Málaga /
30 de noviembre de 2016

Ciencia, cámara y acción

Fotografía ilustrativa de la noticia

Informa: Luz Rodríguez / Fundación Descubre.

Asesoría científica: Gerardo Ojeda, Juan Manuel García-Ruiz, Alberto Redondo y José María Montero.

La ciudad malagueña de Ronda se ha convertido en un lugar de referencia en el panorama de los certámenes cinematográficos gracias a la celebración de uno de los eventos científicos más esperados en el sector, la Bienal Internacional de Cine Científico de Ronda (BICC-Ronda 2016). Del 27 de noviembre al 2 de diciembre, Ronda acoge la XXVIII edición de este festival que convierte a la ciudad en un escaparate del mejor cine científico nacional e internacional. Desde 2014 la Asociación Española de Cine e Imagen Científico (ASECIC) se encarga de la organización de este festival. La veterana asociación celebra, en 2016, sus 50 años de existencia dedicados a la difusión del cine científico internacional en España y de lo mejor del cine científico español en el mundo.

Rodaje en la pampa argentina del documental 'Las alas de la Pampa', un producción RTVA-CSIC dirigida por José María Montero.

Rodaje en la pampa argentina del documental ‘Las alas de la Pampa’, un producción RTVA-CSIC dirigida por José María Montero.

A finales del siglo XIX, en 1878, el fotógrafo e investigador británico Eadweard Muybridge empleó la fotografía en serie para el estudio de la locomoción animal. En 1874, el astrónomo francés Pierre Jules Jansen logró el registro automático del paso del planeta Venus frente al Sol con un aparato, diseñado por él, al que denominó revólver astronómico. Son sólo un par de ejemplos de una época de investigación, de pruebas, de científicos inquietos y curiosos, pioneros, que encontraron en la fotografía y posteriormente en el cinematógrafo un medio ideal para registrar y mostrar sus investigaciones. Eran los inicios de lo que ahora se conoce como cine o documental científico. Un género que ha ido evolucionando de la mano del desarrollo de nuevas técnicas de captación y grabación de imágenes, de instrumentación científica y que, con la llegada de las nuevas tecnologías, ha experimentado la aparición de formatos novedosos que han revolucionado la forma de realizar y consumir este tipo de imágenes.

La relación entre la ciencia y el cine ha sido, desde sus orígenes hasta la actualidad, muy estrecha. La aplicación de técnicas específicamente cinematográficas como el uso de películas de sensibilidad lumínica distinta al ojo humano (rayos infrarrojos, ultravioletas, rayos X), la combinación de la cámara cinematográfica con el microscopio electrónico, las tomas a baja velocidad (cámaras super lentas) que permiten observar el crecimiento de las plantas, o la alta velocidad (cámaras de ultra velocidad) empleada para el análisis de materiales o las sondas ópticas que se introducen en el cuerpo humano (endoscopia), entre otras muchas, contribuyen al avance de diferentes ramas de la ciencia. Esta es una de las facetas del cine científico, la de herramienta para la investigación pero hay que sumar dos más, la educativa y la de divulgación de conocimientos.

Para Gerardo Ojeda, secretario general de la ASECIC, “el cine científico más que un género cinematográfico propiamente dicho, se define por su funcionalidad, de ahí que nuestra asociación está integrada por tres tipos de socios: investigadores que usan imágenes científicas, profesores que utilizan imágenes para el proceso de enseñanza y aprendizaje y  productores o divulgadores científicos que utilizan esas mismas imágenes pero con fines más de carácter de cultura científica”.

Actualmente, la ASECIC reúne a más de 100 miembros activos que trabajan en la comunicación, la divulgación, la fotografía, la producción, la docencia y la cultura audiovisual en general,  constituyéndose en un espacio multidisciplinar de encuentro e intercambio de experiencias e ideas.

Desde su fundación (29 de Septiembre de 1966), por el biólogo y cineasta Guillermo Fernández Zuñiga, la ASECIC ha venido trabajando desde una triple vertiente: la visibilidad, la documentación y el reconocimiento a las imágenes fijas (fotografía) y en movimiento (cine, vídeo y TV), generadas desde los campos de la investigación y la divulgación del conocimiento científico, así como desde el desarrollo tecnológico, la innovación y las aplicaciones sociales e industriales.

