Málaga /
01 de mayo de 2024

Cómo detectar dificultades de aprendizaje antes de que llegue el abecedario

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Remedios Valseca

Fuente: Fundación Descubre

Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga ha demostrado que la dislexia provoca diferencias en las relaciones de ciertas zonas cerebrales responsables del procesamiento del lenguaje. El estudio permite conocer mejor el funcionamiento de este órgano y posibilita el desarrollo de pautas de evaluación tempranas para aplicar medidas educativas que minimicen el impacto de esta condición. 

Cuando los niños y niñas comienzan a aprender el maravilloso mundo de las palabras suelen hacerlo asociando los sonidos a las grafías de sus nombres. Es habitual encontrar en los percheros de infantil los nombres de toda la clase de manera que reconocen el abecedario en función de la representación de sus amigos: la d de Darío, la v de Valentina o la l de Lucía.

Pero no es hasta ese momento cuando comienzan a observarse dificultades. El niño no reconoce letras, las confunde o las invierte. Mucho más evidente se hace cuando la escritura empieza a dar forma a todo su universo. Las personas con dislexia tienen dificultad al leer y escribir con fluidez, al relacionar sonidos con sus representaciones gráficas y recordar los significados de éstas.

Los expertos han confirmado que el cerebro de las personas disléxicas procesa de forma diferente el lenguaje debido a una conectividad atípica. Imagen: Pixabay.

Aunque la dislexia no tiene nada que ver con el desarrollo intelectual, puede suponer problemas de motivación y de autoestima en el alumnado que se siente diferente al no aprender al mismo ritmo que sus compañeros.

Por eso, es importante un temprano y adecuado diagnóstico que facilite la implantación de medidas educativas en los primeros años de escuela, como la enseñanza multisensorial o la adaptación de tiempos y materiales, para no retrasar el proceso de aprendizaje. Pero ¿cómo detectar la dislexia antes de que se enfrenten a las primeras letras?

El abc de nuestro cerebro

La revista International Journal of Neural Systems ha publicado el trabajo de un equipo de investigación de la Universidad de Málaga, formado por los grupos BioSiP y Leeduca, en colaboración con la Northumbria University de Reino Unido, que contribuye a dar respuesta a esta cuestión. Los expertos han confirmado que el cerebro de las personas disléxicas procesa de forma diferente el lenguaje debido a una conectividad atípica. Los resultados permiten entender mejor los procesos que se producen y diagnosticar en edades en las que todavía no se ha desarrollado completamente el habla. Así, se podrá intervenir antes y facilitar un correcto desarrollo del aprendizaje.

El equipo BioSiP de la Universidad de Málaga, autor del artículo.

De esta manera, han diseñado un método para calcular la conectividad en el cerebro, basado en el análisis de causalidad de Granger, que examina las relaciones entre las señales en diferentes regiones y ayuda a identificar cómo interaccionan entre sí. ”Cuando escuchamos y procesamos el habla, se gestionan diferentes tipos de modulaciones o cambios en la frecuencia del sonido que recibimos. Hemos observado alteraciones en esas conexiones en personas con dislexia que dificultan las funciones del lenguaje”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Málaga Ignacio Rodríguez Rodríguez, autor del artículo.

Relaciones de causa y efecto

El análisis de causalidad de Granger establece si un evento B es consecuencia de otro A o, lo que es lo mismo, si A es, o no, la causa de B. El cerebro funciona así. Una zona recibe un estímulo y ofrece una respuesta que, a su vez, puede influir en otra. Sin embargo, el de una persona disléxica presenta diferencias, de forma que la conectividad entre distintas áreas es mayor. 

Así, hay zonas que presentan influencia en otras, pero algunas de ellas no deberían intervenir. Cuando se produce un exceso en esas relaciones causa-efecto se produce un mal procesamiento del estímulo y, por tanto, la dificultad en la gestión del mensaje.

Las conclusiones apuntan que las diferencias se encuentran sobre todo con las bandas de frecuencia Theta y Gamma, relacionadas con dificultades en el procesamiento del lenguaje.

Los ensayos consistieron en el estudio de las señales de electroencefalografía (EEG), recogidas por el grupo LEEDUCA, relativas tanto a niños normotípicos como con dislexia. Se les sometía a un ruido blanco que ejerce el mismo efecto en el cerebro que la frecuencia silábica y prosódica, es decir, de entonación. El hecho de utilizar un sonido neutro evita fallos en la comprensión de significados y la aportación de emociones ante conceptos concretos.

Más que letras

Los sonidos se procesan en el cerebro como ondas eléctricas que estimulan distintas zonas y las van conectando. Los expertos confirmaron que mientras en el grupo de control las áreas cerebrales que se excitaban estaban bien definidas y seguían un patrón concreto, en las personas con dislexia tenían mayor actividad causa-efecto. Las conclusiones apuntan que las diferencias se encuentran sobre todo con las bandas de frecuencia Theta y Gamma, relacionadas con dificultades en el procesamiento del lenguaje, la atención, la percepción y la comprensión de la escritura.

De esta manera, los expertos han realizado un mapa completo de las relaciones causa-efecto que se producen en el cerebro de una persona con dislexia, lo que permite determinar las anomalías existentes antes de que el niño se enfrente al desarrollo del lenguaje. Aún así, los expertos continúan sus trabajos para mejorar la técnica. Plantean este mismo estudio con otras técnicas de procesamiento de la señal para afinar sus conclusiones y obtener una imagen más precisa sobre cómo funciona el cerebro en este marco. 

Los expertos logran así detectar la dislexia con las primeras palabras del bebé. Desde el momento en el que grabemos su primer ‘mamá’ o ‘papá’ se podrá conocer si las conexiones de esas zonas cerebrales presentan un comportamiento atípico. Así, su llegada al ‘mi mamá me mima’ no supondrá confusión ni un problema mayor y tendrá más facilidades no solo para un correcto desarrollo de su aprendizaje académico, sino también emocional y personal.

Más información en #CienciaDirecta: Determinan alteraciones en las conexiones de distintas áreas del cerebro en personas disléxicas


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