Excavan el cargamento del pecio tardorromano de Ses Fontanelles, uno de los barcos hundidos más importantes del Mediterráneo
Fuente: Universidad de Cádiz
Su estudio en los próximos meses, trabajo en el que participa la Universidad de Cádiz, permitirá profundizar en la onomástica de los comerciantes dedicados al transporte marítimo de estos envases, que actuaban bien en solitario, bien formado consorcios comerciales de varias personas (las llamadas societates).
El Gobierno (Consell) de Mallorca rubricó a finales del año 2021 un convenio de colaboración interinstitucional con las universidades de Barcelona, Cádiz y de las Islas Baleares para el desarrollo del proyecto trianual Arqueomallornauta (2021 – 2023), desde el que pondrán en marcha diversas actuaciones estratégicas para analizar el tráfico marítimo en Mallorca en la Antigüedad Tardía a través de los hallazgos subacuáticos.
Especialmente relevante en este contexto es el pecio tardorromano de Ses Fontanelles, aparecido de manera casual en el verano de 2019 en una de las playas más concurridas de Palma de Mallorca (Can Pastilla), en el que se ha desarrollado la Acción Estratégica A del citado proyecto interinstitucional, consistente en la excavación integral del cargamento de la embarcación, desarrollada entre los meses de noviembre de 2021 y mediados de febrero de 2022.
Los resultados obtenidos han sido “francamente excepcionales, pues han permitido descubrir íntegramente el cargamento de la embarcación, hundida en pleno siglo IV d. C., en un excelente estado de conservación”, como han declarado sus responsables. Se ha recuperado un conjunto cercano a unas 300 ánforas de transporte, parte de ellas íntegras y otras completas, pero fragmentadas. Se trata de envases de transporte que denotan un cargamento mixto, pues fueron usadas para el almacenaje tanto de salsas de pescado fermentado (especialmente la llamada flor de liquamen) como aceite y vinos o mostos fermentados para la conservación de fruta (el llamado defrutum o sapa por los romanos). La relevancia internacional y notable importancia histórica que presentan estas ánforas es que se encuentran completas, además de presentar inscripciones pintadas (los llamados tituli picti) junto a restos de los paleocontenidos originales, lo cual constituye una ocasión prácticamente única a nivel global. Además, conviene destacar la tipología de estas ánforas, pues se han podido identificar algunos envases desconocidos en la bibliografía de referencia, lo cual ha llevado a denominarlas con el nombre del yacimiento (Ses Fontanelles 1). Respecto a las inscripciones, se han obtenido un centenar de rótulos pintados en las ánforas, lo que convierte al pecio de Ses Fontanelles en la colección más amplia de tituli picti de España, y una de las más importantes de todo el mundo romano, tras el conocido caso del Monte Testaccio en Roma.
Su estudio en los próximos meses permitirá profundizar en la onomástica de los comerciantes dedicados al transporte marítimo de estos envases, que actuaban bien en solitario, bien formado consorcios comerciales de varias personas (las llamadas societates). Además, han aparecido inscripciones pintadas relativas a los alimentos objeto de comercio, destacando por su singularidad las alusivas al oleum dulcis o “aceite suave”, que además “sabemos que formó parte de un lote comercializado por una autoridad eclesiástica (bien el propio obispado de Cartagena, bien algún monasterio), como se deduce de la inscripción aparecida sobre los tapones cerámicos que las hermetizaban, con nombres y con el crismón (o monograma de Cristo)”, en palabras de sus investigadores.
Durante la excavación, han aparecido “piezas arqueológicas excepcionales. Tal es el caso, por ejemplo, de un taladro de arco usado por los carpinteros de ribera para la reparación de la embarcación, que constituye el primero en su género aparecido en España y de los escasos que se conservan en todo el mundo; o dos zapatos (uno de esparto y otro de cuero), junto a cabullería (cabos utilizados en la embarcación) y restos orgánicos de diversa naturaleza”. También, destacan el estado de conservación de la arquitectura naval de la embarcación (de 12 metros de eslora por 6 m de manga), con elementos muy singulares, como es el caso de los mamparos de madera de separación de la carga o la conservación del pozo de sentina. Igualmente, resalta el buen estado de conservación de la madera de la embarcación, gracias al ambiente anóxico de enterramiento.
Excepcionales son, a su vez, tanto el origen geográfico de la nave (entorno de Carthago Spartaria – Cartagena), siendo el primer pecio romano conocido con un cargamento de esta región naufragado en aguas del Mediterráneo; como la fecha del hundimiento, en la fase inicial de la Antigüedad Tardía (ss. III y IV d. C.), momentos de los que hay pocos barcos conocidos en el Mare Nostrum, y muchos menos aún con cargamento hispánico.
