Almería /
25 de mayo de 2015

Persiguiendo la huella cero

Fotografía ilustrativa de la noticia

‘Sostenibilidad a Medida’ es una empresa almeriense especializada en el desarrollo de estrategias sostenibles para eventos. En pocas palabras: se dedican a proponer actividades y pautas ‘a la carta’ para lograr que cualquier acción degrade lo menos posible el medio ambiente y no deje rastro de su impacto.

Imagen del creador de Sostenibilidad de Medida, Juanjo Amate.

Imagen del creador de ‘Sostenibilidad de Medida’, Juanjo Amate.

Entre 2012 y 2013, la banda granadina Niños Mutantes realizó una gira para presentar su, por aquel entonces, último trabajo ‘Náufragos’. Entre concierto y concierto, el grupo decidió calcular su huella de carbono, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero que los miembros emitirían, directa o indirectamente, durante el desarrollo de la gira.

Para ello hubo que medir las emisiones de CO2 –dióxido de carbono- derivadas de sus actuaciones, en este caso, las producidas en los desplazamientos entre las distintas ciudades de la gira y las derivadas del consumo eléctrico durante los ensayos, pruebas de sonido y los propios conciertos. El resultado fue una huella de carbono –que se mide en kilos- de casi 20 toneladas

Pero, aún había más ¿Cómo reducir o compensar el impacto medioambiental causado por esas emisiones? Los expertos consideran que un árbol es capaz de transformar en torno a una tonelada de CO2 en oxígeno limpio a lo largo de toda su vida, aunque este dato varía mucho dependiendo del tipo de árbol y de su capacidad de generación de hojas y madera que son las que «fijan» ese CO2 y lo convierten en oxígeno. Niños Mutantes decidió plantar en Capileira, pueblo de la Alpujarra granadina, un pequeño bosque de más de 100 árboles que mitigaran los efectos causados por sus emisiones: el Bosque Mutante.

Propuestas personalizadas

La experiencia del grupo granadino es un ejemplo de cómo llevar la sostenibilidad a un evento, en esta ocasión, a una gira de conciertos. ¿De dónde surge la idea? Detrás de este proyecto está la mano de Juan José Amate, licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Almería y fundador, en esta ciudad, de Sostenibilidad a Medida, la responsable de iniciativas como la protagonizada por Niños Mutantes.

Sostenibilidad a Medida es una empresa social lo que, básicamente, significa que su modelo de gestión es similar al de una entidad privada pero sus objetivos se acercan más a los de una ONG o a los de una administración pública, orientadas a resolver problemas sociales. En este caso, los que tienen que ver con el medio ambiente. “Uno de nuestros fines principales es fomentar la cultura de la sostenibilidad. Concienciar a los clientes y, al público en general, de que cualquier actividad que haga va a tener un impacto medioambiental pero que siempre se puede mitigar, reducir o compensar”, afirma Juan José Amate.

Imagen de la empresa Sostenibilidad a Medida.

Imagen de la empresa ‘Sostenibilidad a Medida’.

Para poner en práctica este propósito, ofrecen a sus clientes soluciones personalizadas para que la actividad que desarrollen esté en equilibrio con el entorno natural que la rodea y no lo degrade. Dicho de otra forma, diseñan sostenibilidad a medida, proponiendo acciones diferenciadas en cada uno de los proyectos. Estas actividades no se reducen sólo a aspectos ambientales sino que abordan cuestiones sociales y también económicas.

En la edición 2013 del Sherry Sound Festival, evento musical que se celebra en Jerez de la Frontera (Cádiz) durante un fin de semana de agosto, la empresa elaboró una estrategia de sostenibilidad integrada por 12 iniciativas.

Se incluían medidas para potenciar el uso del transporte público y facilitar el desplazamiento de los asistentes de manera que éste fuese lo menos contaminante posible, fomento de la economía de proximidad apostando por la gastronomía típica de la zona y el consumo de productos locales, disposición de un área especial dentro del recinto para personas con movilidad reducida, instalación de una ludoteca para la conciliación de la vida familiar o el cálculo de la huella de carbono derivada del consumo de energía y los desplazamientos. Ésta se compensó con la plantación de un pequeño bosque en el entorno del Festival.

