Descubren un nuevo arrecife de coral en la Gran Barrera de Australia, el primero en 120 años
El objetivo principal de la campaña, coliderada por Ángel Puga, investigador de la UGR, es estudiar el medio marino profundo al largo de la península de Cape York, situada en el extremo más septentrional de la GBA y que es una de las regiones más remotas y aisladas de Australia. Este trabajo de investigación geológica y biológica se está llevando a cabo en las aguas de la Gran Barrera de Arrecifes (GBA) de Australia, el mayor arrecife de coral del mundo.
Un investigador de la Universidad de Granada (UGR) colidera una campaña de investigación geológica y biológica que se está llevando a cabo en las aguas de la Gran Barrera de Arrecifes (GBA) de Australia, el mayor arrecife de coral del mundo, en la que participan geólogos, biólogos y ecólogos marinos de diferentes universidades y centros de investigación australianos.
Desde el pasado 30 de septiembre y hasta el próximo 17 de noviembre, el buque oceanográfico R/V Falkor lleva a cabo esta expedición, que está financiada por el Schmidt Ocean Institute, una organización sin ánimo de lucro que tiene por objetivo principal el avance y difusión del conocimiento de los océanos.
Debido a las limitaciones impuestas por la COVID-19, este año sólo está permitida la participación de un número reducido de investigadores a bordo (todos ellos australianos), pero tiene la “novedad” de que la participación de gran parte del equipo de investigación se está realizando, con éxito, de forma remota gracias a los medios técnicos de que dispone elFalkor. Es el caso de Ángel Puga Bernabéu, investigador del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la UGR, que codirige de manera remota esta campaña desde Granada.
El investigador de la UGR destaca, por su relevancia de cara al conocimiento de la GBA, “que el pasado día 21 de octubre el Falkor descubrió un nuevo “arrecife separado” de 500 metros de altura sobre el fondo marino y cuya parte más somera, de unos 300 metros de largo y 50 metros de ancho, se sitúa a unos 40 metros de profundidad (IMAGEN 7)”. Este nuevo arrecife es el primero en descubrirse en la GBA en los últimos 120 años y, además, las imágenes del ROV muestran una gran diversidad de organismos bentónicos y peces en este nuevo arrecife.
El objetivo principal de la campaña es estudiar el medio marino profundo al largo de la península de Cape York, situada en el extremo más septentrional de la GBA y que es una de las regiones más remotas y aisladas de Australia. Los ambientes marinos profundos en esta región son “un gran desconocido” para la comunidad científica, pues la única información existente procede de datos dispersos obtenidos por otros buques científicos durante su paso por estas aguas (cinco en los últimos 12 años). Es por ello que esta zona se considera una “frontera en el conocimiento”.
Partiendo de esta situación general de desconocimiento, el R/V Falkor está realizando una extensiva cartografía de los fondos oceánicos utilizando una sonda multihaz de alta resolución que, con la ayuda delas imágenes de video y muestras biológicas, de roca y sedimento obtenidas con el Vehículo Operado Remotamente (ROV, por sus siglas en inglés Remote Operated Vehicle) llamado “SuBastian” (en referencia al personaje de La Sirenita de Disney y que hizo su inmersión número 400 durante esta campaña), pretende dar respuesta a algunos interrogantes geológicos. Por ejemplo:¿Qué forma tienen los cañones submarinos en la región y cuál es su actividad?¿Existen arrecifes “ahogados” en esta región? ¿Cuál es el origen de los llamativos “arrecifes separados”?
Los cañones submarinos son grandes valles limitados por paredes de fuerte pendiente similares a los valles por los que circulan los ríos en tierra. Al igual que los ríos, los cañones submarinos transportan materiales a lo largo de su cauce, pero en su caso, el material procede de las zonas de aguas poco profundas situadas en las zonas costeras y la plataforma continental. Desde allí, el sedimento (junto con nutrientes y carbono orgánico asociados) se mueve por los cañones y se acumulan a su salida de forma similar a los deltas en la desembocadura de los ríos.
