El Acueducto romano de Huelva y sus especies autóctonas
Fuente: Universidad de Huelva
Investigadores de la Universidad de Huelva han analizado la trascendencia de esta obra de ingeniería civil más allá del punto de vista histórico-arqueológico, abordando otras cuestiones, como la biodiversidad, que ha revelado la presencia de especies endémicas de carácter único e, incluso, exclusiva de medios insulares y que se han encontrado por primera vez aquí dentro del ámbito geográfico de la Península.
‘Aqva Onobensis. El Acueducto de Onoba Aestvaria’ es el trabajo editado por el catedrático de Arqueología, Juan Manuel Campos, y el profesor Titular de Arqueología, Javier Bermejo, ambos de la Universidad de Huelva. Un estudio multidisciplinar que analiza de forma pormenorizada el Acueducto de Huelva, la obra de ingeniería civil más significativa del panorama arqueológico de la ciudad onubense, cuyo interés trasciende su valor patrimonial.
Esta monografía cuenta con la intervención de especialistas de diferentes disciplinas humanísticas y experimentales, que ofrecen un amplio acercamiento a este emblema de Huelva desde múltiples perspectivas, lo que aporta un notable enriquecimiento al conocimiento existente hasta ahora de esta obra, en aspectos tan diferentes como sus sistemas constructivos, sus particularidades hidrológicas o los ecosistemas de sus galerías.
La publicación, tal y como explica Juan Manuel Campos, forma parte de un proyecto mucho más amplio, como es el Plan General de Investigación de la Zona Arqueológica de Huelva, que abarca los yacimientos de la ciudad de Huelva y su entorno, como sucede con Saltés, “un plan en el que cada año se hace el diagnóstico de un proyecto y, en 2019, se consensuó con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y con la Onubense que fuera del Acueducto de Huelva. El resultado del inmenso trabajo desarrollado por el grupo de especialistas de diferentes disciplinas nos pareció que era material suficiente para elaborar una monografía específica, habida cuenta de la importancia y de lo emblemático que es el acueducto romano para toda la ciudadanía, pues, incluso, muchas personas lo han vivido desde pequeño, por ejemplo, con la captación de agua de la Fuente Vieja, inserta en la ciudad desde tiempo inmemorial”.
A pesar de que existan estudios precedentes sobre el acueducto, Javier Bermejo concreta que “esta obra aporta novedades interesantes, como sucede con los aspectos relacionados con la hidrología y las características químicas del agua que nutre este conducto, pasando por las cuestiones arqueológicas y espeleológicas o hasta con temas relacionados con la biología, porque sus galerías subterráneas han posibilitado el desarrollo de un biotopo concreto. Por tanto, los resultados de este trabajo acercarán al gran público, de una manera mucho más directa y con un lenguaje de alta divulgación científica, el conocimiento sobre este espacio patrimonial, de ahí su relevancia, al aportar una nueva visión renovada y actualizada de conjunto”.
Aparición de especies únicas
Precisamente es esa trascendencia de esta obra de ingeniería civil la que ha llevado a los impulsores de este libro a analizar el tema de forma amplia, más allá del punto de vista histórico-arqueológico, abordando otras cuestiones, como la biodiversidad, que ha revelado la presencia de especies endémicas de carácter único e, incluso, exclusiva de medios insulares y que se han encontrado por primera vez aquí dentro del ámbito geográfico de la Península.
Y es que este lugar es todo un referente, cuya relevancia trasciende más allá de lo estrictamente patrimonial, puesto que, de un lado, es la obra más monumental que el periodo romano ha legado a la ciudad, la más compleja desde el punto de vista técnico y la más singlar en nuestro entorno arqueológico, y, por otra parte, se ha convertido en un elemento de subsistencia clave para la ciudad hasta prácticamente bien entrado el siglo XX. “El acueducto tiene una importancia que transciende lo puramente patrimonial, que es lo social y la supervivencia. Gracias al acueducto, la población de Huelva pudo desarrollarse en unas condiciones higiénicas más o menos razonables”, detalla el catedrático de Arqueología de la Onubense.