Si, en lugar de a un festival de música, se trata de llevar la sostenibilidad a un desfile de carnaval en Barranquilla, Colombia, la estrategia cambia. En febrero de este año, y en colaboración con una empresa eléctrica del país latinoamericano, Sostenibilidad a Medida puso en práctica un plan de acción con diferentes acciones como medir la huella de carbono a partir de los desplazamientos de los participantes en el desfile y el consumo de combustible asociado. Además, el objetivo era reducir el consumo de agua en la preparación de alimentos y bebidas consumidos durante la fiesta; la reutilización y reciclado de los trajes de los miembros de la comparsa, las baterías de iluminación, el material publicitario y, en general, de los residuos generados en el evento.

Como toda huella deja un rastro que hay que borrar, en esta ocasión la neutralización de las emisiones de CO2 se compensó con una siembra de árboles y la instalación de paneles fotovoltaicos en Barranquilla.

Midiendo la sostenibilidad

La puesta en marcha de éstas y otras muchas acciones es la parte visible de una sostenibilidad de la que Juan José Amate comenta: “Ni es un concepto general porque ya hemos visto que varía en función de cada organización, de sus retos o del territorio en el que esté ni es algo etéreo o no cuantificable”.

Así, pues… ¿se puede medir la sostenibilidad? Sí. Incluso desde dos perspectivas. “Por un lado, incorpora valores intangibles como la mejora de la calidad de vida: un medio ambiente cuidado, alimentos más sanos o una menor contaminación atmosférica. Pero también hay unos índices de referencia que permiten cuantificarla”, explica el emprendedor. Entre estos destacan la huella hídrica, que mide el impacto ambiental causado por el uso del agua; o la huella ecológica, relacionada con el uso que el hombre hace de los recursos naturales y la capacidad de la Tierra para regenerarlos.

Huella de carbono.

Huella de carbono.

Huella de carbono

Sin embargo, el indicador del que seguramente más se habla en los últimos años es la huella de carbono que recoge la emisión de los kilos de CO2 que genera un individuo y que incluye, sobre todo, el consumo de energía eléctrica y las emisiones provocadas por el transporte. Para calcularla se contabilizan los kilovatios y los kilómetros recorridos según el medio utilizado, ya que la emisión de CO2 de un avión no es la misma que la de un coche, por ejemplo. La de la bicicleta sería cero. Con estos datos en la mano se hace la conversión a kilos de CO2 según una serie de estándares internacionales como Greenhouse Gas Protocol (GHG Protocol) o la norma ISO 14064-1.

Para hacerse una idea, la huella media de carbono en Andalucía es de 5 toneladas por persona y año, una cifra que la futura Ley de Cambio Climático andaluza pretende reducir a 4,28 en 2020. “Un objetivo aún  poco ambicioso”, señala Juan José Amate.

El aspecto ‘positivo’ de la huella de carbono es que se puede compensar realizando actividades que también produzcan CO2. “La situación ideal sería prevenir esas emisiones de gases de efecto invernadero, empezando por cambiar hábitos. Coger la bicicleta en lugar el coche. Pero, una vez emitidas, lo único que se puede hacer es restarle ese CO2 a la atmósfera ¿Cómo? Hoy por hoy, a través de la plantación de árboles que fijen esas toneladas que yo he generado. Así el balance es cero”, continúa Amate.

El emprendedor es consciente de que aún queda mucho por hacer para que todas estas medidas dejen de ser excepcionales y alcancen la categoría de habituales. “Considerar la sostenibilidad como un valor ‘a invertir’ es una ardua tarea que requiere mucha labor de educación y concienciación. Hay que tener claro que lo que se recibe a cambio no es material ni económico. Es social. Es, en definitiva, una mejora del entorno en el que vivimos. ¿Cómo no lo vamos a intentar?”, sostiene.


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