Sevilla /
22 de mayo de 2024

¿Cómo saber si un suelo es más fértil que otro?

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Fundación Descubre

Alumnado del IES Virgen de Valme (Dos Hermanas), de la mano deinvestigadoras de la Universidad de Sevilla y la asociación Enredaos con la Tierra (La Puebla del Río) desarrollarán un método destinado a público no experto para evaluar la biodiversidad y capacidad de descomposición de diferentes terrenos. Esta iniciativa forma parte del proyecto ‘Andalucía + ciencia ciudadana’, impulsado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación y coordinado por Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide, que pretende potenciar la utilización de este abordaje científico participativo entre distintos agentes de la región.

El suelo que pisamos es rico en flora y fauna y en muchos casos ‘esconde’ secretos que se escapan a la vista humana. Entre ellos, microbichos, fauna de tamaños tan pequeños que necesitamos el uso de microscopios para poder distinguirlos. Hoy se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad, una efeméride para crear conciencia acerca de la importancia que tiene la diversidad biológica para los seres humanos y la necesidad de cuidarla y preservarla para las futuras generaciones.

Muestras de suelo.

Así lo hacen investigadoras de la Universidad de Sevilla, junto con estudiantes del IES Virgen de Valme (Dos Hermanas) y asociados de Enredaos con la tierra (La Puebla del Río), que han puesto en marcha el proyecto ‘Microfauna: Los secretos del suelo’. Convertidos en científicos-ciudadanos, trabajan para elaborar una guía destinada a público no experto que determine la calidad de los suelos mediante la medición de su biodiversidad y su capacidad de descomponer la materia orgánica.Esta iniciativa forma parte del proyecto ‘Andalucía + ciencia ciudadana’, impulsado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación y coordinado por Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide, que pretende potenciar la utilización de este abordaje científico participativo entre distintos agentes de la región. En concreto, supone la implicación activa de una comunidad para dar respuesta a un problema cercano con acciones basadas en el conocimiento, en este caso la conservación de un recurso desconocido como el suelo.

En el proyecto, que se extenderá hasta junio de 2025, participa un grupo de 80 personas y cuenta con la asesoría científica del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla.  También colaboran el investigador de la Universidad de Cádiz Pablo Homet y la investigadora del Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla Marta Gil.

Punto de partida

La iniciativa parte de la hipótesis de que los suelos mejor conservados y cubiertos por mayor diversidad vegetal albergarán una mayor abundancia y la diversidad de microfauna edáfica (como ácaros o colémbolos). Asimismo, estos suelos más biodiversos descompondrán la materia orgánica con más facilidad.

Para medir esta capacidad de descomposición, el estudio se desarrolla en dos escenarios de análisis. Por un lado, los terrenos del IES Virgen de Valme, en Dos Hermanas, y, por otro, la huerta de la asociación Enredaos con la Tierra de La Puebla el Río, que abastece a un centenar de familias.

El alumnado participante en el proyecto explica las fases de los experimentos a otros estudiantes.

En el instituto nazareno, comenzaron con una evaluación inicial para medir el conocimiento previo del alumnado sobre el suelo y su microfauna. A continuación, la coordinadora del proyecto y asesora científica, Lourdes Morillas impartió un taller introductorio sobre la importancia del suelo, su fracción orgánica y la relevancia de sus organismos.

Experimentos en la huerta

Para saber qué suelo es más fértil que otro y asimismo comparar el suelo no fértil del centro, con la huerta de la asociación Enredaos con la Tierra, dedicada a agricultura regenerativa, desarrollaron dos experimentos. Por un lado, se desplazaron a los terrenos de cultivo de La Puebla del Río para evaluar la capacidad de descomposición de la materia orgánica. Para ello, enterraron en 8 ubicaciones distintas un set de materiales con diferente biodegradabilidad: un tapón de plástico, ropa interior de algodón, una piel de plátano y una bolsita de té. Tras dos meses, los desenterrarán y registrarán su pérdida de peso, lo que les permitirá cuantificar la descomposición que han experimentado. “Los beneficios de los proyectos de ciencia ciudadana es que el alumnado aplica el método científico a una situación real, próxima a su día a día”, subraya la directora del IES Virgen de Valme, Ángela Lendínez.

En paralelo, se diseñó un experimento para extraer la fauna del suelo de los sitios de estudio en los que se evaluó la descomposición de la materia orgánica. Tras humedecer una muestra de terreno, la pesan y la colocan en un embudo fabricado con una botella de plástico, donde se coloca una malla que los organismos atravesarán al huir de un foco de luz colocado sobre la muestra de suelo. Al atravesarla, los organismos quedan atrapados y fijados en alcohol. Cuatro días después, los científicos ciudadanos recogen los organismos y los identifican con un listado de especies que han elaborado para el proyecto.

Además del alumnado, en el proyecto están implicados los miembros de la asociación Enredaos con la Tierra. Con ellos se han desarrollado también los talleres de identificación y  experimentos para que los apliquen a sus propias huertas y puedan usar estos indicadores para conocer los efectos de los manejos que realizan sobre la calidad del suelo. Así el proyecto obtendrá la calidad de tres tipos del suelo: el centro educativo, la huerta de agricultura regenerativa de La Puebla del Río y los huertos particulares de los asistentes a los talleres.

Con ello los coordinadores del proyecto pretenden mostrar la complejidad del ecosistema que supone el suelo, con una guía, que permita cuantificar la calidad de un determinado suelo mediante una serie de indicadores sencillos, destinada a personas no expertas. “La ciudadanía no cuenta con herramientas sencillas para conocer y valorar los suelos. Si conseguimos que comprenda qué es un suelo sano y cuál es su importancia, esto favorecerá la implicación social en su protección y restauración. Para ello, vamos a elaborar esta guía práctica de uso doméstico”, adelanta la coordinadora del proyecto, Lourdes Morillas.

Además de los resultados científicos, el proyecto cuenta con una vertiente divulgativa con acciones como su participación en la Feria de la Ciencia de Sevilla celebrada este mes, donde ha mostrado su proceso investigador. Y se subirá a las tablas con una muestra de bioteatro a cargo del alumnado del IES Virgen de Valme, al finalizar su desarrollo el próximo año 2025.


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