Investigadores de la Universidad de Granada demuestran que el estrés oxidativo varía geográficamente
¿Envejecemos igual en Sierra Nevada (Granada) que en San Fernando (Cádiz)? ¿Nuestra actividad biológica es idéntica a 2.800 metros sobre el nivel del mar que a 100 metros? Existe poca bibliografía científica sobre cómo nos afecta el estrés oxidativo según el punto en el que nos encontremos o el lugar que habitamos. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han concluido -tras un estudio en una especie de lagartija- que, efectivamente, “los factores de estrés ambientales varían geográficamente y que, por lo tanto, los organismos que habitan en diferentes sitios se enfrentan a diferentes ambientes oxidantes”.
Esta afirmación es fruto del trabajo realizado en los últimos años por el equipo granadino con ejemplares de lagartija colilarga (Psammodromus algirus), abundante en la comunidad autónoma,y a la que mediante el análisis de enzimas antioxidantes y daño oxidativo, en muestras de tejido procedente de un trozo de cola a alturas sobre el nivel del mar entre los 300 y 2.500 metros. El artículo titulado Oxidative stress decreases with elevation in the lizard Psammodromus algirus ha tomado en su elaboración datos proporcionados por la Red de Información Ambiental de Andalucía (Rediam) de temperatura y radiación solar para describir las condiciones ambientales de cada zona de muestreo, en el caso de la zona baja, en Orgiva; y la zona alta, en el refugio de Poqueira. El trabajo será publicado en Comparative Biochemistry and Physiology, Part A este mes de junio.
“El estrés oxidativo es una respuesta fisiológica a los agentes oxidantes, y se puede medir de muchas maneras, nosotros hemos medido la actividad enzimática antioxidante y el daño oxidativo. Estos factores oxidantes pueden ser muy variados, desde las altas temperaturas hasta la radiación ultravioleta o la exposición a contaminantes. El estrés oxidativo es importante porque participa en los procesos de daño y envejecimiento celular.”, asegura Senda Reguera, investigadora de la UGR y autora principal del trabajo. Durante el estudio,“comprobamos que según el punto de procedencia de las lagartijas, el estrés oxidativo y el daño causado era diferente”. “Para nuestra sorpresa es mayor en zonas más bajas, por ejemplo, en el Valle del Guadalfeo, que en los espacios de montaña”, prosigue. A diferencia de otros estudios en los que se emplea sangre o vísceras, los investigadores de la UGR tomaron 20 muestras de la cola en 20 lagartijas in vivo. “Se trata de un procedimiento lógico puesto que su cola se regenera en poco tiempo”, apunta.
Una vez comprobada la actividad antioxidante y daño oxidativo de las muestras recogidas, los científicos de la UGR comprobaron que el estrés oxidativo para esta especie es mayor en las zonas bajas que en las altas. “Fue una sorpresa. Al ser reptiles, probablemente, su condición de ectotermos les afecte más las altas temperaturas que otros agentes como la radiación ultravioleta. Sin embargo esto no quiere decir que en los humanos ocurra lo mismo, ya que la fisiología es muy diferente. De hecho en algunos estudios se ha visto que los humanos pueden presentar más daño oxidativo en altitudes elevadas, en relación con la disponibilidad de oxígeno y la producción de más radicales libres».
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