Andalucía /
14 de febrero de 2024

El amor tiene su ciencia… y el enamoramiento también

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Amalia Rodríguez / Fundación Descubre

Asesoría científica: Inmaculada Fernández Angis, doctora en Psicología y experta en Neuropsicología de la Universidad de Almería

El 14 de febrero está marcado en el calendario como el día en el que los enamorados celebran su amor por todo lo alto, una fecha especial para demostrar lo que sentimos por nuestra pareja que se traduce de formas muy variopintas según las costumbres de cada país: regalando flores, bombones, escribiendo poemas o tarjetas, e incluso colocando hojas de laurel bajo la almohada. Un sentimiento que la ciencia sigue investigando de cerca para conocer más y mejor su origen, causas y consecuencias.

Hay fechas muy señaladas en el calendario y para muchas parejas una de ellas se celebra hoy, San Valentín, el día de los enamorados. Más allá de la leyenda y teorías que sostienen los historiadores acerca del origen del 14 de febrero de esta celebración y cómo ha llegado a nuestros días, la ciencia continúa estudiando los complejos mecanismos del amor… y el enamoramiento.

Man and woman couple kissing body chemistry. Brain activity in the limbic system. Love, emotion, interaction, partnership, neuroscience, psychology, science conceptual 3d rendering illustration.

Porque no es lo mismo amar que enamorarse. Aunque, en cualquier caso, ambos sentimientos van más allá del corazón. De hecho, el estado inicial del amor, lo que se conoce como enamoramiento, sí comienza en el cerebro y tiene respuestas corporales demostradas por la ciencia. “Aunque se desconoce exactamente cómo surge el amor, la neurociencia sí ha estudiado el origen del enamoramiento, que fundamentalmente afectan a los circuitos de recompensa, estructuras que se activan cada vez que experimentamos algo gratificante”, explica a la Fundación Descubre Inmaculada Fernández Agis, experta en Neuropsicología de la Universidad de Almería.

La investigadora de la Universidad de Almería, Inmaculada Fernández, experta en neuropsicología clínica.

Dopamina, endorfina, oxitocina (también conocida como la hormona del apego), vasopresina, todas ellas conocidas como las hormonas ‘del amor’ que de una forma u otras participan en el proceso del enamoramiento. Son mensajes químicos que envía nuestro cerebro y en el caso del amor, cada una tiene una razón de ser. “Sabemos que se activan todas las áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento emocional, pero al mismo tiempo se apagan aquellas que se relacionan con la toma de decisiones y la valoración de riesgos”, afirma Fernández.

El amor, tal y como recoge el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es el “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”.

Un concepto complejo, subjetivo y etéreo que se emplea tanto para expresar sentimientos positivos y de acercamiento a diferentes tipos de relaciones (familia, hijos, amistades), como para aludir al acto de enamorarse, y también para hablar de pasión, deseo…

La ‘receta’ científica del amor

Desde un punto de vista científico, la explicación del fenómeno del amor se basa en el modelo Sternberg, que lo equipara a una receta, cuyos ingredientes fundamentales son la pasión, la intimidad y el compromiso. “La relación ideal, como el plato perfecto, sería aquella en la que los tres componentes están presentes y en equilibrio. Pero el ideal no siempre se cumple y solemos tener relaciones con más cantidad de un ingrediente o de otro. Por ejemplo, en las que el componente de la pasión es el fundamental y saben a deseo sexual más que a ningún otro ingrediente; relaciones en las que la intimidad es el componente clave y, por tanto, la comunicación y el apoyo emocional son los sabores más salientes; y las que el compromiso prima sobre todo lo demás y, aunque al plato le falte sal, sabemos que es lo que nos conviene. Las combinaciones de los ingredientes son diversas, pero solo los y las grandes chefs tienen acceso a la receta perfecta, la del amor pleno”, compara Fernández.

Foto: Adobe Stock.

En cambio, el enamoramiento es similar a un trastorno mental transitorio. Entre los síntomas se encuentran:

  • alteraciones perceptivas: vemos solo las cualidades positivas, sublimándolas como si tuviéramos una especie de ceguera;
  • alteraciones atencionales y del sistema ejecutivo: nos fijamos en aquellos aspectos que nos acercan a esa persona obviando todo aquello que nos pueda apartar de ella y somos incapaces de pensar en otra cosa que no sea la persona idealizada, olvidando cosas importantes, dejando de hacer otras…
  • síntomas somáticos: trastornos del sueño, pérdida de apetito, trastornos neuroendocrinos y neuroquímicos…
  • síntomas de impulsividad y de hiperactividad: podemos llegar a hacer actos y acciones que no se nos ocurrirían en ningún otro momento, nos sentimos cargados de energía y vitalidad, aunque en combinación con los anteriores trastornos sea bastante improductiva.

    Juntos o por separado, estos indicadores de enamoramiento tienen fecha de caducidad. “Este estado parece ser transitorio y con suerte su duración media según algunos estudios es de 900 días, o lo que es lo mismo 2 años y medio. Lo malo, genera adicción, y una vez se prueba se busca repetir”, matiza Fernández.

    Ya sea amor o enamoramiento, lo que sí existen son muchas formas de amar y como cualquier proceso vital, éste evoluciona y pasa por diferentes fases.

