Almería /
14 de octubre de 2021

Demuestran el efecto protector de la reserva cognitiva en el envejecimiento saludable

Fotografía ilustrativa de la noticia

Científicos de la Universidad de Almería han comprobado una posible interacción entre la reserva cognitiva y los estados de ansiedad cuando se realiza una tarea de aprendizaje emocional que induce un estado de estrés. En concreto, señalan que la reserva cognitiva es el resultado de todas las cosas que se realizan durante la vida, hobbies, cultura, educación, aprendizajes…, y, según su criterio, esa reserva se produce desde los primeros años de la infancia. Han evaluado el nivel de cortisol como la variable más relacionada con el estrés, o sea, a mayor nivel de cortisol, mayor nivel de estrés.

Bajo el título de ‘Cognitive Reserve and Anxiety Interactions Play a Fundamental Role in the Response to the Stress’, la revista Frontier In Psychology ha dado a conocer en el ámbito científico internacional las últimas aportaciones de un grupo de investigadores de la Universidad de sobre la relevancia de la ‘reserva cognitiva’, hasta el extremo de participar en la duración de la vida humana.

Esa es la línea de trabajo seguida por los profesores de la Universidad de Almería María D. Roldán y Juan García, en la que acumulan más de diez años de avances conjuntos, publicaciones y traducción en cinco idiomas de su escala de reserva, para llegar a diez países. Este último artículo está sostenido en una tesis doctoral, la segunda sobre esa cuestión en la que han participado, y el mensaje que transmite a la sociedad es el de que “controlar el estrés puede alargar nuestra vida”.

Este estudio incide en el papel de la reserva cognitiva como resiliencia en el envejecimiento sano y afrontar los problemas del día a día.

Junto a ambos profesores, son firmantes del trabajo José Antonio García y Fernando Cañadas, con dos grupos de investigación de la UAL involucrados, ‘Neuropsicología Experimental y aplicada’ e «investigación en Ciencias Sociales y de la Salud: Metodología y Aplicaciones’. Según los mismos científicos han explicado, han comprobado “una posible interacción entre la reserva cognitiva y los estados de ansiedad cuando se realiza una tarea de aprendizaje emocional que induce un estado de estrés”. En más detalle, “la reserva cognitiva es el resultado de todas las cosas que se realizan durante la vida, hobbies, cultura, educación, aprendizajes…”, y, según su criterio, “esa reserva se produce desde los primeros años de la infancia”, si bien en este estudio de referencia sólo han utilizado población adulta masculina: “Hemos evaluado el nivel de cortisol como la variable más relacionada con el estrés, o sea, a mayor nivel de cortisol, mayor nivel de estrés”.

Los resultados que han obtenido indican “un efecto ‘protector’ de la reserva cognitiva”, puesto que reduce los niveles de estrés en los participantes que tienen precisamente altos niveles de reserva, añadiendo que “se muestra principalmente en los participantes con un alto estado de ansiedad al inicio del experimento”. Asimismo, han observado que “esta reserva cognitiva tiene una relación indirecta con el aprendizaje emocional a través de la ansiedad, es decir, la reserva reduce el nivel de ansiedad haciendo más fácil el aprendizaje y manejo de una situación emocional”. Esto se traduce en que “la reserva cognitiva y cerebral es una ‘resiliencia’ que no solo nos asegura más o menos un envejecimiento sano, sino que además nos permite vivir y afrontar los problemas del día a día desde una edad temprana”. Por lo tanto, su importancia es vital para el desarrollo del ser humano.

Con ello, los investigadores de la UAL van “más allá de lo que siempre se ha oído sobre que hay que mantener una mente activa, que hay que leer, relacionarse, mantener vivo nuestro cerebro una vez que dejamos la vida profesional, porque es clave para un envejecimiento saludable, tema clave para las políticas sociales o las inversiones en cultura, educación…”. Así pues, a través de este último artículo publicado avanzan aun más en una línea en la que ya se han labrado un alto prestigio internacional, pero que sobre todo redunda en dar soluciones a una preocupación de la sociedad moderna: “Llevamos años investigando el papel de la reserva cognitiva en el envejecimiento saludable, hemos participado en congresos, publicaciones, foros… pero cada vez nos vamos dando cuenta de que la reserva se construye durante toda la vida, y que no sólo afecta a la memoria o a otras variables cognitivas, sino al modo que nos enfrentamos al estrés, al miedo, a las cuestiones emocionales”.


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