Ya entre enero y marzo de este año, los primeros tres meses de la campaña de vacunación, se estima que las vacunas evitaron al menos 17.000 casos de covid-19 y 3.500 fallecimientos en las residencias de mayores en España. Este gran impacto positivo se debe a la alta aceptación de las vacunas entre los mayores y a su efectividad para prevenir tanto la infección como, posiblemente, la transmisión.
Las residencias de mayores han estado muy afectadas por la covid-19 desde el inicio de la pandemia. Al elevado número de casos y de brotes se suma que los pacientes son especialmente vulnerables por su edad, por las patologías que padecen o por su situación de fragilidad. Como consecuencia, una de cada cinco personas residentes en centros de mayores que se han infectado por covid-19 han fallecido. Por todo ello, las residencias han sido el primer lugar priorizado para el inicio de la vacunación en España.
El 27 de diciembre de 2020 se administró la primera vacuna en residencias de mayores. Para primeros de abril ya se había vacunado al 99 % de residentes con una dosis y al 93% con la pauta completa de dos dosis. La alta aceptación de la vacunación, tanto entre las personas residentes como entre una mayoría de las trabajadoras, ha supuesto un éxito para el programa de vacunación.
Impacto muy positivo de las vacunas en las residencias
Los estudios realizados desde el Ministerio de Sanidad y desde el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III coinciden en destacar el elevado impacto positivo de la vacunación en las residencias.
Los análisis realizados permiten hacer estimaciones de cuántos casos habría habido si las personas no se hubieran vacunado, teniendo en cuenta sus características y la incidencia que había en cada momento. Esto hace posible estimar cuántos casos ha prevenido la vacunación y su proporción en relación al total.
Los beneficios de la vacunación se observan ya desde la primera dosis, con la que se ha logrado evitar uno de cada dos casos de covid-19. Es decir, ya con solo una dosis se reduce a la mitad la probabilidad de tener covid-19.
Las vacunas han prevenido infecciones
Para las personas completamente vacunadas con la segunda dosis el efecto es aún mayor: se evitan entre el 82 % y el 88 % de todos los casos que se habrían producido si las personas no se hubieran vacunado. Este resultado es muy positivo. Las personas de mayor edad no habían sido incluidas en los ensayos clínicos, por lo que era posible que su respuesta a la vacuna fuese menor y no estuvieran adecuadamente protegidas.
Los resultados, por el contrario, confirman que la vacunación ha sido muy eficaz para evitar infecciones, tanto sintomáticas como asintomáticas. En los infectados, la vacuna, además, protege frente a la gravedad de la enfermedad y ha evitado el 71 % de las hospitalizaciones y el 82 % de las defunciones.
En número de casos, esto se traduce en haber evitado al menos 17.000 casos y 3.500 fallecimientos en los primeros tres meses del programa de vacunación frente a la covid-19, y esto teniendo en cuenta que durante las primeras semanas solo algunas personas habían recibido una dosis.
También confieren protección indirecta
A estos beneficios se suma la protección indirecta a quienes no están vacunados pero viven en residencias donde la inmensa mayoría de residentes y trabajadores sí lo están. Aunque no se ha demostrado de forma directa que la vacunación disminuya el riesgo de transmisión del virus, hay estudios que han encontrado que las personas que tienen covid-19 a pesar de haber sido vacunadas tienen menor cantidad de virus, lo que podría reducir su capacidad de transmitirlo.
En las residencias de mayores en España se ha visto que el riesgo de infectarse por SARS-CoV-2 también fue menor en los residentes que no se vacunaron, de forma muy parecida a los vacunados, seguramente gracias a esa protección indirecta.
Otra evidencia indirecta de que la vacuna disminuye el riesgo de transmisión en esta población es que, como se ha dicho, ha demostrado ser muy efectiva también para prevenir la infección asintomática, es decir, los casos realmente infectados por el virus que no llegaron a presentar síntomas.
¿Extrapolable a la población general?
El éxito del programa de vacunación en residencias de mayores se debe, sobre todo, a su gran aceptación y a la alta cobertura lograda. Estos factores hacen posible que al efecto protector de la vacuna en cada persona se sume el efecto protector indirecto, por la vacunación del entorno, lo que multiplica los beneficios.
Es difícil que en la población general se puedan alcanzar coberturas parecidas. Además, es población mucho más móvil, con mayor cantidad y variedad de contactos con otras personas, diferentes grupos de edad, etc. Por ello el impacto total de la vacunación podría ser diferente. Es necesario seguir estudiando los efectos de la vacuna en los diferentes grupos de población.
Quedan otras preguntas por responder, como la duración de la protección y si hará falta o no dar dosis de vacunas de refuerzo. Será necesario hacer análisis seriados para ver si el efecto tan positivo proporcionado por la vacunación se mantiene con el tiempo.
Abrir las residencias, con precaución
La alta protección que confiere la vacuna hace que poco a poco las residencias puedan ir volviendo a permitir las salidas y las visitas a los residentes, algo fundamental para su bienestar. Sin embargo, la protección de la vacuna no es del 100 %. Se han continuado registrando algunos casos y brotes en residencias de mayores a pesar de la vacunación.
Es fundamental que los esfuerzos de vacunación continúen, por ejemplo, con las nuevas incorporaciones de personal o trabajadores que no se hayan vacunado previamente. Además, como los residentes son una población muy vulnerable, se recomienda que se mantengan las medidas de prevención y que, en las salidas y visitas, se mantengan las precauciones mientras todavía exista una circulación importante de covid-19 en la población.
*Sobre las autoras:
Susana Monge, Carmen Olmedo, María José Sierra y Aurora Limia son expertas de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.
Amparo Larrauri y Clara Mazagatos son investigadoras del Centro Nacional de Epidemiología – CIBERESP Instituto de Salud Carlos III.
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