    Un día como hoy, muchas parejas lo demuestran y manifiestan ante los demás, pero no es suficiente con ‘gritar a los cuatro vientos’ el amor que se profesa hacia otra persona un día concreto al año. Para gozar de buena salud en una relación es recomendable que detalles y gestos como el de San Valentín no sean puntuales en una fecha conmemorativa, sino que deben ser continuados. Así lo manifiesta un estudio de la Universidad de Jaén que considera que las redes sociales magnifican el efecto de presión social que genera la celebración de una “construcción social” como San Valentín.

    Foto: Adobe Stock.

    La química también juega un papel importante en el enamoramiento. “Hay teorías que indican que el olor corporal puede ser un determinante inconsciente de la atracción. También lo es el hecho de que tengamos una especie de laboratorio en las papilas gustativas que analiza nuestra compatibilidad reproductiva cuando besamos a las parejas sexuales. No sabemos exactamente cuál es este componente, pero intuimos que algo más hay cuando sentimos atracción o rechazo casi como una descarga eléctrica por algunas personas y no por otras”, detalla Fernández.

    Y por si fuera poco, el amor, al parecer, también es un potente inmunorregulador. Es decir, que el amor y el desamor influyen a la hora de contagiarse de gripe y otros virus. Además, se puede saber si una persona está enamorada mediante un análisis de sangre.

    La susceptibilidad a enfermedades infecciosas respiratorias depende de factores como el sexo, la genética o la edad. El estado emocional y sentimental también interviene. Foto: Shutterstock / xalien

    Amor para toda la vida: ¿verdadero o falso?

    Una de las expresiones más utilizadas para referirse a la forma irracional de actuar cuando se está enamorado es hablar de que ‘el amor es ciego’, pero la ciencia confirma que no lo es. En cambio, el enamoramiento sí. “El amor dura lo que dura el enamoramiento. Sin embargo, cuando a parejas de larga duración, de más de 20 años de relación que indican que siguen enamoradas, se les muestra una fotografía o se les pide que piensen en esa persona y se someten a estudios de neuroimagen funcional podemos comprobar cómo se muestran activas las mismas áreas cerebrales que en parejas enamoradas recientemente”, asegura la experta de la Universidad de Almería.

    Imagen que emplea técnicas de termografía infrarroja térmica.

    Hay experimentos que lo corroboran, como los que realizaron científicos de la Universidad de Granada (UGR), que determinan la existencia de distintos tipos fisiológicos de amor, relacionados con la pasión, la ternura y el compromiso social, a partir de los cambios térmicos que se producen en una persona cuando observa fotografías de otra a la que ama, o conversa con ella sobre su intimidad.

    La música también tiene mucho que aportar en este campo, concretamente los efectos que provoca en el amor. En concreto, la ciencia andaluza ha estudiado en diferentes trabajos científicos la reacción térmica de la piel a la melodía de la que consideran ‘su canción’.

    Uno de ellos confirma que la temperatura corporal varía en las parejas estables al escuchar su canción ‘de amor’ favorita. Científicos andaluces han analizado el impacto emocional que tienen las canciones románticas favoritas sobre una relación, utilizando para ello técnicas de termografía infrarroja. Si una pareja reciente escucha la que consideran ‘su canción’ se produce un enfriamiento a nivel corporal, sobre todo en la punta de la nariz, ambas mejillas, la frente en el lado izquierdo y derecho y la punta del dedo corazón de la mano dominante, mientras que en parejas estables se produce el efecto contrario, es decir, estas partes del cuerpo se calientan.

    La investigación sobre el amor y el enamoramiento es una línea de estudio que acapara la atención de muchos grupos andaluces y aún queda mucho camino por recorrer. “La mayoría de las investigaciones en este campo se han basado hasta el momento en las relaciones tradicionales monógamas y heterosexuales. Necesitamos romper estos marcos de referencia y saber qué pasa en otras relaciones y no seguir idealizando el amor romántico exclusivo”, propone Fernández.

    Turismo científico en San Valentín: estrellas, paseos y mucho más

     Ya sea por tradición o por darte un capricho con tu pareja, si buscas planes románticos para celebrar San Valentín y disfrutar de nuevas experiencias con esa persona a la que más quieres, existen muchas actividades de turismo científico con la que puedes sorprenderla: maridaje gastronómico y observación astronómica, rutas en kayak para conocer la flora y la fauna del entorno, paseos nocturnos para contemplar las constelaciones del cielo de Doñana

    Observar la estrellas es siempre un plan 'romántico', una alternativa de turismo científico al alcance de todos los bolsillos. Foto: Adobe Stock.

    Observar la estrellas es siempre un plan ‘romántico’, una alternativa de turismo científico al alcance de todos los bolsillos. Foto: Adobe Stock.

    También puedes ‘regalar’ una estrella. Orión, el Cazador, la Liebre y el Unicornio son las de este mes del amor.  Para identificarlas a simple vista, puedes usar esta guía para principiantes, que te ayudará a saber quién es quién en el cielo nocturno.

    Planes ‘románticos’ y mucha ciencia para un San Valentín diferente.


    404 Not Found

    404 Not Found


    nginx/1.18.0
    Ir al contenido