Almería /
25 de julio de 2022

Del mar a la granja: agua salada y microalgas marinas para depurar purines porcinos

Fotografía ilustrativa de la noticia

Con el fin de minimizar el uso de agua dulce en la filtración de vertidos procedentes de granjas o explotaciones agropecuarias, investigadores de la Universidad de Almería han utilizado agua de mar para filtrar estos restos líquidos y eliminar cualquier sustancia contaminante. Además han cultivado cepas del alga marina Nannochloropsis gaditana, una especie que se alimenta de los nutrientes de estas aguas y se caracteriza por su alta producción de omega 3, lo que la convierte en un reclamo como alimento para peces y moluscos.

El agua dulce es un recurso cada vez más limitado. Del agua que cubre nuestro planeta, sólo el 2,5% es dulce, la mayor parte bajo tierra. En España, según datos del Ministerio de Transición Ecológica, existen unas 800 masas de agua subterráneas, que ayudan a mantener el caudal de los ríos y son, entre otras, la base para el suministro de agua potable, los sistemas de saneamiento, la agricultura y la industria.

Precisamente en el sector agrícola y ganadero, la depuración de aguas residuales y su reutilización es una cuestión que afecta en el día a día de una granja. ¿Qué hacer con los purines, esa mezcla de excrementos sólidos y líquidos del ganado y de las aguas residuales procedentes del lavado de la explotación?

Un equipo de expertos formado por investigadores del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Almería y el Centro de Investigación de Energía Solar CIESOL ha encontrado la fórmula para filtrarlos empleado agua salada y microalgas marinas.

La novedad del proceso es la combinación del agua salada con el cultivo al aire libre de cepas del alga marina Nannochloropsis gaditana que han utilizado como medio natural para filtrar los vertidos contaminantes. Este alga se usa como alimento para peces y moluscos, ya que posee un alto contenido en ácidos grasos saludables, como el omega 3, y también se emplean en técnicas de aguas verdes para mejorar la calidad del agua destinada a cultivo de peces evitando enfermedades acuícolas.

Hasta ahora, los purines se almacenan y se usan como fertilizantes. Existen tanta cantidad en algunas zonas que no hay terreno agrícola suficiente y al estar almacenados tanto tiempo acaban filtrándose en la tierra o evaporándose.

Esta combinación permite reducir la carga de sustancias que contiene este agua contaminada. Justo ahí es donde las microalgas entran en acción. Estos microorganismos acuáticos necesitan para su crecimiento, además de agua y luz solar, nitrógeno, fósforo y dióxido de carbono. “En los purines diluidos en agua de mar encuentran estos elementos necesarios para su desarrollo. Así que hacen una función doble: a la vez que se nutren de ellos, contribuyen al tratamiento de estos desechos agrícolas de difícil gestión”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Almería Tomás Lafarga.

Tomás Lafarga, uno de los autores del estudio.

Purines como ‘plato único’

En este sentido, el potencial de las microalgas marinas como instrumento para el tratamiento de estos vertidos abre nuevos campos de estudio. “Estos microorganismos pueden consumir el nitrógeno que antes se evaporaba o filtraba en el suelo. Con este proceso puesto en marcha en el reactor, una vez introducidos los purines son las algas quienes se comen estos compuestos, lo metabolizan y lo transforman en moléculas de interés”, señala el investigador.

Otra ventaja de este sistema, detallado en este estudio publicado en la revista Journal of Water Process Engineering, es la mejora de la calidad de la materia orgánica. “El tratamiento de los purines de cerdo con estas microalgas disminuye en esta biomasa la aparición de bacterias patógenas, como la Clostridia sulfito-reductora, que causa diarreas y dolores abdominales, y la conocida Salmonella”, especifica Lafarga.

Según los expertos, la biomasa obtenida podría tener potencial como alimento para peces y moluscos por su alta producción de aceites ricos en omega 3. “Las microalgas se podrían usar como parte de los compuestos del pienso y mejoraría la salud del animal y el impacto ambiental que redunda en el bienestar de los animales”, matiza este experto.

Reactores

Un ejemplo de ciencia aplicada, productiva y sostenible, donde los residuos generan valor y la economía circular permite que desechos procedentes de una granja sean útiles para esas mismas instalaciones o se transformen y sean el sustento de microalgas marinas. Microorganismos acuáticos que a su vez desempeñan unas funciones de filtrado que vuelven a dar ‘vida útil’ al agua.

Más información en #CienciaDirecta: Emplean agua salada y microalgas marinas para depurar purines porcinos


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