Que el tiempo que transcurre entre que las primeras gotas de lluvia comienzan a tocar la tierra y el instante en el que esa misma tierra ya no puede retener más cantidad de agua sea más o menos dilatado determinará la concentración de bacterias y microbios contenida en ese agua que escurre por la superficie del suelo.

La inmensa mayoría de las bacterias no viajan solas, sino adheridas a partículas de polen de un tipo de plantas herbáceas: la Artemisia. Ésta es al menos una de las principales conclusiones de un estudio publicado por el investigador egresado del departamento de Botánica de la Universidad de Córdoba José Antonio Oteros en el Journal of Allergy and Clinical Immunology, la revista número uno en el área de las alergias.