– ¿Qué requisitos debe reunir un buen documental científico?
Un documental científico en mi opinión debe contar una historia. La importancia de contarla bien depende de cómo de atractivo es el tema para el público. un buen documental científico debe narrar una aventura intelectual y hacerlo de la forma más bella posible. La belleza, la armonía, ha de estar no sólo en lo que se muestra visualmente, sino también en la propia narración y en el entramado de ambas con la música.
– Como científico que hace documentales, ¿dónde está el equilibrio entre información científica, divulgación y entretenimiento?
La ciencia es de por sí suficientemente entretenida y apasionante como para no tener que venderla en envoltorios de circo, de humor o de acción. Hace unos años la directora de una televisión gubernamental nos criticaba un trabajo porque era demasiada didáctico. A ver, un buen documental científico es una historia que es capaz de mantener a una persona, especialmente a una persona joven, delante de un televisor o de un ordenador durante el tiempo que dure. Tu eso lo puedes hacer más o menos fácilmente contando mentiras infumables, enseñando carne, ´vendiendo motos´, etc… Pero también se puede hacer siendo didáctico, enseñando a pensar, contado una aventura intelectual. Y entonces… ¡chapó!
– En el ámbito educativo, ¿cuál es el papel del cine científico?
El uso de los documentales y cortos científicos en la educación es hoy en día una práctica usual en muchas universidades y sobre todo en centros de enseñanza secundaria. Por ejemplo, sabemos que nuestro documental El Misterio de los Cristales Gigantes se proyecta en muchas Universidades de todo el mundo cada año al empezar los cursos de Química o Geología y en diferentes momentos del curso académico en institutos y colegios. Los profesores lo utilizan para enganchar a los estudiantes y para estimular el interés de los alumnos por aprender una materia en concreto. Hay muchos otros documentales que ejercen la misma función. Yo diría que el principal uso de los documentales es la enseñanza primaria y secundaria, y también, aunque menos, en la Universidad. Pero hoy en día, y más claro será en el futuro, internet proporciona una herramienta ideal para una educación integral de la ciudadanía. Es una ventana fascinante. El documental de Canal Sur de José María Montero, Los Archivos de la Tierra, lleva más de 150.000 visionados completos en Youtube.
– Dentro del ámbito científico, la captación de imágenes ha estado presente desde los inicios mismos del cine para explicar cómo funciona lo que nos rodea y acceder a fenómenos que no podemos captar con nuestros propios ojos, como por ejemplo ocurre en la cristalografía. ¿Podría nombrar algunas técnicas que se utilizan, actualmente, y que nos permiten ver aquello que se escapa al ojo humano?
En el campo microscópico se han usado, pero no tan frecuentemente como cabría esperar, la microscopía electrónica, la microscopía de fuerza atómica y las microscopías ópticas avanzadas. Pero aun hay mucho que hacer, mucho que explorar de como sacar imágenes impactantes del mundo microscópico y nanoscópico en el laboratorio. Una nueva técnica que ya se empieza a explotar en documentales científicos son los drones equipados con cámara. Aux frontières de la vie, de Olivier Grunewald, un documental sobre Dallol en el que he participado, es un buen ejemplo de este mismo año. Y por supuesto los telescopios. La astronomía ha sabido sacar partido de ellos en documentales y series magníficas.
– ¿Recurren los investigadores, actualmente, a los recursos audiovisuales, ya sean fotos o cine, como una herramienta más de sus investigaciones?
Desde siempre y hasta siempre, sospecho. La fotografía y el cine son fundamentales en ciencia. ‘Ver es creer´ que se dice. Hay fotos cruciales en una investigación. Por ejemplo la famosa Foto 51 que contenía la información cristalográfica crítica para resolver la estructura del ADN, una historia preciosa muy ilustradora de tu pregunta. La foto y la secuencia de video es el registro de lo que pasa. Yo uso los vídeos continuamente. Busco en ellos calidad técnica y por supuesto información relevante para la investigación. Pero también valoro la estética de la foto y del video. Tanto es así que en varias de mis investigaciones de campo he recurrido a expertos fotógrafos, como Javier Trueba, Héctor Garrido u Olivier Grunewald.
– ¿Es habitual la figura del científico realizador, director o guionista? ¿Hay tradición en España, en este sentido, como ocurre en otros países como Reino Unido?
En España, desgraciadamente no es habitual. No tenemos suficiente recorrido científico, suficiente historia. Y en estos tiempos además, los científicos estamos preocupados por conseguir fondos para la investigación. Conseguir además financiación para producir divulgación científica en formatos costosos como el cine científico, es una empresa quijotesca. Pero no nos engañemos, tampoco se hacían tantos documentales científicos cuando había dinero. Necesitamos fomentar esta cultura tanto en el ámbito de la ciencia como en el de la cinematografía. Festivales como el de Ronda son fundamentales para ese fin.
– Por último, ¿cómo ha evolucionado, desde su experiencia, el cine científico en los últimos años?
No me gusta lo que está pasando. Las productoras habituales, National Geographic, Discovery, etc… cada vez están más sesgadas hacia documentales en los que priman la acción, la aventura, el riesgo o simplemente la sangre, con muy poco respeto por la calidad científica. Se utiliza la técnica de las fotonovelas, es decir repetir una y otra vez la misma imagen, la misma idea: el león caza a la gacela, y por si no lo ha visto o entendido se lo pongo otra vez, y te meto un anuncio, y te lo pongo otra vez. Es lamentable ver que muchos documentales de esas grandes productoras están basados en investigaciones de segunda división, cuando no en la desvergüenza de puros charlatanes. Afortunadamente, NG también tiene algunos documentales maravillosos, y por supuesto la BBC y otras televisiones públicas están produciendo muy buenos documentales científicos que no se ven porque no hay circuitos comerciales bien establecidos para ellos. Pero soy optimista. La ciencia cada vez interesa más al ciudadano, y estoy seguro que habrá gente joven con nuevas formas bellas y eficaces de contarlas.
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