El estado actual de la Sismología no permite aún predecir cuando ocurrirá un terremoto destructor, pero sí sabemos que seguirán sucediendo y cuáles son, además, las zonas de mayor peligro de sismicidad de nuestra región, Andalucía. Este riesgo depende, en este sentido, de dos factores principales. Por un lado, la citada peligrosidad sísmica o movimiento del suelo esperado en un lugar concreto dentro de un período de tiempo también estipulado. Éste puede variar en un mismo espacio en función de la cercanía a las fallas activas (aquellas fracturas en el suelo que tienen la capacidad de generar terremotos), del tipo de terreno y de lo propenso que éste sea a desestabilizarse. En general, los daños suelen concentrarse en áreas donde existen superficies poco firmes y especialmente susceptibles de deslizarse en caso de movimientos sísmicos.
Por otro lado, las zonas de mayor peligrosidad sísmica también dependen de la vulnerabilidad de las edificaciones, es decir, la susceptibilidad de una construcción a sufrir un determinado grado de daño para un movimiento específico del suelo. Estos desperfectos varían, principalmente, según la tipología constructiva (es decir, la clasificación de los edificios según el método y los materiales de construcción), el diseño (pilares cortos o piso débil, entre otros) y de la ejecución y calidad de los materiales empleados.
Construcciones más resistentes
La peligrosidad sísmica no cambia con el tiempo. No obstante, lo que sí podemos reducir es la vulnerabilidad de las edificaciones mediante normativas denominadas ‘sismorresistente’ (esto es, el cumplimiento de una serie de especificaciones técnicas que tratan de regular que las construcciones sean cada vez mejor adaptadas a posibles movimientos sísmicos), medidas preventivas y actuaciones que mitiguen los posibles daños en nuestro entorno como, por ejemplo, fijar bien a las paredes los armarios o estanterías y señalizar adecuadamente las señales de salida en los edificios públicos.
En concreto, Andalucía está en el límite entre las placas Africana y Euroasiática, cuya acción conjunta deforma lentamente la de sus bordes, provoca la existencia de fallas geológicas activas y explica la ocurrencia de terremotos en nuestra comunidad. Por tanto, la región andaluza, especialmente su parte Centro-Oriental, se encuentra en un área de conflicto y ya ha sido sacudida por diversos terremotos destructores a lo largo de su historia. Esta zona, junto con las de Murcia y Alicante, presentan el mayor riesgo sísmico del territorio español.
Historial sísmico de Andalucía
La peligrosidad sísmica de Andalucía está definida por los terremotos que ocurren tanto dentro de su territorio (en especial en su parte Central y Oriental), como fuera (mar de Alborán y área del Golfo de Cádiz). En la actualidad, la actividad sísmica se concentra en el mencionado mar de Alborán, donde el pasado mes de enero se localizó un terremoto de una Escala Sismológica de Magnitud de Momento (Mw) de 6.3. Éste ha dado lugar a una serie de réplicas en la zona de la ruptura del sismo más grande, donde se han registrado 1523 ‘eventos’ hasta el día 2 de febrero (inclusive). Esta cifra es lo normal para un terremoto de estas características. De hecho, la tendencia en este tipo de series es que el número de réplicas disminuya con el tiempo.
A lo largo de la historia, los terremotos que han causado mayores daños (y que han sido comprobados documentalmente) en nuestra región desde el año 1400 hasta la actualidad, con intensidades superiores a VIII, fueron los acaecidos, por ejemplo, en 1431 en Pinos Puente, Granada; en octubre de 1680 la tierra tembló, provocando, además, un tsunami en Málaga; o en 1884 en Arenas del Rey, Granada.
De esta forma, las sacudidas provocadas por estos terremotos afectaron gravemente a una serie de poblaciones alrededor del epicentro, es decir, el punto de la superficie terrestre donde un movimiento adquiere su máxima intensidad. También han cambiado el curso de la historia, como los de 1431 cuando el rey Juan II de Castilla se disponía a tomar Granada cuando ocurrieron y desistió de su empeño. Además de estos han ocurrido otros menos destructores, pero muy importantes por su proximidad en el tiempo: los almerienses de Berja (23-12-1993) y Adra (4-1-1994) con intensidades máximas de VII (según la Escala Macrosísmica Europea, EMS).
Medidas preventivas
Los planes de emergencia ante riesgo sísmico y tsunamis son competencia de la Dirección Provincial de Protección Civil y Emergencias. De este modo, el Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos, perteneciente a la Universidad de Granada, en materia de prevención es responsable de realizar diferentes tareas de investigación: proyectos que han permitido desarrollar y mantener la Red Sísmica de Andalucía; estudiar el movimiento del suelo mediante técnicas diversas; o aplicar metodologías de elaboración de escenarios virtuales de daños sísmicos. Igualmente, es organismo asesor mediante diversos documentos como el ‘Estudio de Riesgo Sísmico de Andalucía (SISMOSAN)’; el ‘Estudio de la metodología para la elaboración de escenarios sísmicos (MEDACHTU)’; y la creación de materiales de divulgación como pósters, cuadernos o dípticos.
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