28 de junio de 2022

Los test serológicos para la covid-19 del CSIC se producirán en Suráfrica para llegar a los países africanos

Fotografía ilustrativa de la noticia

Fuente: CSIC

La tecnología será fabricada por la empresa Biotech África gracias a un acuerdo auspiciado por la OMS para facilitar que los medicamentos lleguen a países en vías de desarrollo. Los test serológicos del CSIC salieron al mercado en España en el otoño de 2020, de manos de la empresa española Immunostep, y permiten detectar con una fiabilidad cercana al 100% si una persona posee anticuerpos contra el SARS-CoV-2, y si dichos anticuerpos provienen de la vacuna, o son consecuencia de que han estado en contacto con el virus.

Los test serológicos para la covid-19 desarrollados por investigadores del CSIC se producirán en acceso abierto en Suráfrica por la empresa Biotech Africa para llegar a los países del continente. Este logro es fruto de la colaboración del CSIC, la empresa y la plataforma Medicine Patent Pool (MPP), creada por Naciones Unidas, bajo la supervisión de la Organización Mundial de la Salud, para facilitar que los medicamentos para la covid-19 lleguen a los países en vías de desarrollo. El acuerdo se anunció el pasado 17 de junio en la web de la MPP.

Laboratorio del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. / César Hernández.

Los test serológicos del CSIC salieron al mercado en España en el otoño de 2020, de manos de la empresa española Immunostep, y permiten detectar con una fiabilidad cercana al 100% si una persona posee anticuerpos contra el SARS-CoV-2, y si dichos anticuerpos provienen de la vacuna, o son consecuencia de que han estado en contacto con el virus.

El CSIC es el primer organismo de investigación del mundo que ofrece una licencia mundial de acceso abierto para una herramienta sanitaria relacionada con la covid-19. El pasado noviembre anunció la firma del acuerdo de licencia, que se enmarca en la iniciativa COVID-19 Technology Access Pool (C-TAP), creada por la OMS en mayo de 2020 para facilitar el acceso oportuno, igualitario y asequible a productos sanitarios de la covid-19 a través del impulso a su producción.

C-TAP proporciona una ventana única mundial a las entidades que desarrollan tecnologías para hacer frente a la covid-19, como terapias, vacunas y sistemas de diagnóstico, con el objetivo de que compartan su propiedad intelectual (patentes), conocimiento y datos, con fabricantes de probada calidad mediante licencias transparentes, no-exclusivas y con voluntad de servir a la sanidad pública.

Enmarcado en este acuerdo, el CSIC anunció el pasado 17 de junio que la Medicine Patent Pool habría llegado a un acuerdo con la empresa biotecnológica sudafricana Biotech Africa para que los test serológicos del CSIC se fabriquen y distribuyan en los países africanos.

“Esta es la última etapa de un largo proyecto en el que la Vicepresidencia Adjunta de Transferencia del Conocimiento (VATC) del CSIC lleva trabajando desde que se inició la pandemia para que una de sus tecnologías covid-19 llegue a todos los países que la necesiten”, subraya Javier Maira, jefe de Estrategia Comercial del CSIC.

Del laboratorio a la clínica

El desarrollo de los test serológicos del CSIC comenzó en marzo del 2020, al inicio del confinamiento, cuando los investigadores del CSIC se encerraron en los laboratorios para desarrollar nuevas tecnologías contra el coronavirus.

“Recuerdo las ganas de colaborar que tenía todo el mundo, las tormentas de ideas por email, llamadas de teléfono, video-conferencias entre científicos y la colaboración con hospitales; en nuestro caso, con inmunología del Hospital de La Princesa, a donde llevábamos las plazas para testar a los sanitarios que no sabían en aquellos momentos si habían cogido la infección o no”, señaló la investigadora Mar Valés, del equipo del CNB-CSIC que desarrolló los test, al rememorar el pasado viernes, durante el II Encuentro CSIC en Madrid, los inicios de su investigación.

En tan solo dos meses, la investigadora, junto con sus compañeros del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC Hugh Reyburn, Jose Casasnovas y Jose Miguel Rodriguez Frade, habían generado proteínas y las habían combinado creando unos nuevos test serológicos, capaces de detectar si una persona había generado protección contra la covid-19 con una fiabilidad prácticamente del 100%, mucho mayor que los test disponibles en España y Europa en aquellos meses.

“Los test se protegieron mediante patente, aprovechando que utilizaban una proteína no expuesta del virus, la proteasa, que no había sido utilizada nunca en diagnosis”, indica Maira. “Posteriormente, se demostró que el uso de esta proteína implicaba ventajas importantes en la utilidad de los test, ya que identificaban si los anticuerpos creados por el sistema inmunitario procedían de una infección del propio virus, o de las vacunas de ARN mensajero”, añade.

En junio de 2020, el CSIC presentó los test en una rueda de prensa, junto con el acuerdo de licencia firmado con la empresa española Immunostep, para que se fabricasen en Salamanca. La empresa, tras obtener las validaciones requeridas, comenzó a comercializar los test en España y otros países europeos en octubre de 2020.

El interés de la OMS en la transferencia

En marzo de 2021 la Comisión Europea organizó una jornada on-line del TTO Circle, creada para compartir buenas prácticas entre las oficinas de transferencia de tecnologías de los principales organismos públicos de investigación europeos. En aquella jornada el CSIC presentó el caso de los test serológicos. “Tras la misma, la OMS y la propia MPP contactaron con la VATC del CSIC, interesados en la posible comercialización de los test en terceros países”, recuerda Maira.

Tras varios meses de negociaciones, en noviembre de 2021 el CSIC firmó un acuerdo de licencia con MPP, bajo supervisión de la OMS, para incorporar los test del CSIC a C-TAP.

En abril de 2022 el CSIC participó en negociaciones entre la OMS y MPP con Biotech Africa, y el pasado 17 de junio la OMS y MPP anunciaron la sublicencia a Biotech Africa y, por tanto, la fabricación y distribución de los test en el continente africano.

“El proceso de transferir tecnologías de un centro público de investigación a la sociedad es largo y laborioso e incluye el desarrollo, protección, promoción, negociación, y múltiples contactos y negociaciones, pero los beneficios que obtiene el ciudadano cuando la tecnología sale del laboratorio y alcanza la sociedad son enormes”, concluye Maira.


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