En sus cinco décadas de historia ha visto como el cine científico en España ha evolucionado, pero hay que destacar que lo ha hecho más lentamente que en otros países con más tradición y apoyo institucional. “Hemos visto una progresión muy lenta de gente dedicada al mundo del audiovisual a la que le pueda interesar temas de carácter científico. Vemos más a la inversa, profesionales del ámbito científico que han visto la importancia de la divulgación y de la comunicación de la ciencia y se han dedicado a esto”, explica Ojeda. Y añade, “anteriormente, en los años 60, el cine científico era algo relativamente mínimo en España. Países europeos o los más avanzados industrialmente, como Canadá, Estados Unidos y Australia, y países del Este dedicaron mucho tiempo, dinero y esfuerzo al cine científico. En el caso de España, poco a poco ha ido despegando y creemos que, actualmente, hay una gran producción de cine científico de calidad”.

Ronda, ciudad de cine y ciencia

La Bienal Internacional de Cine Científico de Ronda (BICC-Ronda 2016) es el marco ideal para conmemorar los 50 años de la ASECIC, ligada a este festival desde sus orígenes y que, como en la edición anterior, traspasa fronteras. La Bienal comenzó su andadura en 1977 y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Ronda y de la Fundación Unicaja, a quienes ahora se suma la Fundación Descubre. Aprovechando las redes sociales y las más avanzadas redes digitales IP de banda ancha para la investigación, educación y comunicación científica (Red CLARA de América latina, Red IRIS de España, CUDI de México, RAUV de Cali o INNOVA de Argentina) el festival andaluz se hace global.

Gerardo Ojeda, secretario general de la ASECIC.

Gerardo Ojeda, secretario general de la ASECIC.

El programa incluye eventos a lo largo de este año que se realizarán tanto en sus ciudades sedes, Ronda y Madrid, como en sus sedes remotas en instituciones educativas, culturales y científicas de Iberoamérica y del mundo que deseen compartir proyecciones, públicos, expertos y jurados, a través de foros, mesas de debate, cursos, talleres, exposiciones, homenajes y actividades de formación, comunicación y cultura científica. En esta edición se presentan. 35 obras audiovisuales provenientes de más de 12 países y seleccionadas por un jurado internacional. Se trata en total, de 22 horas de programación, con proyecciones colectivas en sesiones matutinas y vespertinas, y que tendrán lugar los cinco días de la semana, de lunes a viernes, en el auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones (ex Convento de Santo Domingo) de Ronda.

Habrá proyecciones audiovisuales para todas las edades de acuerdo con las categorías de premiación, y donde se resaltan las funciones especiales para las escuelas públicas de Ronda, desde las primeras etapas escolares hasta los estudios secundarios; dirigidas a un público en general, y a personas de la tercera edad, ya que se hará una programación especial en residencias de la zona.

Y hay novedades. La Bienal cuenta desde este año además con el apoyo de la Fundación Descubre en el marco de la colaboración iniciada por la institución andaluza y la ASECIC. Descubre presentará en Ronda la web ‘Descubre el cine científico’, portal que reúne ciclos de cine científicos y que contará igualmente con la aportación de material de la ASECIC. “En esta Bienal, en vez de premiar áreas del conocimiento como se hacía anteriormente hemos querido, por primera vez, premiar y reconocer a los nuevos formatos, incluimos los magazine televisivos, los microespacios web, el documental científico clásico…También los usos educativos que se dan a estas imágenes, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la cultura infantil científica donde hay mucho material”, explica Gerardo Ojeda.

Gerardo Ojeda espera que a la sociedad española le siga interesando ver cine científico en las salas y que no se ‘contente’  con verlo en la televisión o en internet. Manifiesta un deseo: “Queremos que la bienal tenga un impacto social. Por eso la mantenemos en Ronda porque los rondeños y rondeñas hacen suyo este festival. Esperemos que esta bienal esté muy concurrida”.


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