Sevilla /
12 de febrero de 2019

Una de cal…tradicional

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Remedios Valseca / Fundación Descubre

Investigadores del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), las Universidades de Granada y Jaén han caracterizado la cal obtenida con métodos que datan de época romana y han detallado sus beneficios al aplicarse en la conservación del patrimonio cultural comparándola con los sistemas de fabricación actuales.

El uso de la cal es frecuente en la producción de pinturas y mortero, además de otras aplicaciones. El color blanco de los pueblos de Andalucía se debe a la tradición de pintar las fachadas con cal, que hunde sus orígenes en época romana. La razón de su uso es que este material supone un excelente aislante térmico natural, no sólo por la reflexión de la luz, sino porque es un material poroso que permite la absorción y retención del dióxido de carbono de la atmósfera, creando una pantalla impermeable a gases y humedad.

El color blanco de los pueblos de Andalucía se debe a la tradición de pintar las fachadas con cal, que hunde sus orígenes en época romana.

Primero los romanos, y después los pobladores de Al-Andalus, supieron crear el método perfecto para que las edificaciones mantuvieran unas condiciones de temperatura y humedad aptas para la habitabilidad gracias al uso de la cal en las fachadas y como elemento de cohesión en el mortero. Este sistema permanece intacto en la actualidad y desde 2011 la UNESCO lo reconoció como Bien Inmaterial Protegido. Los caleros de Morón, como así se conocen a aquéllos que aún viven de la fabricación de cal por el método tradicional reciben hoy la justificación científica de por qué su producto es mejor que los obtenidos por métodos industriales modernos.

Precisamente, las conclusiones finales del estudio definen sus beneficios desde el punto de vista químico, físico y mineralógico y establecen las diferencias principales entre el producto obtenido de manera tradicional y los elaborados con los nuevos sistemas industriales. “Aunque podamos pensar que se trata de un material anticuado y rudimentario, hemos puesto en evidencia sus ventajas detallando sus cualidades frente al uso de aglomerantes y pinturas sintéticas industriales” indica a la Fundación Descubre la investigadora del IAPH Esther Ontiveros, autora del estudio.

Esther Ontiveros, investigadora del IAPH y autora del artículo.

Los expertos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), la Universidad de Granada y la de Jaén demuestran en el artículo publicado en la revista Construction and Building Materials cómo se consigue un producto más microporoso, duradero y estable y, por tanto, de mayor calidad con hornos,  algunos datados en el siglo XV, que utilizan como fuente de calor restos de poda de olivo y de pino y que no requieren ningún otro tipo de energía procedente del petróleo como es el caso de los industriales.

La piedra caliza, extraída de canteras en la misma zona de Morón, es cocida lentamente y a baja temperatura. Esto provoca una emisión menor de dióxido de carbono a la atmósfera al mismo tiempo que se consigue un producto compatible con todo tipo de materiales, que no es agresivo y que admite las dilataciones provocadas por los cambios de temperatura, idóneo para trabajos de restauración del patrimonio cultural andaluz.

Referencias:

Esther Ontiveros Ortega, Encarnación M. Ruiz Agudo y Alfonso Ontiveros Ortega. ‘Thermal decomposition of the CaO in traditional lime kilns. Applications in cultural heritage conservation’. Construction and Building Materials. 2018

Más información:

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e-mail: comunicacion@fundaciondescubre.es


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