Uno de los fenómenos meteorológicos protagonistas en España en octubre ha sido Leslie, huracán reconvertido en tormenta a su llegada a la Península. “Pasó en forma de tormenta tropical, fenómeno que se identifica claramente porque su núcleo es más cálido que el entorno, diferenciándose así de las borrascas que ‘visitan’ normalmente España (propias de latitudes medias), cuyo núcleo es frío”, manifiesta Luis Fernando López Cotín.
De esta manera, fenómenos de este tipo, continúa el experto, llevan asociados vientos muy fuertes y un potencial importante de precipitaciones: “En cuanto a las previsiones de Leslie, hubo avisos previos y seguimiento en tiempo real cuando llegó a la Península, si bien Leslie, como suele ocurrir, tuvo una trayectoria relativamente errática”. En cuanto a los daños personales y estructurales ocasionados, López Cotín aclara cuáles son las medidas generales para paliar este tipo de fenomenología: “Todas las infraestructuras se hacen para aguantar unas determinadas condiciones climatológicas. No hay infraestructuras, a excepción, quizá, de las pirámides, que estén hechas a prueba de todo. De hecho, se hacen para soportar hasta determinados límites, si bien a veces la naturaleza los supera”.
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