Investigadores de la Universidad de Jaén y la Academia de las Ciencias Rusa publican un trabajo cuyo objetivo es contribuir al conocimiento sobre la reducción del consumo de medicamentos en pacientes con dolor crónico (diagnosticados con fibromialgia) mediante la prescripción de intervenciones conductuales, entre las que incluyen la música, técnicas de respiración o cambios en los hábitos de vida.
Investigadores de la Universidad de Jaén, en colaboración con la Academia de Ciencias Rusa, han llevado a cabo un trabajo en el que se muestra que, para reemplazar la medicación frente al dolor y reducirlo el tipo de tratamiento psicológico-comportamental empleado debe ser personalizado y adaptado específicamente a las características del paciente, de forma que se corresponda con los rasgos, recursos y habilidades mentales propias de la persona y de esta manera se “distraiga” al dolor.
El dolor es un síntoma muy frecuente en la práctica médica, con un porcentaje de población que sufre dolor no maligno (no por cáncer) de intensidad media-moderada muy alto. En el caso concreto de España, el dolor es la causa más frecuente para buscar ayuda médica, sufriéndolo entre el 17% y el 23% de la población general. En este sentido, los costes indirectos derivados del dolor son muy elevados en los países industrializados y alcanzan los centenares de millones de euros. Para su tratamiento, alrededor del 61,7% de los pacientes toman fármacos, como antiinflamatorios no esteroideos (NSAID) u opiáceos.
El catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UJA, Gustavo Reyes del Paso, explica que investigadores de todo el mundo están buscando acercamientos no farmacológicos contra el dolor, de modo que se pueda reducir la dependencia de medicamentos como los analgésicos, antidepresivos y ansiolíticos, así como sus efectos secundarios. “No obstante, hasta ahora, los acercamientos para el control del dolor no basados en fármacos no han alcanzado una eficacia comparable a la medicación. Por ejemplo, en España, alrededor del 56% de los pacientes (72% en Europa) han tratado de utilizar métodos no farmacológicos (físicos y psicológicos) para tratar el dolor, pero estos métodos no conllevan la deseada eficacia”, explica.
Recientemente, el grupo de investigación ‘Psicofisiología Clínica’ de la UJA que dirige Gustavo Reyes, en colaboración con el profesor Dmitry M. Davydov, científico de la Academia de Ciencias Rusa, han publicado en la revista ‘Scientific Reports Natura el artículo titulado ‘Gestión personalizada del comportamiento como reemplazo de medicamentos para el control del dolor y regulación del estado de ánimo’ (‘Personalized behavior management as a replacement for medications for pain control and mood regulation’), en el que muestran lo determinante que es, para reducir el dolor y reemplazar la medicación, la adaptación específica del tratamiento psicológico-comportamental empleado a las características del paciente.
En concreto, en su estudio encontraron apoyo para una hipótesis de ‘coincidencia de recursos’, en el sentido de que cuando la forma de afrontar el dolor se adecua a las capacidades o recursos propios del paciente, “la efectividad del tratamiento no farmacológico aumenta, lo que podría ayudar a los médicos a disminuir la medicación recetada y reducir el dolor mediante la prescripción de intervenciones conductuales”, indica Gustavo Reyes.
Además, en este trabajo los investigadores presentan ejemplos de intervenciones conductuales adaptadas a los rasgos de personalidad específicos de los pacientes, para poder reducir así de forma efectiva el dolor y disminuir la medicación usando estrategias que implican distracción, el desvío de la atención o la concentración en otras actividades. Ejemplos de estas intervenciones conductuales incluyen música (rítmica o melódica), técnicas de respiración, técnicas de meditación y cambios en los hábitos de vida.
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