Granada /
15 de julio de 2021

Bacterias ’a la carta’ para desarrollar abonos a partir de alperujo

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Alba Madero / Fundación Descubre

Un equipo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad del País Vasco ha detectado mediante análisis genético qué microorganismos concretos potencian los atributos de este tipo de compostaje y cuáles son sus funciones. Con los resultados, los científicos pueden elaborar enmiendas biológicas a medida que mejoren el crecimiento y salud de las plantas.

Juan y Eva llevan más de quince años cultivando sus huertos. Ambos son vecinos y amigos de toda la vida, así que siempre se aseguran de apartar algunos frutos de cada cosecha para regalarse mutuamente. Este verano, sin embargo, Juan ha quedado sorprendido con la cesta de verduras que ella le ha ofrecido. ¡Qué colores, qué sabor! Pero, ¿cómo era posible? Los terrenos de ambos prácticamente colindaban, y aunque a veces cultivaban hortalizas diferentes, aquel año los frutos de su huerta debían haber sido igual de espléndidos que los de Eva.

Compost de alperujo.

Esta historia podría ser una conversación entre dos agricultores en un futuro cercano en el que Eva habría empleado un abono orgánico con bacterias procedentes del alperujo, seleccionadas específicamente para mejorar las propiedades de los suelos.

Así queda de manifiesto en un trabajo reciente de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad del País Vasco. Los investigadores han identificado mediante técnicas de análisis genético qué bacterias están implicadas en la obtención de compost de alperujo, así como las principales funciones metabólicas de interés para los cultivos. Con este conocimiento se podría crear una enmienda biológica, que potencie el crecimiento y la resistencia de las plantas.

Equipo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC)

Precisamente, gracias a estas bacterias ‘a la carta’ Eva ha obtenido una cosecha tan fructífera. Además, la selección de microorganismos se puede adaptar a otros residuos compostables y a otros tipos de terreno con características diferentes, más secos o más húmedos.

Tres etapas

Tras analizar el comportamiento y las funciones de estos microorganismos durante las tres fases de la degradación de la materia orgánica, determinaron que en la última, la etapa de maduración, se multiplican grupos de bacterias como Luteimonas o Planomicrobium.

Éstas aumentan la humificación del compostaje, mejorando sus características fertilizantes. Además, poseen propiedades que promueven el crecimiento vegetal la nutrición vegetal, la protección de los cultivos frente a patógenos y el rendimiento productivo. “Al seleccionar los microorganismos más útiles, podemos desarrollar fertilizantes con unas características biológicas mejoradas. Éste es un método que nos permite optimizar el tratamiento de los residuos orgánicos y convertirlos en el futuro en un recurso que ayude a los agricultores a incrementar la calidad de sus cultivos”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Estación Experimental del Zaidín Germán Tortosa.

Análisis de abonos.

Los investigadores estudiaron las funciones de las distintas bacterias en cada fase de la degradación de la materia orgánica y las sometieron a pruebas de análisis genético para identificarlas una a una. “Lo que hicimos fue distinguir de forma individual a las bacterias. Así podíamos establecer sus funciones y seleccionar aquellas más beneficiosas para desarrollar el fertilizante”, comenta Germán Tortosa.

A pesar de que el alperujo se trata habitualmente como un residuo contaminante, una investigación del Instituto de la Grasa (CSIC-Sevilla), en colaboración con la Universidad de Sevilla demuestra que este tipo de compostaje conserva el 98% de polifenoles de la aceituna, compuestos beneficiosos para la salud. Al emplear este residuo, los expertos también aprovechan estas propiedades.

Este trabajo propone un método para solucionar el reto que supone el reciclaje de este subproducto derivado de la industria aceitera, que según un informe del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía en Andalucía asciende hasta 4.300.000 toneladas anuales. Una alternativa sostenible y orgánica que podrían aprovechar personas como Juan y Eva para mejorar su producción agrícola y que, además, ayuda a reducir el impacto ambiental del alperujo.

Más información en #CienciaDirecta: Identifican bacterias beneficiosas en el compostaje de alperujo para desarrollar futuros abonos orgánicos mejorados


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