Algunos ejemplos de la aplicación de este tipo de tecnología son los proyectos GISPOOL o SEGVERT –acrónimo, este último, que procede de SEGuimiento de VERTidos-. El primero está destinado a la detección de elementos de interés para la gestión del agua como zonas verdes, piscinas o campos de golf, por ejemplo, a partir del procesamiento de imágenes satelitales. “Esta técnica facilita un caudal de información fiable que permite prever la demanda de agua y así mejorar la gestión garantizando un uso más sostenible”, sostiene el experto.
Por su parte, según Gutiérrez, la otra iniciativa basada en visión artificial está relacionada con la protección de las zonas costeras: “En concreto, persigue la identificación de vertidos en la costa mediante la instalación de cámaras de vídeo que hacen un barrido continuo de la costa, en este caso la de Torremolinos, municipio en el que se realizó este proyecto junto con Aguas de Torremolinos. El sistema permitió localizar en el agua del litoral la presencia de vertidos, que podían suponer un riesgo de contaminación en el agua de sus playas”. De este modo, el sistema de visión artificial capta diversas imágenes mediante cámaras ubicadas en posiciones elevadas, y éstas envían las fotografías a un servidor central, situado en la empresa, donde un algoritmo detecta la presencia de vertidos en el agua. “En caso positivo, envía un aviso automático al ayuntamiento o a la empresa gestora de agua con la localización del vertido en cuestión de un minuto aproximadamente. De esta forma, se facilita la toma de muestras del potencial foco de contaminación”, concluye el especialista.
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