17 de octubre de 2017

Una mirada social: envejecimiento digno y positivo

Fotografía ilustrativa de la noticia

Informa: Luz Rodríguez / Fundación Descubre.

Asesoría científica: Lucía González.

Si importante es la salud cuando se habla de envejecimiento, no lo es menos las implicaciones sociales de esta etapa vital. En los próximos años se va a producir una reestructuración de la sociedad que repercutirá en las pirámides demográficas futuras. La población mayor de 50 años aumentará de forma considerable, por lo que se plantean nuevos escenarios en respuesta a estos cambios. Investigadores y emprendedores sociales se unen en Andalucía para desarrollar proyectos y buscar soluciones ante los retos futuros derivados del aumento de la longevidad.
Lucía González, doctora en Ciencias Sociales y gerente de  Proyectos  de la Fundación AgiengLab.

Lucía González, doctora en Ciencias Sociales y gerente de Proyectos de la Fundación AgiengLab.

Según los expertos, el envejecimiento debe ser contemplado como un fenómeno que afecta no sólo a los poderes públicos, sino a toda la sociedad. En el futuro es posible que existan nuevas directrices de empleo, nuevas formas de trabajo y tendencias económicas que atiendan las necesidades planteadas por una sociedad longeva. Es muy importante por ello tener en cuenta las oportunidades tanto económicas como sociales que esta situación brinda y apostar por la construcción de sociedades que presten mayor atención a las personas mayores.

En el Libro blanco del envejecimiento activo editado  en 2010 por la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, se recoge que “el envejecimiento activo no ha de verse solo como una política de acción derivada de la necesidad de adaptarse al crucial cambio demográfico que acarrea el envejecimiento de la población. Debe ser contemplado como una palanca de transformación, que permita adaptar la sociedad –con el esfuerzo de los poderes públicos y de la ciudadanía- a un cambio de paradigma sobre la imagen y valor de las personas mayores”.

En ese proceso de adaptación y en la búsqueda de iniciativas destinadas a este colectivo están trabajando un buen número de grupos de expertos en todo el mundo. Uno de estos grupos es una red de expertos internacionales impulsada desde la Universidad de Jaén. AgiengLab es una fundación andaluza creada en 2013 con el objetivo de convertirse en referente en innovación social sobre envejecimiento. Surge de la inquietud del personal investigador de la universidad y personal directivo de empresas sociales por construir una sociedad para todas las edades en un contexto de cambio social que tiene como características más significativas el envejecimiento de la población y el incremento de la esperanza de vida de las personas.

Como explica Lucía González, doctora en Ciencias Sociales y gerente de  Proyectos  de la Fundación, “AgeingLab tiene vocación de integrar y transferir conocimiento, de establecer sinergias, de aglutinar iniciativas, de apoyar la profesionalización y mejora competencial de las personas que trabajan en torno al envejecimiento desde cualquier sector y de impulsar acciones empresariales responsables para que la vida de las personas mayores sea más autónoma”. Entre las diferentes iniciativas en las que se materializa la transferencia de conocimiento de esta institución cabe destacar sus estudios y proyectos, la formación y eventos como su Congreso Internacional Envejecimiento y Dependencia y sus publicaciones (revista digital EIOVA).

La Fundación participa en proyectos a través de su laboratorio social ‘Living Lab’, una iniciativa que permite la participación activa del usuario, desde su propia realidad, en el proceso de diseño o rediseño de proyectos, productos y servicios, donde son los propios usuarios y usuarias los co-creadores junto a investigadores, empresas y personalidades del ámbito académico.  Esta iniciativa es transversal y se puede aplicar a todos los ámbitos: tecnológico, diseño de mobiliario, turismo, salud, etc.  También participan actualmente en el proyecto de I+D+i  REMIND: The use of computational techniques to improve compliance to reminders within smart environments, coordinado por la Universidad del Ulster (Reino Unido)  en colaboración con la Universidad de Jaén. Su objetivo es la creación de una red internacional e intersectorial para facilitar el intercambio de personal para progresar en el desarrollo de tecnologías de recuerdo, dirigidas principalmente a personas con demencia, que se puedan desplegar en entornos de inteligencia ambiental.

Y añade, “todas las iniciativas están alineadas con nuestro Modelo de Envejecimiento Digno y Positivo (EDP), un modelo de intervención que parte de la premisa del envejecimiento como oportunidad de desarrollo vital para las personas que envejecen y plantea un nuevo reto para los actores que debemos dar soluciones próximas, flexibles y creativas al mismo (envejecimiento positivo) que a su vez respete y mantenga derechos fundamentales (envejecimiento digno)”.

La innovación y el emprendimiento pueden aportar sobre todo “formas diferentes de ver y hacer las cosas, es decir, nuevos elementos que nos ayuden a abordar el reto al que nos enfrentamos más allá de lo que tenemos (nuevos modelos de atención, nuevos protocolos de actuación, nuevas actividades que sean más interesantes para las personas usuarias, formas diferentes de utilizar los recursos existentes, etc.). Parece que innovación y emprendimiento no tuvieran cabida en el ámbito social y sería todo lo contrario, ya que se trata en definitiva de buscar espacios para ser disruptivos y plantearnos cuestiones y soluciones que de otro modo no haríamos”, destaca la experta.

Las nuevas tecnologías al servicio de las personas mayores

La tecnología y su potencialidad es un recurso bastante desconocido en el campo de la intervención social y sociosanitaria; una herramienta muy poderosa que requiere de su “normalización” dentro de estos ámbitos.

Hasta la fecha se han desarrollado multitud de dispositivos y proyectos piloto de I+D+i que han carecido de una forma u otra de conexión con las necesidades reales de las personas y/o del mercado al que iban destinadas. Sin embargo, la teleasistencia ha sido una de las pocas tecnologías socializadas en nuestro contexto actual, lo que quiere indicar “que puede haber futuro”. “Desde mi óptica, la tecnología – señala González –  tiene un enorme potencial para realización de seguimientos con personas y familias, y en torno a la promoción de la autonomía personal. La clave se encuentra en que sea diseñada con las personas destinatarias y no para ellas”.

“Es importante no establecer una etiqueta que discrimine entre persona mayor activa y persona mayor dependiente; la mejor línea continua que hay entre ambos conceptos es la promoción de la autonomía personal, es decir, el estímulo y mantenimiento de las capacidades de las personas durante todo el proceso de envejecimiento en la medida de lo posible”, destaca a modo la conclusión.


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