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14 de octubre de 2021

Por qué los anticuerpos no son el único indicador de que las vacunas contra la COVID-19 funcionan: la inmunidad celular también protege frente a la infección

Fotografía ilustrativa de la noticia

Fuente: Maldita

¿El hecho de que una persona tenga niveles bajos de anticuerpos tras la vacunación contra la COVID-19 significa que no está protegida frente al coronavirus? ¿Sirven los test de anticuerpos, también denominados serológicos, para saber si la vacuna ha funcionado? Lo cierto es que en la respuesta inmune no sólo intervienen los anticuerpos, sino también la inmunidad celular, que contribuye a protegernos frente a una reinfección por coronavirus. Además, no es necesario hacerse un test de anticuerpos para comprobar si la vacuna te ha inmunizado.

¿El hecho de que una persona tenga niveles bajos de anticuerpos tras la vacunación contra la COVID-19 significa que no está protegida frente al coronavirus? ¿Sirven los test de anticuerpos, también denominados serológicos, para saber si la vacuna ha funcionado?

Lo cierto es que en la respuesta inmune no sólo intervienen los anticuerpos, sino también la inmunidad celular, que contribuye a protegernos frente a una reinfección por coronavirus. Además, no es necesario hacerse un test de anticuerpos para comprobar si la vacuna te ha inmunizado.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.

La importancia de la inmunidad celular

En Maldita.es ya os hemos explicado que nuestro sistema inmune cuenta con dos estrategias para dar respuesta a una infección viral: la inmunidad humoral, mediada por los anticuerpos, y la inmunidad celular, mediada por los linfocitos T.

En el caso de los coronavirus como el SARS-CoV-2, los anticuerpos neutralizantes son muy importantes en un primer momento para atacar al virus e impedirle que avance, «pero luego, para terminar de eliminarlo, se necesita una buena inmunidad celular, que además es en donde reside la memoria inmune», indica Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) a Maldita.es.

El Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa ha publicado un artículo preprint (que no ha sido revisado por pares) en el que se observó que personas que se habían contagiado y no habían producido anticuerpos frente al SARS-CoV-2 podían combatir al virus gracias a la inmunidad celular. «El papel de las células T en el control de la infección por SARS-CoV-2 se ha subestimado a favor de los anticuerpos neutralizantes. Sin embargo, la inmunidad celular es esencial para el control viral a largo plazo y la protección contra la gravedad de la enfermedad», apuntan los autores.

Julia García-Prado, investigadora principal en IrsiCaixa y directora científica del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), explica a Maldita.es que las vacunas contra la COVID-19 producen anticuerpos frente al coronavirus e inmunidad celular, donde reside la memoria inmunológica, que podría durar años.

Por ejemplo, un estudio publicado en 2016 mostraba que las células T de memoria contra el virus SARS-CoV, el que causa el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) que surgió en 2002, persisten hasta 11 años después la infección. «En el caso concreto de la COVID-19, todavía no sabemos cuánto tiempo puede durar esa inmunidad celular. Pero si lo comparamos con otros virus pueden ser años, eso es lo que estamos estudiando», señala García-Prado.

«Los datos apuntan a que la inmunidad celular se mantiene mucho más allá de los anticuerpos y, por lo tanto, no se puede decir que alguien que no tenga anticuerpos está en riesgo», afirma por su parte Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid.

El inmunólogo explica que si una persona no tiene anticuerpos puede ser que no los haya producido o que ya no estén en una concentración detectable en la sangre. Los anticuerpos alcanzan unos «picos de producción» y, después, la cantidad va bajando. Por lo tanto, «es normal que pasadas unas semanas o meses tras la infección o tras haber reducido la vacuna, los niveles de anticuerpos vayan declinando paulatinamente».

Pero que los anticuerpos bajen no significa que estemos en riesgo «porque si tenemos células de memoria, en el caso de una eventual segunda infección, se pondrían en marcha y de un modo muy rápido y muy enérgico producirían de nuevo anticuerpos», sentencia Corell.

Además, la inmunidad celular podría proteger frente a las variantes del coronavirus. Dewald Schoeman y Burtram C. Fielding, investigadores de la Universidad del Cabo Occidental (Sudáfrica), apuntan en este artículo de The Conversation que varios investigaciones demuestran que «si bien las variantes del SARS-CoV-2 podrían escapar de los anticuerpos neutralizantes, la respuesta inmune mediada por células inducida por la mayoría de las vacunas COVID-19 actualmente utilizadas es muy resistente y sigue siendo eficaz».

No obstante, medir la inmunidad celular que ha producido una infección de COVID-19 o la vacunación es más difícil. García-Prado explica la respuesta celular es más compleja ya que implica varias células con funciones distintas, que reconocen diferentes partes del virus. Esto dificulta que se pueda obtener un sólo número o porcentaje de efectividad.

Asimismo, como ya os contamos en Maldita.es, medir la inmunidad celular requiere cultivar células en laboratorio y técnicas complejas. Mientras que la humoral se mide cuantificando anticuerpos en suero sanguíneo. Por lo tanto, es más sencilla y más rápida de mirar, según apunta la investigadora.

Por qué no es necesario realizarse un test de anticuerpos tras la vacunación

En Maldita.es ya os contamos que no todos los test de anticuerpos (también llamados serológicos) sirven para detectar los anticuerpos que genera la vacunación. Y, en cualquier caso, no hay ningún test rápido de anticuerpos que esté «validado o autorizado para evaluar la respuesta inmune a la vacunación», por lo que las autoridades sanitarias desaconsejan su uso con este fin, según apunta Salvador Peiró, investigador del Área de Investigación en Servicios de Salud de la fundación Fisabio, en este artículo de The Conversation.

Antonio Zapatero, viceconsejero de Salud Pública y Plan COVID-19 de la Comunidad de Madrid, señalaba en el sexto programa de #VacúnaTE que, a día de hoy, «no hay evidencia de que la cuantía total de anticuerpos se correlacione con menor gravedad de la infección». Según el viceconsejero, los anticuerpos no deben ser el único medidor de la inmunidad que generan las vacunas y no es necesario hacerse un test de anticuerpos tras la vacunación. De hecho, en la estrategia de vacunación se detalla que no se recomienda la realización de pruebas serológicas ni antes ni después de recibir el suero.

Asimismo, como os hemos explicado anteriormente, no sólo los anticuerpos nos inmunizan, también la inmunidad celular nos protege frente al coronavirus.


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