Las imitaciones de ámbar en época prehistórica
Fuente: Universidad de Sevilla
Un equipo de investigadores, liderado por el arqueólogo Carlos Odriozola de la Universidad de Sevilla, ha descubierto por primera vez cuentas de collar de ámbar falsificado en dos enterramientos prehistóricos de España. Para elaborar las piezas, que datan de la Edad de Bronce (2.500-1500 a.C.), los creadores recubrieron distintos materiales pequeños con resina de los árboles y afirman que los procesos de intercambio durante la prehistoria podrían haber favorecido la presencia de piezas de ámbar falso.
Durante la Edad del Bronce (2.500-1500 a.C.), el ámbar cobró gran importancia ornamental y simbólica para los pueblos prehistóricos europeos. Para imitar esta materia prima, muy demandada pero poco abundante, las comunidades de la Península Ibérica recubrieron cuentas de collar con resinas de los árboles.
Según el estudio publicado en la revista PLOS ONE, las comunidades prehistóricas de la Edad de Bronce de la península ibérica crearon piezas de ámbar falso recubriendo distintos tipos de soportes con este compuesto natural.
Este estudio ha sido liderado por el arqueólogo Carlos Odriozola, de la Universidad de Sevilla, y ha contado con la participación de los investigadores J. Daura y M. Sanz, del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la Universidad de Barcelona, y J.M. Martínez-Blanes y M.A. Avilés, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (centro mixto CSIC-US).
Muchos estudios arqueológicos han demostrado la importancia que tuvo el ámbar en cuanto a simbolismo y decoración para las poblaciones prehistóricas de Europa. Este estudio es el primero que habla de la presencia de piezas de ámbar falso en la península ibérica y en Europa, las cuales se habrían hecho recubriendo el núcleo de las cuentas de collar con resina de árboles. Los autores del estudio obtuvieron las piezas de ámbar falso en dos enterramientos prehistóricos de España: uno de ellos es la cueva de La Molina, en Sevilla, donde se hallaron dos cuentas del tercer milenio antes de Cristo; y el segundo la cueva del Gegant, cerca de Barcelona, donde se encontraron cuatro cuentas del segundo milenio antes de Cristo. Los autores estudiaron la composición y estructura química de las seis piezas y los recubrimientos de resina con el uso de espectroscopia infrarroja, microscopio electrónico y difracción de rayos X.
Las piezas de la cueva del Gegant tenían el núcleo realizado sobre un esqueleto de concha marina, cubierta por varias capas hechas con resina de árbol, probablemente de pino. Las cuentas estaban recubiertas también con un sedimento blanco con calcio. Las piezas de la cueva de la Molina también presentan una resina parecida al ámbar y las cubrían una capa de cinabrio y calcita en la zona más externa.
Los autores del estudio consideran que estas técnicas sirvieron para revestir distintos soportes con resinas de árboles que se usaron para imitar el brillo y color del ámbar original, puesto que, durante este periodo prehistórico de la Edad del Bronce, este material no era muy abundante y había mucha demanda en toda Europa. Los dos yacimientos también presentan otros materiales poco comunes de esta época, como son el marfil, el oro o el cinabrio; por lo tanto que se desconoce por qué estos individuos, que ya disponían de materiales exóticos y poco comunes, utilizaron alternativas al ámbar real.
Los autores del estudio creen, sobre todo en cuanto a la cueva del Gegant, que las personas que fueron enterradas con estas piezas podrían haber sido objeto de engaño y que les fueron comercializadas piezas falsas en lugar del ámbar real. Se plantea también en este estudio que los análisis químicos de piezas consideradas de “ámbar real” podrán prevenir en el futuro identificaciones erróneas de este tipo de material en yacimientos ibéricos.
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