Hay que tener en cuenta que esta infraestructura es de época romana y, desde entonces, la captación del agua en la ciudad de Huelva se está obteniendo de los cabezos. De hecho, como añade el profesor Campos, “desde su construcción hasta hace prácticamente 40 años se ha vivido de esa agua en Huelva. Entonces, ha sido un elemento importantísimo para el desarrollo de la ciudad. En época romana hubiera sido muy difícil mantener unas termas, un abastecimiento público, una actividad portuaria y agrícola y, sobre todo, la industria del salazón, que necesitaba de muchísima cantidad de agua, sin el acueducto. Pero, además, como demuestra la propia instalación, ha sido renovada constantemente. En época medieval y en la Edad Moderna y Contemporánea se detectan reformas, como se ha visto en el estudio que hemos hecho. Y esto ha permitido que haya estado siempre muy ligado a la población onubense, porque además del suministro a la ciudad a través de las tuberías, también permitía a las personas coger agua de su fuente, sin olvidar que desde aquí se ha regado siempre los campos de cultivo del entorno, algo que no ha cesado nunca, dado que hoy se sigue haciendo con los huertos. Por lo tanto, está muy inserto en la población de Huelva”.
A todo ello, Javier Bermejo añade que “este doble aspecto convierten al Acueducto de Huelva en un referente más allá de lo estrictamente patrimonial, llegando a conformar en el imaginario colectivo de la ciudad hasta leyendas, historias que han ido revistiendo a la obra de ingeniería hidráulica de un halo, dentro de ese imaginario colectivo, como una obra peligrosa, todo producto de ese desconocimiento que progresivamente ha ido aumentando en el tránsito de los siglos modernos a época contemporánea, a medida que la funcionalidad iba decayendo”.
Su carácter subterráneo, una de sus muchas peculiaridades
A estas características hay que añadir una serie de peculiaridades que hacen de esta infraestructura un espacio de enorme atractivo gracias a elementos que lo singularizan en el contexto de las provincias romanas del imperio. Así sucede con el hecho de ser fundamentalmente subterráneo en la mayor parte del recorrido, a lo largo del cual va captando el líquido elemento de las capas permeables de los cabezos. Con un desarrollo norte-sur, esta obra se diseñó de manera arborescente, esto es, por medio de una galería principal en la que convergían otras secundarias. Este trazado y modo de captación, mediante galerías de infiltración, se complementaba con la técnica edilicia empleada en su construcción.
Como describe Juan Manuel Campos, “los cabezos de Huelva son una gran bolsa de agua. El romano tuvo la genialidad de saber cómo sacarle el agua de forma organizada, cómo aprovecharla de manera integral. Y la gran peculiaridad es que la mayoría de su trazado es subterráneo, pero no todo. Cuando llega a la ciudad, hay partes subterráneas y, otras, en superficie. Es posible, aunque no tenemos una garantía total, que pudiera haber algunos arcos para salvar el desnivel que hay entre los cabezos y la zona baja de la ciudad, aunque eso no es algo que esté corroborado. Si atendemos a los textos antiguos se hablan de los arcos y de las luces, con lo cual es posible que estuvieran ahí”.
Y es que, como puntualiza Javier Bermejo, no es el único acueducto del Imperio Romano subterráneo, pero este tipo no era muy habitual y, además, “una de las cuestiones que rápidamente llama la atención del Acueducto de Huelva son sus reducidas dimensiones, de apenas un 1,18 metros de altura x 0,35-0,45 metros de anchura. Esto convierte al canal de conducción en un habitáculo muy estrecho. Prácticamente, no hemos encontrado otro igual en el contexto de las provincias del imperio”.
Del mismo modo, también es muy particular el hecho de que capte el agua de los cabezos, “que actúan como una esponja. Esto hace que el acueducto no presente ningún tipo de revestimiento de argamasa, porque necesita precisamente que sea poroso para filtrar esa agua en la canalización, de ahí que sea un sistema -y es otra de las particularidades- ramificado. Es decir, no hay una única galería, como podría suceder en la gran mayoría de ejemplos de infraestructuras de esta naturaleza, sino que nos encontramos ante un desarrollo arborescente. Por fuentes literarias de época moderna sabemos que hay hasta ocho galerías que horadan los cabezos del Conquero, de tal forma que todas ellas vierten a una canal central y a la propia conducción”, según el doctor en Arqueología, que añade que también es muy significativa la propia construcción de la obra, “habida cuenta de la presencia de cuadrillas especializadas en el Andévalo onubense en el contexto de la minería, que eran traídas a la ciudad, a la colonia, para la ejecución de este proyecto, que, no olvidemos, necesitaba de un importante mecenazgo para su ejecución. En este sentido, debemos traer a colación que en la ciudad de Huelva reside el poder imperial de manera efectiva a través de un procurador, es decir, de un delegado que, entre otras funciones, debe mantener el puerto en perfectas condiciones. Y el acueducto está muy vinculado a él. Por tanto, creemos que por esa presencia de obreros especializados en las proximidades del territorio onubense sería muy factible que esta fuera ejecutada a instancias del fiscus imperial”.
