21 de mayo de 2014

Relacionan ciertos marcadores inflamatorios con las etapas tempranas de la esquizofrenia

Fotografía ilustrativa de la noticia

Fuente: José T. del Pozo / Fundación Descubre

Investigadores del Departamento de Neurociencias de la Universidad de Cádiz pertenecientes al Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) del Instituto de Salud Carlos III han demostrado que determinados procesos relacionados con la inflamación que tiene lugar en el cerebro se asocian a los primeros episodios psicóticos que se producen en la esquizofrenia. La Organización Mundial de la Salud define esta enfermedad como un trastorno mental grave caracterizado, entre otros síntomas, por modificaciones en la percepción de la realidad. Según apuntan los expertos, en situaciones de estrés, el cuerpo humano activa una serie de procesos o mecanismos de defensa consistentes en la liberación de una serie de moléculas biológicas, denominadas mediadores pro- y anti-inflamatorios, que permiten al cerebro responder de forma eficaz ante un agente ‘agresor’.

En concreto, es el primer estudio que se ha centrado en analizar cómo, en individuos genéticamente predispuestos, estos sistemas biológicos del organismo no responden de la forma adecuada y prevista ante estímulos estresantes y se producen, de este modo, ciertas modificaciones en los procesos inflamatorios que pueden favorecer la aparición de patologías neuropsiquiátricas como la esquizofrenia.

En el artículo ‘Pro-/Anti-inflammatory Dysregulation in Patients With First Episode of Psychosis: Toward an Integrative Inflammatory Hypothesis of Schizophrenia’, publicado en la prestigiosa revista Schizophrenia Bull, los expertos han demostrado que los primeros episodios de esquizofrenia se relacionan con una disminución de los mediadores anti-inflamatorios, que son los encargados de regular la respuesta del organismo al estrés. “Los brotes psicóticos iniciales están asociados a una pérdida del balance óptimo necesario entre los factores pro- y anti-inflamatorios, es decir, se produce una alteración negativa en el proceso inflamatorio que se ha generado por la exposición a estrés. Esto indica que nos encontramos ante señales bioquímicas precoces que podríamos usar para prever el pronóstico de la enfermedad  y con ello tratar de evitar su progresión”, explica a la Fundación Descubre uno de los responsables del estudio, Juan Antonio Micó, investigador de la Universidad de Cádiz y miembro del CIBERSAM.

El estudio, que incluyó a 117 participantes procedentes de seis centros hospitalarios de toda España, se desarrolló entre septiembre de 2010 y junio de 2011. “Empleamos el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) para comprobar que todos ellos se encontraban en una etapa inicial donde tienen lugar los primeros brotes psicóticos, es decir, durante el primer año”, explica.

Y añade: “Comprobamos, mediante pruebas bioquímicas desarrolladas en las universidades de Cádiz y Complutense de Madrid, como una gran parte de los pacientes que se incluyeron en el estudio presentaban una respuesta inadecuada provocada por la pérdida del equilibrio óptimo entre los factores pro- y anti-inflamatorios”.

Nuevos horizontes terapéuticos

Además de emplear estos marcadores biológicos para el diagnóstico y seguimiento de la esquizofrenia, los investigadores apuntan nuevas aplicaciones principalmente relacionadas con el tratamiento de la enfermedad. “Estos hallazgos pueden abrir el camino a futuros fármacos antipsicóticos con mecanismos de acción muy diferentes de los utilizados hasta el momento de forma que permitan evitar el avance de la enfermedad una vez que los primeros síntomas han aparecido”, avanza.

Para concluir, estos datos han permitido a los investigadores abrir nuevas líneas de trabajo con el objetivo de comprobar cómo evolucionan estos indicadores (pro- y anti-inflamatorios) a lo largo de la enfermedad. “Estas alteraciones pueden servir como biomarcadores para el diagnóstico temprano y el seguimiento de la esquizofrenia. No obstante, todavía es necesario desarrollar estudios más profundos, es decir, durante más tiempo y con un mayor número de pacientes”, apostilla Micó.

Estos resultados son fruto del proyecto Intramural Projects 2010 (P02): Flamm- PEPs, Inflammatory alterations in schizophrenia: search of biological markers in first-psychotic episodes, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y el Instituto de Salud Carlos III y coordinado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM).

Referencia

García-Bueno B, Bioque M, Mac-Dowell KS, Barcones MF, Martínez-Cengotitabengoa M, Pina-Camacho L, Rodríguez-Jiménez R, Sáiz PA, Castro C, Lafuente A, Santabárbara J, González-Pinto A, Parellada M, Rubio G, García-Portilla MP, Micó JA, Bernardo M, Leza JC. (2014). ’Pro-/Anti-inflammatory Dysregulation in Patients With First Episode of Psychosis: Toward an Integrative Inflammatory Hypothesis of Schizophrenia’. Schizophrenia Bull. Mar; 40(2):376-87

Imagen:

Proceso neuroinflamatorio:

https://www.flickr.com/photos/fundaciondescubre/14049543188/ 

Más información:

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