Actualidad científica
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Las marcas rojizas encontradas en estalagmitas de la cueva de Ardales (Málaga) no son fruto de procesos naturales, sino de artistas neandertales que las pintaron simbólicamente hace 65.000 años. Así lo señala un nuevo estudio liderado por investigadores de la Universidad de Barcelona.
Con las restricciones por la covid-19 de 2020 disminuyeron las hectáreas quemadas en el Mediterráneo. ¿Qué podemos aprender de la pandemia para mejorar su gestión? Esta es la pregunta que se hizo un equipo de científicos, que insiste en gestionar los combustibles y concienciar a la sociedad para disminuir el impacto del fuego.
Investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD) propone que solo hay un dominio ancestral, Bacteria. De una de éstas, en concreto, las del filo Planctomycetes, derivan los organismos de los otros dos dominios, Archaea y Eukaryota. El estudio intenta dar respuesta así a una de las interrogantes más antiguas de la Biología.
Los homínidos pudieron atravesar el mar a través de algunos estrechos, como el de Gibraltar, hace más de un millón de años, según un nuevo modelo computacional. El trabajo ha permitido evaluar la eficacia de cuatro tipos de movimiento en el agua: nadar, ir en balsa, o dejarse arrastrar a la deriva con o sin objeto flotador.
La energía solar es una de las mayores aliadas en la lucha contra la crisis climática y en el cumplimiento del Acuerdo de París, firmado hace hoy cinco años. En España, el objetivo es multiplicar por cuatro la potencia instalada para 2030. Pero las descomunales plantas fotovoltaicas que proliferan ya están transformando el paisaje natural y alterando el hábitat de la vida silvestre.
Entre el 30 y el 99 % del agua que cubrió el planeta rojo, que tuvo ríos y mares hace millones de años, quedó incorporada a los minerales de su corteza y no se evaporó. Así lo reflejan nuevos datos y simulaciones presentadas esta semana en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria.
Gracias a la participación de más de 400 ornitólogos voluntarios que recogieron más de 126.000 registros de pájaros, un equipo de científicos pone en evidencia que durante el confinamiento no hubo más aves en el entorno urbano, sino que se oyeron y se vieron más gracias a su rápido cambio de comportamiento.
Muchas de las medidas adoptadas para frenar la infección del SARS-CoV-2, como mantener la distancia social, son mecanismos de protección habituales en el reino animal. Insectos, murciélagos, peces, langostas, ratones y monos, entre otros, comparten con nosotros comportamientos que evitan la propagación de patógenos.
Murciélagos, civetas y dromedarios han estado implicados en diferentes epidemias de coronavirus. Conejos, pangolines y erizos podrían convertirse en huéspedes de nuevos virus a largo plazo, según un modelo de machine-learning que valora en qué mamíferos sería más probable que el SARS-CoV-2 se recombine con otros. Los autores señalan que no quieren crear alerta sobre esos animales, “ya que la recombinación podría no ocurrir en ellos”.
Tras analizar la biodiversidad de los briozoos, unos diminutos animales coloniales que viven sujetos al fondo, en el monte submarino del Seco de los Olivos, frente a las costas de Almería, un equipo de científicos españoles y brasileños ha identificado 43 especies diferentes, de las cuales tres nunca se habían visto en el Mediterráneo y otra ha resultado ser nueva para la ciencia.
Científicos de la Universidad de Granada y del Hospital Universitario Virgen de las Nieves trabajan en este campo, en el que expertos de todo el mundo creen que es posible aumentar la resistencia biológica de las personas al SARS-CoV-2 utilizando los procedimientos terapéuticos que se basan en el uso de las células madre mesenquimales. En la actualidad, son muchos los ensayos clínicos en marcha para comprobar los resultados de esta terapia celular en pacientes con coronavirus.
Un análisis genealógico alerta de que el nuevo coronavirus existe desde hace décadas en murciélagos, y por tanto pueden haber aparecido otros linajes con capacidad de infectar humanos. El equipo de investigación pide un sistema de vigilancia capaz de detectar nuevos patógenos en tiempo real.