Las personas ‘interesadas’ y que necesitan reconocimiento social son más adictas al móvil
Fuente: Universidad de Granada
Investigadores de la Universidad de Granada distinguen entre los rasgos de personalidad que aumentan o disminuyen el grado de vulnerabilidad ante la “nomofobia”, definida como el miedo a estar fuera del contacto con el teléfono móvil y considerada una fobia de la edad moderna.
Una investigación de la Universidad de Granada (UGR) ha distinguido entre los rasgos de personalidad que aumentan o disminuyen el grado de vulnerabilidad ante la “nomofobia”, definida como el miedo a estar fuera del contacto con el teléfono móvil y considerada una fobia de la edad moderna.
La investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada ha analizado los rasgos de personalidad que acentúan o protegen a cada persona de sufrir este tipo de adicción que se convierte en una enfermedad cuando modifica las rutinas o incapacita para desarrollar una vida normal.
La catedrática del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, Francisca López Torrecillas, explica que la investigación comenzó para profundizar en la nomofobia, una de las adicciones en auge de la edad moderna, y comprobar si existen perfiles o rasgos de la personalidad que influyan en la posibilidad de tenerla.
Esta adicción que genera dependencia del teléfono móvil afecta a hasta siete de cada diez españoles, según algunos estudios, y se mide por el número de horas que se dedican al móvil en sustitución de otras actividades y al miedo o la ansiedad al estar alejado del terminal.
Problemas de sueño y depresión
“El uso prolongado del teléfono provoca además problemas de sueño, depresión, daña las retinas, puede generar tensiones musculares y afecta al comportamiento, como cualquier otra conducta adictiva”, señala López Torrecillas.
La posibilidad de sufrir esta fobia depende de los principales rasgos de la personalidad, como los valores, la espiritualidad desde un concepto amplio y no religioso o la autotrascendencia.
Para demostrarlo, el equipo coordinado por López Torrecillas ha desarrollado dos pruebas a casi un millar de adultos andaluces, una para evaluar su nivel de nomofobia y otro con 240 ítems sobre temperamento y carácter.
Entre las conclusiones destacan como factores protectores ante la nomofobia los valores, la predisposición a colaborar, y la espiritualidad cercana a las corrientes de crecimiento personal “tolerantes socialmente, empáticas, serviciales y compasivas”.
Frente a este “escudo”, las personas que sufren esta adicción al móvil presentan rasgos relacionados con conductas que buscan la gratificación, “interesadas” o que requieren un refuerzo positivo del resto de la sociedad.
“La madurez espiritual, el deseo de sentirse realizado, la capacidad de meditar y el pensamiento no materialista, que se vinculan con altos niveles de satisfacción con la vida, aparecen en el estudio como protectores contra la nomofobia”, concluye López Torrecillas.
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