Un grupo de investigación del Departamento de Agronomía de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla ha analizado cómo responde el olivar superintensivo de la variedad Manzanilla de Sevilla a distintos niveles de ausencia de riego. Con el conocimiento obtenido, los agricultores podrían llegar a reducir hasta la mitad el uso de este recurso y obtener aceitunas con características similares a las cultivadas de forma tradicional.
Las suculentas son plantas similares a los cactus, que almacenan agua en sus hojas, tallos o raíces, permitiéndole sobrevivir en ambientes secos y áridos. Por lo general, estas especies habitan en lugares donde llueve poco, y cuando se cuidan en casa, la mayoría de ellas requiere pocos cuidados para mantenerse con vida.
Uno de los métodos que emplean los aficionados más aguerridos para que estas plantas adquieran un colorido más intenso y fortalecerlas es someterlas a estrés hídrico: dejan de regalarlas durante periodos controlados y las someten a una mayor exposición al sol. De este modo:
- Las suculentas “se sonrojan” o adquieren una pigmentación más vibrante.
- Activan sus mecanismos de supervivencia.
- Se potencia su capacidad para almacenar agua.
El caso de las suculentas demuestra que la gestión eficiente del agua, cuando se aplica correctamente, puede mejorar la adaptación de las plantas sin comprometer su vitalidad o rendimiento. En este principio se basa el trabajo de un equipo de investigación del Departamento de Agronomía de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla, que ha comprobado que el riego deficitario controlado en olivos de mesa permite ahorrar un 50% de agua sin disminuir la producción.
Estrés como método de supervivencia
Hasta el momento, el conocimiento científico sostenía que el estrés hídrico en los cultivos superintensivos estaba ligado a una pérdida de calidad del producto. No obstante, los expertos del grupo HridroSOS han demostrado que se pueden obtener aceitunas de la variedad Manzanilla de Sevilla con características físicas similares a las cultivadas de forma tradicional, como su peso o el tamaño del hueso. “Con este conocimiento, los agricultores podrían reducir el uso de los recursos hídricos, lo que supondría un ahorro de agua en este tipo de producciones”, explica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Sevilla Marta Sánchez.
Como detallan en el artículo publicado en Agricultural Water Management, los investigadores han analizado cómo diferentes niveles de estrés hídrico afectan a los árboles en el olivar superintensivo, evaluando tanto la producción como la calidad del fruto. Este sistema de cultivo permite maximizar la producción de aceitunas en áreas más reducidas, utilizando una mayor densidad de plantación y mecanización avanzada. Sin embargo, requiere una gestión cuidadosa de recursos como el agua, ya que las plantas están sometidas a un mayor estrés por la cantidad de árboles que conviven en un espacio reducido.
De este modo, los expertos aportan una solución sostenible para la gestión del agua en la agricultura, demostrando que el estrés hídrico controlado no solo es viable, sino también beneficioso en determinados cultivos.
Tanto las suculentas en ambientes domésticos como los olivos en producción intensiva demuestran que, aplicando técnicas adecuadas, las plantas pueden adaptarse y prosperar bajo condiciones extremas como la sequía, un enfoque que también contribuye a enfrentar los desafíos climáticos actuales, ayudando a garantizar una producción agrícola sostenible sin comprometer la calidad del producto final.
Más información en #CienciaDirecta: El riego deficitario controlado en olivos de mesa permite ahorrar hasta un 50% de agua sin disminuir la producción
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