Durante la campaña de excavación del cargamento del pecio de Ses Fontanelles se ha procedido asimismo a la verificación de las anomalías geofísicas identificadas durante las prospecciones con una sonda paramétrica realizadas en la bahía de Palma en noviembre de 2021. Los resultados obtenidos han permitido una mejor comprensión de la paleogeografía de la zona, e identificar restos de un posible pecio tardopúnico, cargado con ánforas vinarias de Ibiza en las inmediaciones, al tiempo que se han obtenido datos sobre la geomorfología de la bahía de Palma.
El pecio de Ses Fontanelles presenta una serie de debilidades y amenazas como resultado de su ubicación, a apenas unos 60 m de la línea de costa actual y a unos 2 m de profundidad bajo el nivel del mar. Su ubicación en la línea de rompiente de olas supone, como han concretado los científicos, un “riesgo de potencial destrucción si los temporales que propiciaron su descubrimiento se vuelven a producir. Además, está sometido a una intensa presión antrópica, al situarse en una de las playas más concurridas de Palma de Mallorca, con una elevada potencialidad de expolio dada su accesibilidad”.
Por todo ello, el Consell de Mallorca, titular de las competencias en materia de Patrimonio Histórico en la isla, ha decidido, además de proceder a la excavación integral y recuperación del mobiliario, proponer la posibilidad de extraer el casco de la embarcación para garantizar su conservación y su futura musealización y puesta en valor. Es por ello, que se ha invitado a varios especialistas de reconocido prestigio durante estos días para que realicen un informe externo sobre la importancia del hallazgo y sobre la conveniencia de su extracción para garantizar su conservación, tratándose tanto de arqueólogos (Juan Blánquez, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid) como especialistas en conservación-restauración (Luis Carlos Zambrano, antiguo restaurador del Centro de Arqueología Subacuática de la Junta de Andalucía, actualmente destinado en el Museo de Cádiz; Christopher Dostal, director del Center for Maritime Archaeology and Conservation de la universidad estadounidense Texas A&M; y Xavier Nieto, ex director del CASC-MAC y de ARQUA).
Actualmente, el equipo de investigación está redactando los informes pertinentes para poder pasar a la siguiente fase del proyecto, que es la relacionada con el estudio de detalle de la Arquitectura Naval de la embarcación y la elaboración del proyecto de conservación-restauración para el planteamiento de su futura extracción y musealización.
Todo esto ha sido posible gracias al esfuerzo de un equipo interdisciplinar compuesto por una veintena de investigadores que ha estado trabajando estos tres meses, en el campo y en el laboratorio, para llevar a buen término esta actividad arqueológica; compuesto por los cuatro codirectores del proyecto (Miguel Ángel Cau Ontiveros, profesor de Investigación ICREA de la Universidad de Barcelona; Darío Bernal Casasola, catedrático de Arqueología de la Universidad de Cádiz; Enrique García Riaza, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de las Islas Baleares, y Jaume Cardell Perelló; jefe de servicio de Arqueología del Consell Insular de Mallorca); los dos codirectores de la actividad arqueológica junto a los anteriores (Carlos de Juan, Universidad de Valencia, especialista en arquitectura naval romana, y Sebastià Munar, arqueólogo subacuático); especialistas en geofísica marina aplicada a la arqueología (Felipe Cerezo (UCA), Soledad Solano) y una decena de arqueólogos subacuáticos (Miguel San Claudio, Antoni Talavera, Joan Santaolària, Xim Gual de Torrella, Stella Rendina), y diversos colaboradores (Martí Binimelis, Alicia Gallardo) y personal de la Armada (Alberto Caballero, Raúl Hellín) y de los GEAS de la Guardia Civil (Ángel Vera, Luis Miguel Pérez, Francisco Javier García, José Carlos López); especialistas en conservación – restauración (Elisa Fernández y Luisa Arnal), además de investigadores especializados en fotogrametría y comunicación audiovisual (José Antonio Moya Montoya), documentación gráfica del mobiliario arqueológico (José Alberto Retamosa y José Luis Portillo) y epigrafía anfórica (Piero Berni).
Además del Consell de Mallorca y de las tres universidades implicadas, se agradece el apoyo y patrocinio de Ports IB, y la activa colaboración del Ayuntamiento de Palma, el Club Marítimo San Antonio de la Playa, el Obispado de Mallorca, la Armada, la Guardia Civil (GEAS) y la Brigada de Patrimonio Histórico del Consell de Mallorca, sin los que este proyecto de investigación no habría podido desarrollarse de manera óptima.
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