Nuevos piensos de harinas de algas y probióticos para rodaballos
Este proyecto en el que trabaja la Universidad de Almería abordará la mejora en el uso de los recursos naturales desde una doble perspectiva: disminuyendo la presión pesquera sobre los stocks de pequeños pelágicos que se emplean para la producción de harinas y aceites de pescado y reduciendo la dependencia de la producción de piensos para acuicultura de las fluctuaciones, tanto en suministro como en precio, que presentan estas dos materias primas. Evaluará además con ensayos de alimentación in vivo el efecto de los piensos experimentales en el crecimiento, metabolismo, fisiología e integridad intestinal y modulación de la microbiota intestinal de los rodaballos hasta alcanzar la talla y peso de comercialización.
La acuicultura europea moderna se enfrenta en la actualidad a una serie de importantes desafíos para poder asegurar el suministro de proteínas animales procedentes de pescado en las próximas décadas y, de este modo, afrontar el reto de crecimiento de la población mundial. Entre estos desafíos se encuentran la mejora del uso de los recursos naturales y el mantenimiento de la sanidad y bienestar de los animales de cultivo.
A escala mundial, el crecimiento de la industria de la acuicultura está siendo enorme, superando su producción desde hace años a la pesca extractiva y se estima que para las próximas décadas el crecimiento de esta industria seguirá la misma tendencia. Para poder mantener la demanda de esta producción acuícola creciente debe existir un suministro adecuado de piensos acuícolas y crear otros nuevos con ingredientes más baratos y sostenibles medioambientalmente que los tradicionales.
El proyecto ALGADIET II ‘Desarrollo y optimización de nuevos piensos funcionales, basados en el uso de harinas de algas y probióticos, para el engorde de rodaballo’, en el que trabaja la Universidad de Almería en colaboración del Instituto Español de Oceanografía con una duración de dos años, tiene como objetivo principal la formulación y evaluación de nuevos piensos funcionales para el cultivo de rodaballo hasta tamaño comercial, en los que se sustituirá parcialmente la harina y aceite de pescado por harinas de algas (microalgas y macroalgas).
Este proyecto está financiado por la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Programa Pleamar, cofinanciado por el FEMP. Los nuevos desarrollos se realizarán desde el grupo de investigación de la UAL ‘Ecología Acuática y Acuicultura (RMN-346)’, que posee una dilatada experiencia en el tema.
Durante el primer año de ejecución del proyecto se abordará la mejora en el uso de los recursos naturales desde una doble perspectiva: disminuyendo la presión pesquera sobre los stocks de pequeños pelágicos que se emplean para la producción de harinas y aceites de pescado y reduciendo la dependencia de la producción de piensos para acuicultura de las fluctuaciones, tanto en suministro como en precio, que presentan estas dos materias primas. A lo largo de este año se evaluará con ensayos de alimentación ‘in vivo’ el efecto de los piensos experimentales en el crecimiento, metabolismo, fisiología e integridad intestinal y modulación de la microbiota intestinal de los rodaballos hasta alcanzar la talla y peso de comercialización.
Por otro lado, el estado de salud y bienestar de los animales se estudiará durante el segundo año del proyecto después de la suplementación de bacterias probióticas a los piensos formulados con las harinas de micro y macroalgas. En este caso se estudiará cómo afecta la presencia de diferentes microorganismos probióticos a la salud de los rodaballos. Todos los datos generados dentro del proyecto ALGADIET ayudarán al diseño de dietas funcionales y sostenibles para el engorde de rodaballo, permitiendo que la industria acuícola pueda afrontar el crecimiento de las próximas décadas en lo referente a la demanda de proteína de pescado.
Este proyecto llega a arrojar luz sobre la insostenible producción de piensos para la acuicultura. En 2018 se produjeron para la acuicultura en todo el mundo cerca de 41 millones de toneladas de piensos, de los cuales se utilizaron en España 140.050 toneladas. Los costes de los piensos de acuicultura, debido a que en su composición se utilizan materias primas de alto valor y a que su fabricación necesita de un mayor procesado, suelen ser más elevados que los de la ganadería convencional terrestre. Entre las materias primas que se usan se encuentran la harina y el aceite de pescado. De hecho, el sector de la acuicultura es el principal consumidor de harina y aceite de pescado (aproximadamente el 70 por ciento de la producción mundial), cuya procedencia principal es la pesca extractiva de pequeños pelágicos.
Esta situación ha generado una creciente necesidad de sustituir total o parcialmente a estos ingredientes por otros más sostenibles medioambientalmente, sin que por ello se resienta la calidad de los piensos producidos para la acuicultura. Entre estas fuentes se encuentran las algas (macro y microalgas), una opción interesante no solo por su contenido en proteínas, aminoácidos esenciales y ácidos grasos poliinsaturados, sino también por la presencia de compuestos con actividad biológica que les confieren un papel adicional como ingrediente funcional para los piensos utilizados en acuicultura.
Las macroalgas son algas marinas pluricelulares bentónicas. Su composición nutricional varía, al igual que las plantas terrestres, en función de la especie, estacionalidad y localización geográfica de su cultivo. Una característica común a todas ellas es su alto contenido en agua y una composición en aminoácidos bastante completa, sobre todo en lo referente a aminoácidos esenciales. Además de tener un papel nutricional en los piensos, las macroalgas también pueden promover la salud de los peces y su bienestar gracias a su compleja matriz de compuestos bioactivos, como por ejemplo su alto contenido en fibras solubles o ácidos grasos n-3 (más conocidos por omega-3).
Por su parte, las microalgas son algas unicelulares microscópicas. Representan el mayor, y también sobre el que existe un menor conocimiento, de los grupos de microorganismos de la tierra, siendo la fuente primaria de los nutrientes de la red trófica acuática. Su composición nutricional varía en función de la especie y las condiciones de cultivo, pero en términos generales poseen un alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados, aminoácidos, vitaminas, minerales y otros compuestos bioactivos. Al igual que las macroalgas, además de su papel nutricional también pueden tener un papel beneficioso para los animales acuáticos mejorando su sistema inmune, metabolismo lipídico, función intestinal y resistencia al estrés.
Para el desarrollo de los nuevos alimentos para acuicultura, el Vicerrectorado de Investigación de la UAL ha potenciado la Unidad de Dietas Experimentales, que es una infraestructura única en toda Andalucía, y de las pocas de España, en las que pueden fabricarse todo tipo de fórmulas experimentales para acuicultura tanto a pequeña (1 kilogramo) como a mediana escala (500 kilogramos) ya que dispone de diverso equipo específico para las distintas fases del proceso de elaboración. Además, la UAL dispone de instalaciones punteras para cultivar microalgas, como las del proyecto europeo SABANA, en las que podrá cultivarse la biomasa necesaria para el desarrollo de los experimentos.
La investigación en la Universidad de Almería será desarrollada por los doctores Francisco Javier Alarcón López, María Isabel Sáez Casado y Tomás Francisco Martínez Moya, todo ellos integrantes del grupo de investigación ‘Ecología Acuática y Acuicultura (RMN-346)’. Además, en este proyecto participan el Instituto Español de Oceanografía (IEO) a través del Centro Oceanográfico de Gijón (coordinadora del proyecto, Alma Hernández de Rojas) y la Planta de Cultivos de ‘El Boca’ del Centro Oceanográfico de Santander (Cristina Rodríguez) y la Universidad de Cádiz (Juan Miguel Mancera y Juan Antonio Martos-Sitcha). También cuenta como colaboradores con la Universidad de Cantabria (Xabier Moreno-Ventas) y la Universidad de Málaga (Miguel A. Moriñigo).
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