22 de mayo de 2015

La parte tangible de la sostenibiliad

Fotografía ilustrativa de la noticia

La huella hídrica mide el impacto que determinadas actividades tienen en los recursos basados en el agua. Se refiere, básicamente, a la cantidad de agua potable empleada en el ciclo de vida de un producto, ya sea de un tomate o de cualquier ensalada. Habría que calcular el agua potable utilizada en los procesos de producción (cultivo, limpieza, envasado, etc.).  Para abordar el cálculo, hay distintos estudios, por gamas de productos y territorios, que ayudan a obtener los datos de consumo pero, en palabras del emprendedor, estos no son demasiado exhaustivos por lo que hay que echar mano de la creatividad y los conocimientos técnicos.

Respecto a la huella ecológica, es un indicador que se emplea como referente de sostenibilidad de un territorio. “Cuando se dice que para mantener nuestro actual nivel de vida necesitaríamos un planeta y medio, hablamos de la huella ecológica”, aclara Amate. Ésta se define como la superficie per cápita necesaria para producir materias primas y bienes como el agua o la electricidad y para albergar los residuos generados en un territorio concreto. Entre los países con mayor huella ecológica siempre aparecen Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait o Estados Unidos.

Para su evaluación, o para saciar la curiosidad, lo mejor es consultar la Global Footprint Network (http://www.footprintnetwork.org), una organización que ofrece un análisis de la huella ecológica por países.


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