Los “arrecifes ahogados” son construcciones arrecifales similares a las actuales, pero que se desarrollaron en épocas en las que en nivel del mar estaba mucho más bajo que en la actualidad, por ejemplo, durante el último máximo glacial hace unos 20000 años cuando el nivel del mar estaba unos 120 metros por debajo del actual. Con la progresiva subida del nivel del mar, los arrecifes quedaron sumergidos y las comunidades biológicas que las formaban, especialmente los corales, se “ahogaron”.
La identificación de este tipo de arrecifes proporciona información muy relevante para reconstruir las variaciones del nivel del mar en el pasado reciente. Además, muchos de estos arrecifes constituyen un hábitat importante para comunidades arrecifales mesofóticas (aquellas que viven a profundidades algo mayores que las típicas de aguas someras).
Los “arrecifes separados” (detachedreefs) son arrecifes que se encuentran separados de la GBA a unos pocos kilómetros del borde de la plataforma y cuyo origen, todavía incierto, podría corresponder a arrecifes que se desarrollaron sobre pequeños fragmentos de continente separados de tierra por movimientos tectónicos.
Descubrimientos muy interesantes
“En lo que llevamos de campaña se han realizado algunos descubrimientos muy interesantes que auguran varios años de trabajo para los científicos”, explica Ángel Puga Bernabéu. Por ejemplo, los investigadores han logrado cartografiar completamente el deslizamiento submarino SwainSlide, un gran movimiento de tierra formado a partir del desprendimiento de arrecifes y sedimentos de la plataforma continental y talud situado a unos 250 kilómetros de la costa.
“Este deslizamiento tiene una anchura de unos 10 km y el material deslizado se ha desplazado más de 20 kilómetros sobre el fondo marino. Las imágenes obtenidas en esta campaña ponen de manifiesto la existencia de grandes bloques de material intacto rodeado abundantes bloques y derrubios de menor tamaño (IMAGEN 1)”, apunta Puga.
El comprender cómo se ha originado este gran movimiento submarino y las causas que lo han desencadenado tienen un gran interés científico. No hay que olvidar que eventos catastróficos de este tipo pueden generar tsunamis que afectan a la costa en cuestión de pocas horas, así como dañar las infraestructuras marinas como cables de comunicación o tuberías. Además, tanto las paredes de la cicatriz del deslizamiento como los bloques desprendidos proporcionan una base idónea para la colonización por parte de muchos organismos.
Además, los investigadores han observado un rico ecosistema marino tanto en el borde de la plataforma continental a profundidades poco esperadas (>100 m) (IMAGEN 2) como en ambientes marinos profundos sobre las paredes y fondo de los cañones submarinos. Esto pone de manifiesto que la gran riqueza y diversidad ecológica de la GBA no se limita a las aguas someras más conocidas.
Por otra parte, la cartografía del talud continental del sector más septentrional de la GBA ha mostrado la existencia de cañones submarinos con una morfología diferente y mucho más compleja que la que tienen los cañones situados en el sector central (IMAGEN 3). Las imágenes obtenidas con el ROV sugieren que muchos de estos cañones han estado en activo en épocas relativamente recientes. Las muestras de roca y sedimento obtenidas en las paredes y cauce de los cañones (IMÁGENES 4 y5) servirán para obtener información sobre su edad y las características del material que circula por ellos.
En relación con estos cañones submarinos, unas formas muy llamativas que se han observado son los llamados plunge pools, que son grandes depresiones con formas semicirculares formadas al pie de un gran escarpe (aquí de varios cientos de metros), similares a los que se desarrollan en las cascadas en tierra firme (IMAGEN 6). Su origen es todavía incierto. Podrían ser antiguas cascadas terrestres ahora sumergidas, tener un origen submarino o estar relacionado con estructuras tectónicas como fallas.
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