Todas estas características individualizan a la obra onubense del resto del contexto de provincias, como así sucede con otros aspectos, como el empleo de determinados materiales constructivos o la ausencia de oquedades para poner las lucernas. Una serie de peculiaridades que aparecen de forma bastante pormenorizada en uno de los capítulos de la monografía presentada, donde se compara esta obra onubense con el resto del imperio. Este estudio permite conocer estos elementos de Huelva, que son novedosos, que contribuyen a su mejor conocimiento y a individualizar esta infraestructura.
Una publicación que tiene el doble objetivo de estar centrada en la alta divulgación científica, al tiempo que también está dirigida a los investigadores. De esta forma, como apunta Campos, “hay capítulos muy fluidos, muy del gusto de los lectores, como, por ejemplo, toda la documentación histórica que hay entorno al acueducto, que se lee con una facilidad extraordinaria; el propio tema de la biodiversidad, que llama mucho la atención y la gente lo puede asumir con mucha facilidad; e, incluso, en la parte arqueológica, más pura y dura, que se combina de diferentes partes, como puede ser, por ejemplo, la arqueoarquitectura, en la que hay que utilizar un lenguaje meta científico, muy dirigido a los investigadores. Pero, al mismo tiempo, tiene una parte de redacción, en la parte de las conclusiones, que cualquier lector puede entender perfectamente. Por esta razón, hicimos al principio unos capítulos de contextualización histórica. Es decir, hablamos un poco del urbanismo y del momento en el que se construye el acueducto. Y eso se hace en un lenguaje que la gente entiende muy bien. Por lo tanto, tiene esa visión destinada al investigador interesado en el ciclo del agua en época romana, que es una investigación muy prolija, con muchas publicaciones y muchos seguidores, y, por otro lado, es alta divulgación científica que puede llegar a grandes capas sociales de la ciudad de Huelva y de fuera de ella”.
Colección Onoba Monografía
En concreto, ‘Aqva Onobensis. El Acueducto de Onoba Aestvaria’ forma parte de la colección de Onoba Monografía, que dirige el propio Juan Manuel Campos y que fue fundada por su grupo de investigación ‘Vrbanitas. Arqueología y Patrimonio’ (HUM 132) al amparo de la revista de investigación Onoba: Revista de Arqueología y Antigüedad. Una colección muy fructífera, nacida hace dos años, dedicada a trabajos arqueológicos con tendencia a la multidisciplinariedad.
La publicación citada es el número 4 de esta colección, que en su primer número analizó un asentamiento de la provincia de Córdoba, mientras que el número 2 recoge el Corpus de las Ciudades Romanas de la Bética, que tuvo una gran repercusión internacional. Su número 3 fue sobre las minas de Riotinto, especialmente del tesorillo aparecido en este yacimiento. Y ya tienen preparados sus números 5 y 6, que estarán centrados en Tartessos y el mundo funerario de la ciudad de Huelva y su entorno, tanto la Costa como la Campiña, respectivamente. Por lo tanto, como resalta Juan Manuel Campos, “se trata de una colección que tiene garantizada su difusión internacional gracias a la buena labor que hace el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva y a los conciertos que la UHU tiene con todas las bibliotecas, centros de investigación y universidades, lo que garantiza la divulgación. De hecho, este trabajo del Acueducto de Huelva hemos tenido oportunidad de publicarlo con otras editoriales de gran relevancia, pero creemos que tenemos que prestigiar a la Universidad de Huelva, que nos da nuestro soporte vital en todos los sentidos”. Un agradecimiento que este catedrático de la UHU hace extensible a la Cátedra Aguas de Huelva, que ha financiado íntegramente la publicación, por lo que, sin su apoyo, no hubiera sido posible.
Dado el interés con el que cuenta el Acueducto y la Fuente Vieja de Huelva en la sociedad onubense, los responsables de esta publicación están organizando para el próximo otoño un acto público, con la presencia de todos los autores, para presentar la obra a la ciudadanía. Un debate que estará apoyado con una pequeña exposición, donde se explicará gráficamente, a través de paneles, la evolución del acueducto. El objetivo es que tenga repercusión social, “porque queremos que la obra llegue a la sociedad, que la gente conozca este trabajo y la pueda adquirir, sin olvidar que es fácil de leer, pues está en formato e-book en el Servicio de Publicaciones”.
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