Almería /
09 de mayo de 2019

Ambientes saludables para prevenir las adicciones

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Alfonso Jódar / Fundación Descubre

Las personas que llevan una vida saludable son menos propensas a ingerir alimentos excesivamente dulces y drogas en atracón. Según un estudio de la Universidad de Almería, impedir los trastornos de consumo excesivo es clave para evitar futuras adicciones. Los expertos recomiendan fomentar el juego, la interacción social y el ejercicio físico desde la infancia.

El consumo de alcohol y de comidas ultraprocesadas, que se elaboran con grandes concentraciones de azúcar, es un fenómeno social cada vez más preocupante. Generan respectivamente, problemas de alcoholismo y obesidad gravísimos que provocan un impacto directo sobre la salud y, por supuesto, originan unos costes económicos muy elevados. Un equipo de la Universidad de Almería (UAL), que investiga cómo frenar estos hábitos, ha descubierto que vivir en ambientes saludables reduce la ingesta de este tipo de alimentos y de alcohol en grandes cantidades y en atracón. El estudio apunta que mitigar los atracones previene posteriores adicciones. Para ello, define como elementos característicos de esos entornos su alto nivel de interacción social y la promoción del deporte y el juego.

Imagen de las investigadoras de la UAL. De izquierda a derecha: Leticia de la Fuente, Inmaculada Cubero, Elisa Rodríguez y Enedina de Amo.

De izquierda a derecha las investigadoras de la UAL, Leticia de la Fuente, Inmaculada Cubero, Elisa Rodríguez y Enedina de Amo.

La catedrática de Psicobiología de la Universidad de Almería, Inmaculada Cubero, responsable de la investigación, destaca la perspectiva preventiva del estudio: “Somos los primeros a nivel mundial que hemos optado por poner la mirada en el control ambiental del consumo en atracón, antes de que se desarrolle la adicción”, precisa a la Fundación Descubre.

Los expertos han realizado un abordaje temprano de la adicción para prevenirla a través de controlar los episodios tempranos de ingesta en atracón, con herramientas puramente ambientales, y como alternativa a las terapias farmacológicas. Buscan comprobar si un cambio positivo en el ambiente que rodea al ser humano reduce, evita y/o previene estos episodios pre-dependientes, tanto de azúcar como de alcohol, sin tener que recurrir a los medicamentos.

Los investigadores han acometido las pruebas en distintas subpoblaciones de ratones, caracterizando la ingesta de sacarosa y alcohol que replica, a escala animal, lo que les ocurre a las personas. Entre los principales hallazgos se constató que, cuando los ratones adultos expuestos a un consumo de sacarosa o alcohol en atracón, disfrutaron de condiciones de enriquecimiento ambiental, se observó una reducción inmediata del mismo.

Imagen de un laboratorio donde se realizan ensayos con ratones.

Ensayos con ratones en el laboratorio.

En estos ambientes, los ratones podían realizar ejercicio físico, juegos y convivían en grupo. Según los científicos de la UAL, la exposición a estos espacios genera un efecto preventivo y terapéutico y las conclusiones de este estudio son extrapolables a los seres humanos.

Procesos cerebrales comunes en la adicción al azúcar y al alcohol

El atracón de alcohol y las sustancias azucaradas se asocia a fenómenos neuronales similares y comunes. «Existen paralelismos neurobiológicos que son absolutamente sorprendentes. Hay muchos sistemas neurobiológicos y mecanismos cerebrales comunes al desarrollo en una persona de una adicción a comida o a alcohol», asegura Cubero.

El momento más crítico es la adolescencia. “Cuando somos adultos jóvenes ahí es donde está el alto riesgo de ser expuesto a la posibilidad de, libremente, elegir los consumos excesivos”, apunta la catedrática de la UAL.

El ‘botellón’ es, desde el punto de vista científico, uno de los fenómenos de atracón de alcohol en humanos más característicos porque ocurre intermitentemente, durante los fines de semana, y se consumen unas altas cantidades que alcanzan niveles en sangre de alcohol elevadísimos en muy poco tiempo. Este fenómeno, junto a los atracones de comida, preocupa a la población en general y a instituciones como la Organización Mundial de la Salud, afecta directamente a la adolescencia y es uno de los problemas que investiga este equipo.

Imagen de una mujer y una niña haciendo ejercicio al aire libre.

El ejercicio físico es un factor determinante para prevenir futuras adicciones.

Los investigadores apuestan por una estrategia de prevención de dichos consumos en atracón de dulces y alcohol en edades tempranas, donde se involucren las comunidades de vecinos, los barrios, que deben dotar a los jóvenes y niños de entornos saludables. Asimismo indica que hay que concienciar a las familias de la importancia del ambiente a través de programas de prevención, implantados a través de los centros educativos y las instituciones públicas tienen que implicarse en esta labor. «Nuestros resultados indican que si queremos apartar a nuestros niños de las adicciones, hay que favorecer un entorno física y psicológicamente saludable y enriquecido», afirma Cubero.


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