Sevilla /
05 de mayo de 2020

El nivel de CO2 en las aulas andaluzas, por encima de lo que estima la OMS

Fotografía ilustrativa de la noticia

Un estudio de la Universidad de Sevilla señala que del nivel de CO2 presente en las aulas analizadas superaba habitualmente el valor máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Un elevado porcentaje de edificios escolares en Andalucía carece de instalaciones de ventilación mecánica y sistemas de filtración, por lo que la renovación del aire de las aulas se logra a través de las infiltraciones o la apertura de ventanas. Así lo asegura un reciente estudio de la Universidad de Sevilla que ha analizado la estanqueidad en las aulas en Andalucía y la evolución de la concentración de CO2 durante el horario escolar a través del monitoreo in situ, que sirve como indicador para determinar la calidad del aire.

Interior de un aula de un centro educativo.

Para ello, se realizaron diversos ensayos en 42 aulas de 8 centros educativos repartidos por las zonas climáticas más representativas de Andalucía, concentrados en dos períodos diferentes, invierno y media estación, en los que se realizaron pruebas de presurización y despresurización a fin de obtener el valor de n50 (la tasa estimada de renovación de aire por hora de un recinto con una diferencia de presión entre interior y exterior de 50 pascales). Asimismo, se registró la temperatura del aire, la humedad relativa y la concentración de CO2, con objeto de estudiar el impacto de los diferentes niveles de apertura de las ventanas. Paralelamente, se encuestó a 917 estudiantes, entre 11 a 17 años, sobre posibles síntomas y los efectos sobre su salud.

Como resultado de la investigación, los valores medios de renovación del aire con ventanas y puertas cerradas obtenidos fueron de aproximadamente 7 h−1 (estanqueidad media), mientras que los valores promedio de concentración de CO2 se situaban en torno a 1900 partes por millón (ppm), con únicamente un 17% del total de casos de estudio con valores inferiores al límite máximo recomendado de 1000 ppm por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para entornos saludables. También se concluyó que el 42% de los casos de estudio mostraban concentraciones superiores a 2000 ppm con las ventanas cerradas. Asimismo, se comprobó que hubo un mayor nivel de sintomatología, o nivel de incomodidad percibido por los alumnos, cuando las ventanas estaban abiertas (33% del total de casos de estudio). Como contrapunto, ciertos síntomas, como el picor cutáneo y la congestión nasal, se pueden identificar en los períodos en que las ventanas están cerradas, ya que aparecen cuando aumenta el nivel de CO2.

“Tanto los síntomas como los elevados niveles de concentración de CO2 encontrados, dan fe de la posible degradación de la calidad ambiental de las aulas en Andalucía”, afirma el investigador de la Universidad de Sevilla Miguel Ángel Campano, quien añade que “es necesario la implementación de sistemas de ventilación mecánica controlada según recogen tanto la reglamentación actual para edificios nuevos, como las normas de ergonomía ambiental desarrolladas en Europa.  Parece oportuno disponer de la capacidad de filtrar los contaminantes exteriores y poder garantizar el caudal mínimo de renovación exterior, para lograr así concentraciones de CO2 por debajo de las 1000 ppm”.

En el estudio publicado se muestran los datos recogidos en 8 centros docentes no universitarios andaluces, de los que el 25% son anteriores a 2008, año de la entrada en vigor del Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE 2007), con lo que no tendrían que cumplir con lo que este establece. Del 75% restante de centros, solo uno cuenta con la instalación de ventilación mecánica según dicha normativa, aunque durante la campaña de mediciones se constató que, en la mayoría de los casos, estos “nunca había entrado en funcionamiento” (según la información recabada).


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