La calidad de los suelos forestales, mejor con eucaliptos
Un proyecto de investigación liderado por el profesor Juan Manuel Domingo de la Universidad de Huelva desvela que ocho años después de las plantaciones de eucaliptos se mantiene el contenido en nutrientes. Además, muestra que este árbol incrementa el contenido de materia orgánica en aquellos suelos poco orgánicos y tiende a la estabilización o incluso reducción en aquellos que son más orgánicos.
El proyecto de investigación liderado por el profesor titular de Ciencias Agroforestales de la Universidad de Huelva (UHU) Juan Manuel Domingo revela que el eucalipto no solo no es un destructor de los suelos forestales, sino que los mejora. “La vegetación arbolada en general es mejorante y el eucalipto no es una excepción, es una planta forestal con efecto mejorador sobre el suelo como prácticamente el resto de los árboles forestales”, subraya.
En concreto, el proyecto, desarrollado por el Departamento de Ciencias Agroforestales de la Onubense, muestra que el eucalipto incrementa el contenido de materia orgánica en aquellos suelos poco orgánicos y tiende a la estabilización o incluso reducción en aquellos que son más orgánicos, a lo que hay que sumar el hecho de que “es un supercirculador de nutrientes”, esto es, “los mueve mucho pero los recicla y los retorna”, ya que, después de utilizar los nutrientes, “prácticamente no incorpora más que el CO2 del aire para formar su estructura, su madera, cuyos contenidos minerales son muy bajos”, explica el profesor.
En el ámbito científico, ya era conocido que el eucalipto no es un destructor del suelo, “como se le ha tachado en algunos foros que siguen tratando de extender esta leyenda negra”, pero la realidad que desvela este estudio es que ello “no solo no es así, sino que es al revés”, prosigue Juan Manuel Domingo, que tiene claro que “se puede tener una plantación de eucalipto sin amenazar el medio ambiente, el suelo, ni las aguas, sino más bien al contrario”, pues “es un recurso forestal totalmente sostenible y adecuado para aquellas zonas que no se encuentren protegidas; en las zonas protegidas tampoco es que vaya a tener un efecto dañino, pero es más adecuado fomentar las formaciones forestales de vegetación autóctona, especialmente en los terrenos de propiedad pública, que deben proveer servicios de recreo y uso público, además del resto de servicios ambientales”, indica.
El también director del Máster en Ingeniería de Montes explica que el proyecto ha consistido en un estudio comparativo entre dos momentos de cultivo en las plantaciones de eucaliptal de Ence Energía y Celulosa, que desde hace una década tienen un uso mixto, pues no solo sirven para la producción de celulosa, sino también de biomasa energética, que es un recurso renovable. El sector forestal necesita ser sostenible tanto desde un punto de vista ambiental, como en su economía; si no generan recursos los montes quedan abandonados, incrementando el riesgo de incendios catastróficos. El eucalipto es una pieza importante en esa autosuficiencia económica que necesitan los montes, junto con la ganadería, el corcho, la piña, la caza, los hongos y un largo etcétera de productos y servicios que debemos gestionar cada vez mejor.
Pues bien, tras realizarse una primera toma de muestras y análisis en 2011 y posteriormente repetirse en 2019, se concluye que, ocho años después, hay “una gran estabilidad en el contenido en nutrientes”, destaca el profesor, para quien “la primera impresión es positiva”, si bien “es necesario realizar un seguimiento mayor para ver el impacto de estas plantaciones de uso mixto sobre los suelos”, tal y como revela este estudio cuyas conclusiones se están elaborando actualmente para ser publicadas en una revista de prestigio, señala.
Fruto de estas investigaciones, “tenemos establecidos varios indicadores del suelo, como el pH, que de momento mejora, la materia orgánica, que se reequilibra, y los nutrientes, que se reciclan; no vemos un consumo alto, pero hay que hacerles un seguimiento mayor”, por lo que “proponemos que dentro de otros ocho años se repitan estos muestreos para asegurarnos de que hay una estabilidad en los indicadores y que la gestión se hace de forma sostenible”, añade.
Juan Manuel Domingo explica que el proyecto es de “cierta complejidad”, pues “hemos evaluado el suelo, el crecimiento de los árboles y un amplio abanico de variables ambientales”, con un seguimiento ambiental hora a hora, a través de seis estaciones meteorológicas situadas en otros tantos puntos estratégicos de la provincia. La red completa de puntos de muestreo se extiende a 56 parcelas localizadas por los montes de Ence Energía y Celulosa, si bien, para el estudio comparativo por doble muestreo que nos ocupa, hemos seleccionado una submuestra de 20 parcelas.
Para el profesor de Ciencias Agroforestales, el gran valor de esta investigación es que entre las primeras muestras y las segundas ha transcurrido un periodo de ocho años, algo inusual en este tipo de proyectos de investigación, que suelen tener una duración de dos o tres años, explica.
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