Investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC) y de la Universidad de Cádiz han caracterizado las propiedades beneficiosas de una medusa que reapareció hace pocos años en las costas de Andalucía. Los potenciales usos de esta especie podrían orientarse hacia la gastronomía o productos farmaceúticos y cosméticos.
La primera idea que se asocia con las medusas son sus irritables picaduras y las molestias que suponen para los bañistas que ven interrumpidos sus soleados baños en el mar cuando alzan la bandera roja ante su presencia. Para los pescadores, su aparición masiva también plantea un perjuicio considerable, ya que aparecen en sus redes en mayor cantidad que el pescado buscado. Sin embargo, para el mercado asiático es un manjar exquisito por sus aportes antioxidantes y por ser ricas en ácidos grasos beneficiosos para el organismo desde hace siglos.
Las medusas son la base de pesquerías comerciales costeras en diferentes partes del mundo, particularmente en aguas tropicales y subtropicales de Asia, con una historia que cuenta más de 1.700 años. En 2016, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) se estimaron 750.000 toneladas capturadas, con un valor comercial de más de 2.300 millones de euros.
Atendiendo a esto, un equipo de investigación formado por miembros del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC), la Universidad de Cádiz y la Universidad de Messina en Italia pensó en profundizar en las propiedades antioxidantes y organolépticas de una especie de medusa redescubierta en las costas del Atlántico oriental y Mediterráneo, llamada Rhizostoma luteum.
Este espécimen pasó desapercibido durante más de 60 años hasta que en 2012 fue caracterizado. El mismo grupo investigador y, gracias a la ayuda del zoo de Viena, consiguieron crear el hábitat necesario para que pudieran sobrevivir en cautividad, al mismo tiempo que describían su ciclo de vida. En esta ocasión, las investigadoras han definido los componentes orgánicos de la medusa Rhizostoma luteum en el artículo publicado en la revista Marine Drugs planteando así los beneficios de su explotación pesquera y de cultivo y sus posibles aplicaciones como base de diferentes industrias.
El paraguas de esta medusa alcanza más de 60 centímetros, pesa 13 kilogramos y tiene 3 metros de tentáculos, convirtiéndose en una de las especies más grandes de esta familia. “En el mercado asiático el consumo de otras especies de la misma familia es frecuente por el alto contenido en ácidos grasos y lípidos beneficiosos para la salud, por lo que podría convertirse en un producto destinado a la exportación desde nuestras costas o viveros”, indica a la Fundación Descubre Laura Prieto, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, autora del artículo.
Fuente de antioxidantes y colágeno
La investigadora apunta que los resultados de la investigación han demostrado un alto contenido en sustancias beneficiosas para la salud. La actividad antioxidante descrita, atribuida a los contenidos de proteínas y fenoles, es la mayor conocida en estos animales marinos. Además, la composición de los ácidos grasos muestra notables diferencias con otras especies estudiadas anteriormente, fundamentalmente en los niveles de ácidos oleico y linoleico, que contribuyen a la regulación de la tensión arterial y del colesterol y previenen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
También han determinado su potencial capacidad fotoprotectora de la radiación ultravioleta y su actividad para favorecer el buen funcionamiento de los melanocitos, responsables de la pigmentación de la piel. Por otro lado, el alto contenido en colágeno, un tejido que tiene la propiedad de rehidratar las células, dándoles elasticidad, las hacen una fuente idónea para su aplicación en cosmética y biomedicina.
Por el momento, las investigaciones se han llevado a cabo en animales jóvenes, por lo que las expertas plantean continuarlas con ejemplares adultos para observar si estos compuestos bioactivos aumentan con el tamaño y la edad y así determinar cuál es el mejor momento para su extracción. El hecho de que ya han completado su ciclo de vida en cautiverio establece que la Rhizostoma luteum es un potencial prometedor para su uso en biotecnología.
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