Un programa de recompensas con actividades pretende reducir el uso del móvil entre los jóvenes andaluces

Esta iniciativa forma parte de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía, impulsada por la Consejería de Universidad, y cuenta con la implicación de más de 250 andaluces. Los estudiantes de Secundaria, Bachillerato y Universidad usan el móvil una media de 3 horas y 13 minutos entre semana y 4 horas y 45 minutos, sábados y domingos.
La gamificación, es decir, un sistema de recompensas como permisos para realizar actividades deseadas o ampliar horarios de salida, el desarrollo de actividades deportivas, creativas y sociales presenciales y retos en grupo como los “días sin móvil”, las charlas familiares y las campañas de concienciación en centros educativos son algunas de las recomendaciones obtenidas como resultado en el proyecto de ciencia ciudadana ‘Desconéctate para conectar: fomentando un estilo de vida activo y saludable entre los jóvenes andaluces’.
Los científicos-ciudadanos participantes en este proyecto han elaborado un informe con estrategias prácticas para disminuir el uso de teléfonos móviles entre los jóvenes andaluces. Estas acciones se centran en cinco líneas. Por un lado, un sistema de incentivos con el uso de recompensas acordadas (no necesariamente materiales), como permisos para desarrollar actividades deseadas y reconocimientos.
El segundo ámbito será la promoción de acciones alternativas, como talleres, actividades deportivas o lúdicas presenciales. La tercera estrategia aborda las intervenciones educativas y de concienciación, donde proponen programas escolares que eduquen sobre los efectos del uso excesivo del móvil, promoviendo el autocuidado digital, así como charlas entre iguales (peer-to-peer).

Esta iniciativa ha sido liderada por un equipo investigador de las universidades de Sevilla, Jaén y Cádiz.
El acompañamiento familiar y la comunicación es otra de las recomendaciones. En este sentido, se propone reforzar el diálogo entre padres e hijos sin adoptar posturas punitivas, además de establecer normas consensuadas y predicar con el ejemplo desde los adultos.
Por último, los investigadores abogan por un uso supervisado de apps de control parental y temporizadores, siempre explicados y consensuados, así como herramientas de monitorización compartidas entre padres e hijos que permitan reflexionar sobre los hábitos digitales
Contextos reales
A partir de ahora, con esas indicaciones se abordará la implementación de estas propuestas evaluando su viabilidad y eficacia en contextos reales, como los centros educativos con el fin de comprobar su impacto en la reducción del tiempo de uso del móvil y la mejora de los hábitos saludables. “Los centros educativos han mostrado interés en implementar experiencias piloto a largo plazo basadas en este trabajo», comenta Borja Sañudo, investigador de la Universidad de Sevilla y responsable del estudio.

Un momento de la presentación del proyecto durante la celebración de la última Feria de la Ciencia en Sevilla.
De este modo, la metodología participativa de este proyecto de ciencia ciudadana ha permitido generar propuestas alineadas con los intereses y necesidades de la ciudadanía, favoreciendo una mayor implicación y compromiso en la adopción de estilos de vida más saludables.
Desconectar para conectar
Esta iniciativa, impulsada con el objetivo de fomentar una desconexión digital consciente y promover hábitos de vida más saludables entre la juventud andaluza, ha sido liderada por un equipo investigador de las universidades de Sevilla, Jaén y Cádiz y ha contado con la implicación de más 250 jóvenes andaluces.
El estudio forma parte del programa ‘Andalucía + ciencia ciudadana’, impulsado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, cofinanciado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y coordinado por Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), que pretende potenciar la utilización de este abordaje científico participativo entre distintos agentes de la región.
En concreto, supone la implicación activa de una comunidad para dar respuesta a un problema cercano con acciones basadas en el conocimiento; en este caso, la reducción del uso de móviles entre los jóvenes andaluces.
Sensibilización
Tal y como explica el equipo investigador, partieron de la hipótesis de que el tiempo de uso del teléfono móvil entre los jóvenes estaba por encima de las recomendaciones internacionales, que apunta a dos horas diarias. “Nuestro objetivo era, por un lado, comprobar esta premisa y, por otro lado, diseñar soluciones prácticas para abordar situaciones de adicción”, explica Borja Sañudo.
Este experto añade que el uso excesivo de dispositivos digitales puede producir problemas relacionados con un menor rendimiento académico, cambios negativos en los patrones del sueño, una mayor impulsividad, hostilidad, violencia doméstica y un aumento de las emociones negativas, como trastornos depresivos.
Para definir las propuestas destinadas para abordar esta problemática, los expertos y científicos ciudadanos desarrollaron el proyecto en tres fases diferenciadas cuyo progreso documentaron en un blog de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía.
Durante la primera, que arrancó en mayo de 2024 hasta septiembre de ese mismo año, los participantes completaron un cuestionario inicial que permitió crear una base de datos representativa sobre su tiempo de uso del teléfono móvil, calidad del sueño, nivel de actividad física y hábitos sedentarios. La información sirvió como punto de partida para comparar con los resultados obtenidos al finalizar el proyecto, y así evaluar los cambios y el impacto de las intervenciones realizadas.
Los datos recopilados durante esta etapa han revelado que los estudiantes de Secundaria, Bachillerato y Universidad utilizan el móvil una media de 3 horas y 13 minutos entre semana, cifra que asciende a 4 horas y 45 minutos los sábados y domingos. El uso se concentra principalmente en aplicaciones de mensajería y redes sociales como WhatsApp, Instagram y TikTok. “Hemos detectado que los jóvenes hacen un uso social del teléfono centrado en mantener el contacto con su entorno y participar en dinámicas grupales digitales, lo que refuerza su necesidad de pertenencia, pero también incrementa su dependencia del dispositivo”, señala Borja Sañudo.
Ciencia participativa
Tal y como explicó este investigador, en la I Jornada de Ciencia Ciudadana también realizaron talleres, actividades y Cafés con Ciencia con familias y profesionales del ámbito educativo para concienciar sobre los riesgos que implica un uso intensivo del teléfono móvil entre la juventud andaluza.
La segunda fase, que abarcó desde septiembre de 2024 a abril de 2025, tuvo como objetivo diseñar, de manera participativa, alternativas saludables al uso excesivo del dispositivo. En este proceso intervinieron jóvenes, padres, madres y docentes, quienes propusieron medidas concretas como los sistemas de recompensas o alternativas de ocio presenciales para fomentar un estilo de vida más equilibrado.
Implementación de las propuestas
A partir de ahora, se abordará la implementación de estas propuestas en contextos reales, para evaluar su impacto en la reducción del tiempo de uso del móvil y la mejora de los hábitos saludables.
El proyecto está cofinanciado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, responsable de las políticas de investigación e innovación de Andalucía, de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, de Fundación Ibercivis, precursores del Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, el Instituto de Academias de Andalucía, la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, la Sociedad Andaluza para la Divulgación de la Ciencia y la ONCE Andalucía.
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