Un grupo de investigación de la Universidad de Cádiz y el Campus de Excelencia Internacional Global del Mar (CEIMAR) ha creado un método para organizar estos residuos con una paleta de referencia de 120 tonalidades. Hacer un seguimiento cromático permite entender cómo se deterioran y cuál es su dinámica en el mar.
El plástico forma parte de la vida diaria de las personas. Está presente en ropa, bolsas, envases, material médico, juguetes, tecnología e incluso en el ámbito de la construcción o la cosmética. Aunque apareció hace más de un siglo, su uso se generalizó durante la Segunda Guerra Mundial ante la escasez de recursos naturales y, desde entonces, la producción de este material se ha disparado en todo el mundo.
En la actualidad, el medio marino es uno de los más afectados por los residuos plásticos que además tardan, como mínimo, 55 años en degradarse. Según informa Greenpeace, en un año llegan a los mares y océanos 8 millones de toneladas de basura, el equivalente al peso de 800 torres Eiffel. Los microplásticos en particular son especialmente nocivos, dado que las especies acuáticas los consumen con mayor facilidad, afectando así a la cadena trófica y con consecuencias aún desconocidas para el ser humano.
La problemática de los plásticos en el mar es un campo que se estudia desde muchas perspectivas diferentes y una de ellas es la del color de estos residuos. El equipo de investigación de la Universidad de Cádiz y el Campus de Excelencia Internacional Global del Mar (CEIMAR) ha desarrollado un sistema que permite identificar los colores de los plásticos en el océano. Esta información permite identificar qué colores del plástico aparecen con mayor frecuencia en la superficie oceánica, dato que se relaciona con el tamaño del plástico y la distancia a la costa. De este modo, el cromatismo sirve como indicador para calcular la edad de estos polímeros y el tiempo que llevan en el agua.
Estudios anteriores han establecido paletas de 4 y 32 colores con la intención de clasificar los microplásticos. “El color es una característica subjetiva que depende del observador y hay un espectro muy amplio de tonalidades, por eso quisimos definir una paleta de colores como guía para el análisis. Buscábamos un equilibrio entre el esfuerzo analítico y el nivel de detalle y encontramos que con 120 colores esto era posible”, explica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Cádiz Elisa Martí.
Los investigadores del grupo Estructura y dinámicas de ecosistemas acuáticos explican que los plásticos cambian de color y de tamaño a lo largo del tiempo. Algunos se decoloran hasta blanquearse y otros amarillean a causa de la exposición solar. Los expertos encontraron mayor abundancia de residuos de color blanco en zonas a alejadas de la costa, a más de 2000 kilómetros. Con este dato concluyeron que se trataba de polímero envejecido que perdió su color original a medida que se fragmentaba. Esta disminución de tamaño es lo que produce microplásticos, pequeñas partículas nocivas para las especies marinas, que los ingieren al confundirlos con alimento.
Dos técnicas
Para identificar el color de los residuos recogidos los investigadores secaron y compararon cada uno de los fragmentos de plástico con una paleta de 120 colores a través de dos métodos. El primero establece la relación entre la tonalidad del plástico recogido con la gama de referencia de forma visual. Con la segunda técnica, se introduce una fotografía de alta resolución del residuo en un software que analiza la imagen y le asigna un color de manera semiautomática. De este modo, se puede explorar cómo el residuo ha envejecido evolucionado físicamente en el entorno marino.
Actualmente, es difícil calcular el tiempo que tarda el plástico en degradarse en los océanos, pero se considera que es un proceso más lento que el que ocurre en tierra. Comprender cuál es la dinámica de este material en el entorno marino y cómo se desintegra supone otro recurso contra los vertidos de plástico localizados en el océano. “El primer paso que damos con este estudio es proponer una guía estandarizada para la clasificación cromática de los residuos plásticos. A partir de aquí, queremos aumentar la base de datos para comparar resultados y explorar la utilidad de esta información del color”, resume Elisa Martí. De esta forma, el color cuenta la historia de estos materiales en el mar.
Más información en #CienciaDirecta: Desarrollan una guía para clasificar los plásticos oceánicos por su color
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