Investigadores del centro Pfizer – Universidad de Granada – Junta de Andalucía de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), ubicado en Granada, recurren a esta tecnología para modificar el genoma y su reacción ante determinados tratamientos de patologías complejas, como linfomas y leucemias de tipo B y la Enfermedad de Pompe (un trastorno genético que crea debilidad muscular y empeora con el tiempo).
Los equipos de los doctores Martín Molina y Karim Benabdellah se centran en el estudio de la edición genómica aplicada a patologías específicas: linfomas y leucemias de tipo B y la Enfermedad de Pompe (un trastorno genético que crea debilidad muscular y empeora con el tiempo). Para estos investigadores de la Consejería de Salud y Familias que desarrollan su trabajo en el centro Genyo, la edición genómica «es una herramienta muy potente que nos permite modificar el genoma de manera muy precisa bien para reparar las mutaciones causantes de las patologías o bien lograr la expresión de genes terapéuticos que impidan la progresión de la enfermedad o, en el mejor de los casos, su curación», detalla Benabdellah. Expresar un gen es lograr que se active y tenga la reacción deseada.
Mejora de las terapias
Una de las estrategias terapéuticas que más éxitos está cosechando en los últimos años para combatir leucemias y linfomas refractarios (aquellos que no responden a ningún tratamiento) es la infusión de células CAR-T. Así se denomina a la modificación genética de las células T (unas células de la sangre involucradas en la defensa contra agentes infecciosos y cáncer) que se hace en el laboratorio y por las que se les coloca un receptor de antígeno quimérico (CAR, por sus siglas en inglés chimeric antigen receptor) con el propósito de que las células T se adhieran a las malignas y las destruyan. Actualmente existen dos medicamentos de estas características que se están utilizando en el Sistema Sanitario Público de Andalucía.
Una posible solución a este inconveniente es utilizar células T de donantes sanos para crear CAR-T universales, por así decirlo, de modo que estén disponibles inmediatamente para su administración a los pacientes cuando fuese necesario. El problema que plantea esta opción terapéutica es que esos CAR-T son capaces de atacar también a células sanas del paciente generándose así la enfermedad de injerto contra huésped. Y además, el organismo que las acoge también responde reconociéndolas como extrañas y eliminándolas.
Y es aquí donde la edición genómica presenta su elevado potencial, ya que con ella es posible modificar esas CAR-T para eliminar la parte celular que interviene en el rechazo y en la enfermedad de injerto contra huésped. Con esta estrategia se consigue, por un lado que el paciente no reconozca estas células como cuerpos extraños y, por otro, que las células CAR-T solamente actúen contra las células tumorales y no contra las sanas. De esta manera «las células T de un donante sano podrían universalizarse con garantías de seguridad y eficacia», apuntan los investigadores.
Actualmente, esta tecnología se aplica fundamentalmente en leucemias y linfomas pero los científicos se muestran esperanzadores ante tumores sólidos. Tanto en opinión de Martín Molina como de Benabdellah, se puede fortalecer la inmunoterapia con técnicas de edición genómica. «Podemos conseguir células CAR-T más potentes y seguras para que ante un tumor sólido no se pierda la batalla. A día de hoy, las células CAR-T son capaces de detectar las células tumorales, pero se encuentran con un entorno muy ‘hostil’ y no pueden acabar con ellas. Con la edición genómica se puede lograr que las células CAR-T no pierdan su potencial en presencia del tumor y puedan así destruirlo», explican.
La Enfermedad de Pompe
En el caso concreto de la Enfermedad de Pompe, considerada una enfermedad rara, Martín Molina piensa que la edición genómica podría suponer una alternativa terapéutica a los tratamientos actuales. Los pacientes que padecen esta enfermedad sufren una carencia de la proteína alfa glucosidasa ácida (GAA) y cuya función es descomponer el glucógeno (un azúcar complejo) en glucosa (azúcar simple y la mayor fuente de energía del cuerpo). La carencia de dicha proteína se resuelve a día de hoy administrándola de forma intravenosa pero sus resultados no son muy duraderos. Por ello, este investigador granadino considera que «con la edición genómica de células troncales hematopoyéticas (aquellas que originan todas las células de la sangre en nuestro organismo) podemos hacer un caballo de Troya. A estas células las modificamos para que contengan esta proteína y sean capaces de secretarla en la sangre de los pacientes que padecen la enfermedad». Otra estrategia en la que se está trabajando en el grupo de investigación es la reparación directa de las mutaciones que causan la enfermedad mediante la administración de los sistemas de edición genética directamente en los pacientes.
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