fruta tratadas con el nuevo fertilizante presentaban de un 20 a un 30% menos de esta enfermedad que las no tratadas.

La producción de aceituna de mesa provoca por cada kilo de fruto ya elaborado una cantidad media de 0’5 litros de ambos líquidos y otro tanto de lejías y salmueras. Los científicos andaluces, en el trabajo de campo que tienen en marcha, están probando el riego de los propios olivares, con resultados preliminares exitosos.

El trabajo forma parte de los proyectos de investigación de excelencia (P12-AGR-1123), financiados por la Consejería de Conocimiento, Investigación y Universidad de la Junta de Andalucía.

Más de la mitad de la aceituna de mesa andaluza se exporta, siendo los países más compradores EEUU, Italia y Francia. Un producto de excelencia que deja ingresos económicos y, en breve, abono natural.

Más información en #CienciaDirecta: Aplican dos líquidos residuales obtenidos de la producción de aceituna como biofertilizante


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