Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha validado un nuevo sistema de análisis para detectar estas sustancias, tanto naturales como sintéticas, procedentes del propio ciclo de depuración. La nueva herramienta, ya disponible para su aplicación, permite obtener resultados más exactos con pequeñas muestras, en menos tiempo y es más sostenible que las utilizadas hasta el momento.
Llego a la cocina y abro el grifo. Mientras se va llenando el recipiente de cristal pienso en qué ha tenido que ocurrir para que pueda saciar mi sed de una manera tan sencilla. ¿De dónde procede el agua que estoy bebiendo? Y ¿cómo ha sido el proceso para tener constancia de que puedo tomarla con seguridad, libre de bacterias, contaminantes y otras sustancias que puedan hacerme daño?
Y según se van sucediendo en mi mente los pasos necesarios (del océano a las nubes, de ahí a los ríos y embalses para llegar a las plantas potabilizadoras donde se almacena y se distribuye a mi ciudad, a mi barrio, a mi bloque, a mi apartamento y a mi cocina). Miro mi vaso y, seguidamente, al fregadero. ¿Y lo que tiro? ¿A dónde va? Viene a mi mente una cancioncilla ripiosa de mi juventud y me echo a reír.
Las muestras analizadas ofrecieron concentraciones de hormonas inferiores o similares a las encontradas en distintas zonas del mundo, y por debajo de los límites máximos permitidos por la legislación.
Afortunadamente, lo que cuenta la canción está controlado. En las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDARs) se realizan los tratamientos necesarios para que las aguas que regresan al ciclo no contengan ninguna sustancia que pueda ser nociva ni para el medio ambiente ni para los seres vivos. Para ello, la tecnología en la que fundan sus análisis es cada vez más precisa y sensible.
Unas de esas sustancias que se devuelven al ciclo de depuración y que es necesario detectar antes de que ocurra son las hormonas. Se producen de forma natural en el cuerpo de los mamíferos o se sintetizan para su uso en píldoras anticonceptivas, promotores del crecimiento para el ganado o los cultivos y aplicaciones médicas, fundamentalmente. Estos contaminantes llegan al ciclo del agua mediante los vertidos directos, la eliminación incompleta en las plantas de tratamiento de residuales o la escorrentía agrícola.
Un método limpio, eficaz y sensible
El control de hormonas en el agua es necesaria para evitar que se conviertan en un peligro para el ecosistema. Como ocurre con otras sustancias que pueden ser tóxicas para el organismo, la presencia de grandes cantidades de estos compuestos en el ciclo de depuración puede derivar en problemas de salud tanto para seres acuáticos, vegetales, animales terrestres o para el ser humano. Principalmente puede afectar a la fertilidad y a la aparición de anomalías físicas.
Para asegurar su eliminación un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha validado un nuevo método de análisis con el que se detectan hormonas en valores de nanogramos, mil veces menor que el peso de un grano de azúcar. Por otro lado, el tiempo se reduce considerablemente obteniendo los perfiles de las muestras en tan solo 20 minutos. En un artículo publicado en la revista Environmental Science and Pollution Research confirman que algunas de las hormonas que pasaban inadvertidas en otros sistemas de análisis son detectadas con total claridad debido a la elevada sensibilidad que presenta del nuevo método.
Además, con el sistema continuo empleado para el tratamiento de muestra, se reduce notablemente el consumo de reactivos. “La metodología desarrollada es más amigable con el medio ambiente que en otros procedimientos analíticos basados en el uso de volúmenes elevados de disolventes orgánicos, que en muchos casos son contaminantes”, indica a la Fundación Descubre el catedrático de la Universidad de Jaén Evaristo Ballesteros, autor del artículo y coordinador del trabajo de investigación.
El equipo de la Universidad de Jaén responsable del trabajo.
Los expertos han demostrado su eficacia en muestras de España y Marruecos incluyendo agua potable, mineral, de pozo, de piscina, de pantano, de río y residuales. En todos los casos, las concentraciones fueron inferiores o similares a las encontradas por otros investigadores en distintas zonas del mundo y por debajo de los límites máximos permitidos por la legislación.
El método ya está disponible para que las EDARs lo pongan en marcha sin necesidad de inversiones extra. “Tanto las empresas de gestión, como las embotelladoras o las comunidades de regantes pueden aplicar esta nueva metodología en sus análisis o bien acudir a nuestro laboratorio para que examinemos nosotros sus muestras”, añade el investigador.
Contar con herramientas más eficaces y sensibles a este tipo de contaminantes podrá garantizar de una manera más satisfactoria la salud de los seres vivos al evitarse la exposición a estas sustancias. Así que bebo tranquila y apuro el vaso, sabiendo que esa letrilla es sólo un recuerdo de mi adolescencia y que los investigadores no dejan de trabajar para lograr mayor seguridad en nuestros hogares.
Más información en #CienciaDirecta: Desarrollan un método preciso y sensible para la detección de hormonas en el agua
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