Granada /
16 de mayo de 2019

Dime dónde vives y te diré como sueles ir al cole

Fotografía ilustrativa de la noticia

Un estudio internacional en el que participa la Universidad de Granada analiza las diferencias a la hora de desplazarse a su centro educativo de los niños y jóvenes de la Isla de Pascua y Valparaíso (Chile). Los resultados demuestran que el modo en que los jóvenes se desplazan al colegio es un hábito multifactorial donde el factor geográfico y cultural es relevante. Así, este tipo de estudios son relevantes de realizar en contextos no conocidos para disponer de datos y poder intervenir con políticas de salud pública en los jóvenes.

Los niños y jóvenes que residen en la chilena isla de Pascua son más activos a la hora de ir al colegio andando o en bicicleta que aquellos que viven en el continente chileno. Así se desprende de un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada (UGR) y realizado en la Isla de Pascua, la comunidad más remota del mundo de habla hispana y de cultura ancestral, que pertenece a Chile.

El modo en que los jóvenes se desplazan al colegio es un hábito multifactorial donde el factor geográfico y cultural es relevante.

La investigadora de la Facultad de Ciencias del Deporte de la UGR Palma Chillón ha dirigido esta investigación, publicada en la revista PLoS ONE junto con autores chilenos y españoles, con el interés de conocer si el marco cultural y el contexto de esta isla podría influir en que los jóvenes se desplazaran a sus centros educativos andando o en bicicleta (que se denomina desplazamientos activos), o por el contrario, en vehículos motorizados (o desplazamiento pasivo).

Para ello, 666 niños y  adolescentes chilenos de 10 a 18 años procedentes de la Isla de Pascua (208) y de una ciudad del continente chileno -Valparaíso- (458) completaron un cuestionario con datos sociodemográficos, el modo de desplazamiento hacia y desde el centro educativo, y la distancia y tiempo de dicho trayecto.

 

Los resultados demostraron que los jóvenes de la Isla de Pascua son más activos que los de Valparaíso, tanto en el trayecto de ida al centro educativo (29% vs 18% respectivamente) como en el trayecto de vuelta al centro (62% vs 25% respectivamente), destacando que el uso de la bicicleta es nulo en Valparaíso y en torno al 11% en la Isla de Pascua.

Sin embargo, el coche privado es el modo de desplazamiento más habitual, aunque este es mayor en los jóvenes de Valparaíso (69% y 38% en la ida y vuelta del centro educativo) que en los jóvenes de Isla de Pascua (56% y 36% en la ida y vuelta del centro educativo).

Cambios entre la ida y la vuelta

Resulta interesante que muchos de los jóvenes que por la mañana se desplazan al centro educativo en coche, luego vuelven andando, lo que indica que la forma de desplazarse en la ida y vuelta es variable, siendo la vuelta más cómoda para ser activos al ser quizás una oportunidad con menos estrés familiar y mejor tiempo que las salidas por la mañana.

La investigadora de la Facultad de Ciencias del Deporte de la UGR Palma Chillón, durante su estancia en la Isla de Pascua, donde realizó este trabajo.

Seguidamente, para indagar en estas diferencias, los investigadores analizaron la distancia y el tiempo del desplazamiento de los trayectos desde el domicilio al centro educativo, y observaron que los jóvenes de Isla de Pascua cubren menores distancias y tardan menos tiempo que los jóvenes de Valparaíso al vivir más cerca.

“Es este factor contextual, la proximidad a los centros educativos, una de las características que posibilitan tener hábitos activos al desplazarse al centro educativo y poder prescindir del desplazamiento pasivo que es menos saludable. A ello hay que sumar el factor cultural que es bastante diferenciador entre la cultura ancestral rapa nuí (de Isla de Pascua) y la del continente chileno”, explica Palma Chillón.

El modo en que los jóvenes se desplazan al colegio es un hábito multifactorial donde el factor geográfico y cultural es relevante; por tanto, estudios de este tipo son relevantes de realizar en contextos no conocidos para disponer de datos y poder intervenir con políticas de salud pública en los jóvenes.


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