Cremas solares: aliadas para la piel, un reto para las praderas marinas

Cada temporada estival las playas se llenan de bañistas protegidos frente al sol con productos que, al disolverse en el agua, pueden tener efectos inesperados bajo la superficie. Un equipo de investigación de la Universidad de Cádiz ha demostrado cómo estos compuestos afectan a las praderas marinas, alterando su metabolismo y debilitando su equilibrio microbiano.
Con la llegada del verano, las playas se llenan de bañistas. En sus bolsos no faltan toallas, gafas de sol, cubos y palas para los más pequeños y, por supuesto, la crema solar. Su uso se ha convertido en una costumbre cada vez más asentada antes de pisar la arena en España según Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, que en una encuesta reciente recoge que el 62 % de la población afirma utilizar fotoprotectores de forma regular, situando al país a la cabeza de Europa en concienciación sobre los riesgos del sol.
Proteger la piel frente al daño solar y el cáncer de piel es hoy una prioridad ampliamente compartida y un avance en salud pública. Sin embargo, ese gesto tan cotidiano puede tener consecuencias inesperadas en el medio marino. Al disolverse en el agua, los ingredientes activos de estas lociones pueden afectar a ecosistemas costeros como las praderas marinas, fundamentales para la estabilidad del litoral y la salud del océano.
Un equipo de investigación del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR) de la Universidad de Cádiz, en colaboración con el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), ha comprobado el efecto de estos compuestos sobre la planta Cymodocea nodosa. Esta fanerógama forma densas praderas en aguas poco profundas, donde estabiliza los sedimentos, y sirve de refugio y zona de cría para especies como doradas, lubinas, camarones y moluscos. Además actúa como sumidero de carbono azul, lo que supone que captura dióxido de carbono de la atmósfera durante la fotosíntesis y lo almacena, convirtiéndose en un aliado natural frente al cambio climático.

Equipo del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR) de la Universidad de Cádiz que ha realizado el estudio.
Sin embargo, su proximidad a la superficie la hacen especialmente vulnerable a los denominados contaminantes emergentes, como pueden ser microplásticos, fármacos o artículos de cuidado personal, entre los que se encuentran las cremas solares. Según el estudio, publicado en la revista Marine Environmental Research, la exposición continuada a estos productos puede afectar tanto a la fisiología de la planta como a su microbioma, las bacterias que viven asociadas a ella, alterando también su capacidad de capturar carbono.
¿Cómo se llevó a cabo el experimento?
Para llevar a cabo la investigación, el equipo diseñó un experimento en mesocosmos, un sistema de acuarios que simula condiciones marinas reales en cuanto a luz, temperatura y salinidad. Utilizaron comunidades naturales de Cymodocea nodosa recogidas en la bahía de Cádiz y las distribuyeron en tres grupos: uno sin exposición a protectores que actuó como control, y otros dos con una concentración media y alta. Las cantidades se fijaron en base a estudios previos que detectaron niveles similares en playas gaditanas muy concurridas, como La Caleta en temporada de verano.
Los expertos utilizaron una mezcla de cinco cremas solares comerciales, seleccionadas entre las más vendidas en Europa, con distintos factores de protección y formatos de aplicación. “Hay experimentos que trabajan con un producto o solo ciertos componentes o filtros, pero nuestro propósito era simular el escenario más realista posible, donde cada bañista usa una crema diferente”, explica a la Fundación Descubre Marina Isabel Vilaplana, primera autora del estudio.
La exposición se prolongó durante un mes, un periodo suficiente para observar respuestas fisiológicas y ecológicas a medio plazo:
- Las fanerógamas expuestas mostraron una notable disminución en sus pigmentos fotosintéticos y en la capacidad de crear oxígeno, pasando de un estado autotrófico -donde se capta carbono- a uno heterotrófico -en el que se libera más del que se absorbe-. Este cambio indica una pérdida de su papel como sumidero natural de carbono, lo que debilita su función frente al calentamiento global.
- Detectaron un aumento en la liberación nocturna de carbono orgánico disuelto y alteraciones profundas en el microbioma, ya que disminuyeron las bacterias beneficiosas y crecieron las potencialmente patógenas.
- Observaron un aumento del daño en las hojas, con niveles de necrosis casi duplicados en el grupo de mayor exposición, aunque sin alcanzar significación estadística.
Como posible respuesta adaptativa, las muestras de Cymodocea nodosa acumularon más almidón en sus rizomas, los tallos subterráneos donde almacenan energía, lo que sugiere cierta resistencia. “A pesar de no estar funcionando lo bien que debía, la planta es bastante resiliente, lo cual no quita el efecto negativo de las cremas. Son un elemento más contra la viabilidad de estas praderas, que se enfrentan a muchos factores que le generan estrés, comprometiendo su salud a largo plazo”, destaca Juan José Vergara, coautor del estudio.
Piel a salvo, mar también
Los expertos lo tienen claro. No se trata de renunciar a la protección solar, sino de avanzar hacia soluciones basadas en la evidencia científica. “A partir de trabajos como el nuestro se podrían crear cremas con formulaciones que tengan un menor impacto. O hacer como en ciertos países o regiones donde se prohíben o restringen aquellos componentes más perjudiciales para los ecosistemas marinos”, matiza Vilaplana.
Las propuestas pasan además por establecer una regulación clara sobre la composición y etiquetado de estas lociones, incidiendo en términos como reef-safe o eco-friendly, que carecen, en muchos casos, de validación por parte de la comunidad investigadora. También sugieren fomentar hábitos responsables, como aplicar la crema con antelación antes del baño o usar ropa con protección UV.
Pequeños gestos para evitar que lo que nos protege del sol se convierta en un desafío para lo que vive bajo el agua. Porque las praderas marinas también necesitan que pensemos en ellas cuando preparemos el bolso para ir a la playa.
Más información en #CienciaDirecta: Revelan el impacto de las cremas solares sobre las praderas marinas de la Bahía de Cádiz
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