Ángel R. López Sánchez, astrofísico: «Nos hacen faltan más investigadoras que sirvan de modelo para que las chicas se sientan identificadas»
Ángel R. López Sánchez, astrofísico.
A los 13 años dio su primera charla sobre astronomía. Fue ante su familia y desde entonces no ha parado. Para el astrofísico andaluz Ángel R. López Sánchez (Córdoba, 1976) la divulgación es una parte muy importante de su vida. En 1990 se unió a la Agrupación Astronómica de Córdoba con la que ha participado en numerosas actividades divulgativas y de astronomía amateur. Una pasión, la de hablar y escribir sobre astronomía, que le acompaña desde sus años de estudiante en la Universidad de Granada, pasando por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y que le ha llevado hasta Sídney, donde reside con su familia. Llegó a Australia en 2007 con un contrato para tres años. Trabaja desde 2011 en el Observatorio Astronómico Australiano (AAO) e imparte clases de Física y Astrofísica de la Universidad de Macquarie. En 2003 puso en marcha su blog de divulgación ‘El Lobo Rayado’ sobre Astronomía, Astrofísica y Ciencia en general, que complementa con sus blogs en inglés y en la red Naukas. Desde agosto de este año su faceta divulgadora se ha consolidado gracias a su nuevo cometido como jefe de comunicación científica del AAO.
–Pregunta: Desde Córdoba a Granada, después a Canarias, y desde hace una década vive y trabaja en Sídney. ¿Qué le llevó a un país tan lejos de su tierra natal?
– Respuesta: En 2003 vine a Australia a un congreso internacional y me quedé alucinado con lo que se estaba haciendo aquí y con su forma de vida. Me puse en contacto con astrofísicos del Instituto de Radioastronomía de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) con el fin de observar el gas difuso que hay en galaxias cercanas. Esta era la parte interesante que me faltaba de mi investigación. Me vine en 2007 con un contrato de tres años y en 2011 me incorporé al Observatorio Astronómico Australiano (AAO) y a la Universidad de Macquarie.
– P: ¿Qué trabajo desempeña en el Observatorio?
–R: Doy soporte al Telescopio Anglo-Australiano (AAT). Los instrumentos y las instalaciones que tenemos son muy especializados y viene gente de todo el mundo a observar. Soy uno de los especialistas en utilizar los instrumentos y en ayudar a todos los que vienen a conseguir sus observaciones. Esto lo comparto con mi faceta como docente en la Universidad de Macquarie.
-P: A esto se suma, también, su trabajo como investigador. ¿Cuál es tu campo de estudio?
–R: Mi investigación está dedicada a intentar entender cómo se forman las estrellas en galaxias cercanas y cómo evoluciona la composición química de las galaxias. Intentar entender mejor la formación de las galaxias, particularmente, en esas que se llaman galaxias enanas, mucho más pequeñas que la Vía Láctea pero que tienen mucha formación estelar. Las que llamamos ‘galaxias starbursts’ son como nebulosas gigantes. Este tipo de galaxias tienen mucha importancia, ya que son parecidas a las primeras que se formaron al inicio de los tiempos. Lo que yo hago es combinar datos de telescopios ópticos, de radiotelescopios y de telescopios espaciales, como decimos los astrónomos, del tipo multifrecuencia.
-P: Pero sin duda una gran parte de su tiempo personal y profesional lo dedica a la divulgación. Antes por vocación y ahora porque está incluido en su contrato. ¿Qué labores desempeña con este nuevo cometido?
–R: Actualmente soy jefe de comunicación científica del AAO. Siempre me ha gustado hablar a los demás sobre astronomía. Antes lo hacía en mi tiempo libre, pero ahora se me reconoce como parte de mi trabajo, desde hace unos años con el 10%, pero desde agosto, dedico el 50% del tiempo a hacer divulgación. Entre mis responsabilidades está representar al AAO, organizar eventos de divulgación, ponerme en contacto con astrónomos aficionados y colegios o participar en jornadas de comunicación científica… En ratos libres, cuando puedo, consigo seguir con mi investigación porque al final lo que cuenta son los artículos publicados. Si no tuviera vocación el ritmo de trabajo que tengo sería imposible de llevar.
P: Parece que algo está cambiando en este campo y tiene más reconocimiento el divulgar ciencia.
R– Sí, algo ha cambiado en los últimos años. Me hace gracia que compañeros que me decían, hace cinco o seis años, que no hiciera divulgación porque me quitaba tiempo para investigar son los que ahora están saliendo en la televisión australiana como divulgadores.
P: Hace unos meses, una gran noticia revolucionó a la comunidad científica internacional y al mundo de la astronomía con la detección de la contrapartida electromagnética (luz) de un evento de ondas gravitatorias. Usted fue el encargado de elaborar la nota de prensa emitida por el AAO ya que varios astrofísicos de la institución habían participado en los estudios publicados. Como astrofísico, ¿cómo vivió ese momento tan especial?
R: Fue único. Me acababa de incorporar a mi nuevo puesto como comunicador. No he participado en los artículos científicos pero sí en cómo contar las cosas. Este es uno de los aspectos en los que intento ayudar a los astrofísicos. Estuve ayudando para contar la historia de una forma que se entendiera. Fue una locura… El día del anuncio tuve que estar de madrugada difundiendo la nota de prensa en redes sociales como parte de mi trabajo. Por un lado, fue muy emocionante porque es un gran descubrimiento, pero por otro, fue mucho trabajo al tener que coordinar a tantas personas.
P: Un trabajo, como divulgador, que tiene un objetivo principal, llevar el conocimiento científico a la sociedad y a todo tipo de público. ¿Cómo ve la situación en este campo?
R: Falta todavía mucha cultura científica y aunque hay que hacerla a todos los niveles, particularmente hay que centrarse en los niños y jóvenes que son el futuro. Son los que tienen que valorar y entender que todo lo que hay en el móvil que tienen en la mano es fruto de la tecnología y de los avances científicos y que ellos pueden ser parte de todo eso si quieren. Cuando digo niños, me refiero a niños y niñas. Nos hacen faltan más investigadoras que sirvan de modelo para que las chicas se sientan identificadas.
P: Como residente en el país desde hace varios años, ¿de qué manera se relaciona la sociedad australiana con la ciencia?
R: Hay interés pero la actividad se concentra, principalmente, en las grandes ciudades como Sídney o Melbourne. En los pueblos del interior es mucho más difícil. Hay muchas actividades, absolutamente de todo. Las conferencias se llenan a pesar de que en casi todas hay que pagar y algunas no son baratas. Hay cierta cultura científica pero también hay parte de la sociedad australiana partidaria de la pseudociencia, defensores de la homeopatía, negacionistas del cambio climático y movimientos anti-vacunas. Creo que es importante la educación científica. Empezar desde pequeño para que tengan capacidad crítica y pensar escépticamente. Que no se crean todo lo que le digan sin más.
P: ¿Y su vínculos con Córdoba? ¿Los mantiene?
R: Hago lo que puedo… A pesar de la distancia soy el vicepresidente de la Agrupación Astronómica de Córdoba y organizo charlas y actividades. Sigo escribiendo todas las semanas una página sobre astronomía en el periódico Diario de Córdoba y participo en charlas virtuales con escolares cordobeses. Cuando estoy por allí me paso un par de días visitando colegios y dando charlas, lo que me vale la reprimenda cariñosa de mi madre, que me ve poco.
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