PhycoGenetics surge de una necesidad y un objetivo. La necesidad: seguir haciendo investigación fuera del ámbito universitario, un sector maltratado por la falta de fondos que hace cada vez más complicado el trabajo en laboratorio. El objetivo: transferir al mercado, a las empresas, la tecnología y los conocimientos adquiridos en la Universidad.
¿Y qué mejor forma de aunar ambas premisas que una empresa de base tecnológica? Dicho y hecho. Aprovechando una convocatoria del Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación (CEIA3) para la creación de spin-off, Rosa León, Marta Vila y Antonio Morillo decidieron presentar a concurso su idea: una empresa que ofrece soluciones para la mejora biotecnológica de microalgas. Según cuenta la emprendedora, decidieron ‘tirarse a la piscina’. No les fue del todo mal ya que PhycoGenetics se alzó con el primer premio. Entre papeleo y requisitos varios, la spin-off quedó constituida a finales de 2013, recibiendo varios premios como el A3BT del Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEIMAR) para fomentar el emprendimiento y la innovación en el sector marino.
Desde que decidieron cambiar las aulas por las oficinas, los socios han aprendido de primera mano las vicisitudes del mundo empresarial. De esta nueva aventura destacan el aprendizaje acumulado y la ayuda recibida de entidades como la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de Huelva y el Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) de Huelva. Sólo lamentan el tiempo que los diversos trámites les quitan, en ocasiones, para hacer lo que realmente les gusta: ponerse la bata, coger la pipeta y encerrarse en el laboratorio.
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