¿Qué riesgos provoca el oleaje sobre restos arqueológicos subacuáticos? Una nueva metodología lo evalúa
Investigadores de la Universidad de Cádiz han llevado a cabo un importante trabajo centrado en el desarrollo de una novedosa metodología de evaluación del impacto real de los peligros inducidos por el oleaje sobre restos arqueológicos ubicados en el entorno costero. Este trabajo, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, se validó en los yacimientos de los navíos hundidos Bucentaure y Fougueux mediante un análisis comparativo que ha incluido mediciones in situ.
Las zonas costeras se caracterizan por las elevadas condiciones energéticas asociadas al proceso de transformación de las olas. En dicho espacio se asientan numerosos yacimientos de patrimonio subacuático, cuya conservación es crucial dado su valor cultural, histórico o arqueológico. La gestión de estos restos requiere de un sistema de apoyo para la toma de decisiones que permita priorizar las intervenciones y acciones para su conservación a largo plazo. Así, este trabajo, firmado por los investigadores Tomás Fernández-Montblanc, Manuel Bethencourt y Alfredo Izquierdo, presenta una innovadora metodología que permitirá evaluar el riesgo y los peligros a los que se exponen los restos arqueológicos subacuáticos para priorizar actuaciones de conservación y gestión en aquellos yacimientos amenazados por el oleaje y evitar así su pérdida.
El riesgo de este patrimonio cultural – ubicado en las costas – se calcula en función de la vulnerabilidad (según los materiales arqueológicos, la pendiente y el tipo de lecho marino), el peligro (descontextualización, desenterramiento y desgaste erosivo) y la exposición calculada en una base de datos arqueológica. En este caso, la metodología propuesta por este equipo de científicos se validó en los pecios Bucentaure y Fougueux, en la Bahía de Cádiz. Ambos barcos se hundieron durante una violenta tormenta tras la Batalla de Trafalgar (1805). El Bucentaure representa un pecio disperso que incluye un total de 22 cañones de hierro y los restos de un ancla asentados a 12 metros de profundidad en la parte exterior de la Bahía de Cádiz. Por su parte, el Fougueux, ubicado a 7 metros de profundidad, conserva una parte importante de la estructura de madera del casco junto con 31 cañones y un ancla.
Durante el trabajo desarrollado en torno a estos dos pecios, “se observó una concordancia entre el valor del índice de riesgo y las mediciones in situ de las tasas de desenterramiento y corrosión (utilizadas como aproximación del desgaste erosivo)”, como explican los investigadores.
De igual forma, es importante destacar que “la metodología se probó en la Bahía de Cádiz utilizando una base de datos arqueológica que contenía 56 yacimientos y ha permitido identificar aquellos que pueden ser considerados de alto riesgo: seis corren el riesgo de descontextualización, cuatro de erosión por desenterramiento y dos de desgaste erosivo”, como se puede leer en el artículo científico.
El oleaje y la degradación de los restos arqueológicos
Las aguas costeras poco profundas son un entorno donde los agentes oceanográficos como el oleaje, las corrientes y las características de los sedimentos determinan un equilibrio dinámico. Los cambios en las condiciones energéticas (por ejemplo, estacionales) pueden generar enterramiento y exposición sucesiva de yacimientos, lo que afecta a la estabilidad y la degradación de los materiales de los mismos. De igual forma, estos agentes pueden controlar la proliferación de organismos nocivos para los materiales, el transporte de sedimentos y la eliminación de capas de concreción que actúan como cubiertas protectoras de determinados objetos arqueológicos.
Así, en los yacimientos situados en aguas costeras, los índices de degradación pueden experimentar fluctuaciones asociadas a cambios en las condiciones energéticas del sistema, y las olas deben considerarse un factor de riesgo importante para su conservación. “Dada la magnitud de la fuerza ejercida por las olas y la capacidad de transporte de sedimentos en aguas poco profundas, éstas contribuyen a la dispersión de los objetos arqueológicos e inducen la desenterramiento o abrasión al desplazar los granos de arena. El resultado es la pérdida y degradación del material arqueológico”, como se detallan sus autores.
Por ello, este método permitirá seleccionar los yacimientos más susceptibles de sufrir el impacto de las olas y proporcionará a los gestores una herramienta de apoyo a la toma de decisiones para priorizar las intervenciones en este patrimonio y así garantizar su conservación en el contexto del cambio climático en la era de una economía azul sostenible. La herramienta diseñada desde la UCA da prioridad a los sitios “en los que deben aplicarse medidas especiales de protección in situ o en los que la excavación y la documentación deben ser prioritarias, ya que la pérdida de información arqueológica es muy probable”.
Este trabajo forma parte de las investigaciones llevadas a cabo en el proyecto VOLICHE, acrónimo de ‘Vulnerability of Littoral Cultural Heritage to environmental agents: impact of Climate Change’. Su objetivo principal es evaluar la vulnerabilidad del Patrimonio Cultural, subacuático y costero, a las condiciones ambientales actuales y el impacto del cambio climático en su preservación, estableciendo metodologías innovadoras aplicadas bajo una perspectiva holística, integrando el conocimiento de diferentes disciplinas e incluyendo la experiencia de las diferentes partes interesadas y usuarios finales.
Referencia bibliográfica:
Fernández-Montblanc, T.; Bethencourt, M.; Izquierdo, A. (2022): ‘Underwater Cultural heritage risk assessment methodology for wave-induced hazards: The showcase of the Bay of Cadiz’. Frontiers in Marine Science. 9:1005514. doi: 10.3389/fmars.2022.1005514
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