El confinamiento redujo ‘los malos humos’ procedente de los barcos en el Estrecho de Gibraltar
Durante el estado de alarma, las ciudades se volvieron menos ruidosas, el tráfico prácticamente desapareció, muchos animales llegaron del campo a pasear por las calles desiertas de gente y en el mar, con los motores de los barcos parados, las emisiones también se redujeron. Así lo constata un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cádiz, quienes han calculado el impacto de la Covid-19 en la contaminación que produce el transporte marítimo. Sólo el atraque de seis buques de pasajeros que operan diariamente entre los puertos de Algeciras, Ceuta y Tarifa-, y Tánger durante los 90 días de cuarenta dejaron de emitir un 12% de compuestos nocivos.
14 de marzo de 2020. Esta fecha ha marcado un antes y un después en la historia reciente de España pues a pesar de que era la segunda vez que se declaraba el estado de alarma en todo el país, en esta ocasión se hizo para gestionar la situación de crisis sanitaria mundial ocasionada por el Covid-19. Y se repitió dos veces más durante el pasado año con el objetivo de hacer frente a una pandemia para la que ya hay vacunas y de la que la comunidad científica sigue investigando su origen, evolución y consecuencias.
Durante estos tres primeros meses de estado de alarma nacional, concretamente de marzo a junio, se implantaron medidas de restricción al movimiento de personas y la actividad económica. Normas que hicieron paralizar el país por un bien común: frenar la curva de contagios. Uno de los sectores que también tuvo que ‘echar el freno’ fue el transporte marítimo de pasajeros y carga, a excepción de aquellos buques y embarcaciones que suministraban alimentos y productos de primera necesidad.
Como consecuencia de este ‘parón’, la huella ambiental de este tipo de transportes se redujo un 12%, tal y como ha confirmado el equipo de investigación ‘Eficiencia energética en el transporte marítimo’ de la Universidad de Cádiz. Estos expertos han publicado un estudio en la revista Sustainability sobre el impacto del coronavirus en las emisiones de gases de efecto invernadero de seis buques de pasajeros que operan en el Estrecho de Gibraltar y han reflejado cómo ha repercutido el Covid-19 en los niveles de estos compuestos en esta zona que une el océano Atlántico y el mar Mediterráneo.
Sistema propio de mediciones
Para realizar estos cálculos, los expertos han aplicado el método SENEM, un nuevo modelo para su aplicación en los inventarios de emisiones marítimas, que diseñaron recientemente y que incorpora indicadores climatológicos y medioambientales marinos como el viento, el oleaje y las corrientes, hasta ahora ignorados por los principales métodos actuales.
Este sistema, que mide con datos exactos cuánto carburante utiliza un navío durante una ruta marítima y los gases nocivos para la salud que expulsa a la atmósfera, cuantifica también todas las variables relacionadas con las condiciones meteorológicas del aire y del mar, unidas a otros parámetros como el estado de mantenimiento del casco y hélice, el rendimiento del sistema de propulsión y la carga del barco. “Durante la cuarentena y con un tráfico marítimo bastante menor al habitual por motivo de la pandemia, también descendieron los compuestos tóxicos emitidos a la atmósfera”, comenta a la Fundación Descubre Juan Moreno, profesor de la Universidad de Cádiz y director del estudio.
Aplicando este método propio, el equipo de investigación realizó un seguimiento a seis transbordadores de personas, conocidos como ferrys, que realizan diariamente su trayecto entre tres puertos españoles -Algeciras, Ceuta y Tarifa-, y Tánger. Compararon las emisiones totales de estos barcos durante los 90 días de la pandemia con las registradas en condiciones normales.
Como resultado, comprobaron que el impacto de la pandemia del Covid-19 se tradujo en una disminución de las emisiones con el atraque de estos buques de hasta un 12% menos de contaminantes en relación a todo el tráfico internacional y hasta un 51% en relación al tráfico doméstico, es decir, el que transcurre de forma regular entre los mismos puerto.
Compuestos nocivos para el medio ambiente
En concreto, analizaron la concentración de gases de efecto invernadero, óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre (SOx), dióxido de carbono (CO2) y material particulado (PM) de estas seis embarcaciones de pasajeros que dejaron de operar.
Para llegar a estas conclusiones, los expertos simularon algoritmos con el objetivo de estimar y relacionar los dos parámetros más importantes en los viajes: el consumo de combustible y las emisiones. En este sentido, calcularon ambos parámetros en relación al número de viajes de ida y vuelta, así como el tiempo de navegación por viaje completo, el tamaño del motor, el factor de carga del motor y el factor de consumo, es decir, la emisión de energía.
En términos nacionales, el equipo de investigación analizó la emisión de gases contaminantes de aquellos barcos parados durante la pandemia y observaron que la disminución de las emisiones del tráfico doméstico en el Estrecho de Gibraltar se redujo a la mitad. “Cada barco tiene dos fuentes primarias de emisión: el motor principal, que se utiliza para la propulsión de buques; y el motor auxiliar, empleado para generar electricidad a bordo. Cuando un barco está atracado, solo funciona el auxiliar para permitir la realización de cargas o descargas de habitabilidad y por tanto, aunque en menor escala, emiten contaminantes al aire, con una mayor incidencia en el puerto de atraque” detalla la profesora Vanessa Durán, autora principal de este trabajo.
Estas cifras ponen de manifiesto la necesidad urgente de aplicar los principios de eficiencia energética y mejoras tecnológicas en las flotas y embarcaciones que la Organización Marítima Mundial lleva apuntando desde hace años, reivindicaciones clave para contribuir a reducir las emisiones y poder navegar ‘libres’ de sobrecargas ambientales.
Más información en #CienciaDirecta: La emisión de gases de efecto invernadero del transporte marítimo se redujo un 12% en el Estrecho de Gibraltar durante el confinamiento
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